Capitulo 30

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Desde dónde estaba podía observar a lo lejos mi casa. Estoy tan cerca y tan lejos, la adrenalina que sentía y la que me mantiene de pie comienza a desaparecer. Hago un esfuerzo sobre humano y cuando finalmente estaba dentro de la acogedora mansión mis piernas comenzaron a temblar junto con todo mi cuerpo. Mis piernas no pudieron soportar un sólo segundo más todo mi peso y sin poder evitarlo mis rodillas impactaron con el suelo provocando un fuerte sonido.

Mi cabeza comenzó a doler como nunca, sentía que se me caería en cualquier momento. Quería gritarle a Mateo pero mi voz no salía.

- ¿Emily, eres tú? - los pasos apresurados por el pasillo de arriba me tranquilizarón. Cuando finalmente el rostro de Mateo entró en mi campo visual quería correr hacía él y abrazarlo. - ¡carajo! ¿qué te paso? - preguntó bajando los escalones de dos en dos - estás sangrando, por Dios. 

Con rapidez me levanto y con dificultad comenzamos a subir los escalones. Mis piernas no respondían lo suficiente como para ir rápido pero finalmente llegamos al final. Caminamos por el largo pasillo y entramos a mi habitación.

- Espera aquí - dijo mientras me dejaba en la cama he iba rápidamente al baño. Salió de el con una toalla y un pequeño kit de emergencias que no sabía que tenía. Se sentó a lado de mi y con suma delicadeza comenzó a pasar la toalla por mi rostro quitando el rastro de sangre.

De pronto presiono demasiado fuerte justo donde tenia la herida y cerré los ojos con fuerza

- Lo siento - se disculpó y se volvió a concentrar en mi herida - ¿cómo te hiciste esto? 

- Lo saben, Mateo. No sé como se enteraron pero la gente lo sabe, un grupo comenzó a atacar el centro. Los escuché cuando venía de regreso, estaban descontrolados rompiendo he incendiando cosas... iban a sacrificar a Rebeca pero intervine y me gane un golpe con una escopeta en la cara

- ¿Qué? por Dios Emily - me miró sorprendido 

- Lo sé, lo sé fue muy intenso. Pero logré quitarle la escopeta al idiota que me golpeo y amenace a todos con ella, descubrí en el acto que se me da muy bien usar armas. 

- ¿Hay algo que no puedas hacer? - preguntó sonriendo

"Decirte que desde que tengo memoria estoy completa y profundamente enamorada de ti sin siquiera estar consciente de ello" pensé 

- Quedó listo - dijo separándose de mi y llevando todo de vuelta al baño, fuí detrás de él y me observe en el espejo. una no tan grande pero si profunda herida resaltaba en mi pómulo. - te luce bien 

- Gracias 

- Es la verdad, te da una pinta de chica mala. - di media vuelta y lo envolví en mis brazos 

- No. Me refiero a ayudarme y a vencer tu fobia sólo por mi - me separé un poco y señalé sus manos con un algo de sangre y pareció caer en cuenta

- Te juró que es la primera vez que puedo tener sangre sobre mi y no caer como costal de papas.

- Lo sé, por eso gracias - me separe completamente de él y me recargue en la pared - ahora... creo que lo mejor seria que me de un baño, quiero morir presentable 

- oh, sí, si claro - comenzó a caminar a la puerta de el baño y se detuvo antes de cerrarla - dejé un vestido dentro para que te lo pongas cuando termines. Tengo algo especial para enseñarte.

- De acuerdo, me daré prisa. - y cerró la puerta.

Con la mirada busqué en el gran baño el vestido y cuando lo vi me enamoré de el. Un vestido azul de lo que parecía ser seda, caminé hacia el y cuando mis dedos lo tocaron confirme que era seda. Pues moriré con estilo.

En esta y otras vidas másNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ