~The Letter~ Jenlisa | Chaesoo

XIX

Eeeeeentonces? - desde que habían salido del departamento de la rubia Jennie no había dicho palabra, cosa que ponía de los nervios y mataba de curiosidad a la pelinegra, y ahora en el departamento su amiga parecía que ni siquiera le prestaba atención

-Entonces que? - Jennie preguntaba con sincera interrogación, no había prestado mucha atención, por no decir nada luego de despedirse de Lisa y tampoco había podido borrar la sonrisa de su rostro.

-Como que que! Cuéntame ya - Jennie la miro un tanto confundida, la verdad estaba más lenta de lo que su amiga siquiera podía entender - es en serio? El ataque de ansiedad, tu y Lisa, tu y Lisa en su habitación, una muy dormida tu y Lisa en su habitación. - hablaba con desesperación

-Pero si parece que ya manejas todo, no veo que debería de contarte - Jisoo bufó y la castaña soltó una pequeña risa, una de las pequeñas cosas disfrutaba era hacer desesperar a Jisoo.

-Perfecto Kim, tú sigue jugando conmigo y la próxima vez que tú novia me llame con una crisis tuya dejaré que te mueras - hizo cara de enfado y camino hasta la cocina.

-Ella... Ella no es mi novia - se había sonrojada ligeramente - Esta bien, esta bien, pero primero puedes darme algo de comer? - le dio una enorme sonrisa mientras se sentaba en uno de los taburetes del desayunador y se inclinaba para recostarse sobre sus manos - muero de hambre siento que dormí por días, hacía mucho que no dormía así.

-Lo pude notar Jennifer - dijo con desdén, Jennie rodó los ojos, ella sabía que odiaba que le dijeran así. Estuvieron en silencio un momento mientras la pelinegra se encargaba de terminar la cena, el móvil de la castaña sonó rompiendo el silencio de ambas, cuando Jisoo se acercó con dos platos de pasta Jennie tenía una sonrisa aún más grande y boba que antes - Toma - le extendió una toalla de cocina

-Para que es esto? - la miro confundida

-Se te está cayendo la baba a ríos, dudo que con una servilleta puedas limpiar todo eso - dijo apuntando toda su cara, la castaña le lanzó la toalla a la cara y ambas rieron - Muy bien Kim, rompe el silencio y cuéntamelo todo. -dijo mientras servía dos copas de vino, la castaña suspiro

-Después de todo lo que paso ayer, no pude dormir mucho, todo lo que me dijo Lisa y luego la cena con su madre, era demasiado que procesar, así que me quedé dormida en una de mis clases - miraba hacia su plato jugando con la pasta

-Oh cariño - la pelinegra sabía que significa, Jennie solía tener pesadillas con su madre, no eran frecuentes, pero cuando pasaban eran episodios que nadie deseaba, despertaba llorando, con falta de aire, a veces gritaba entre sueños, en algunas ocasiones incluso tenía parálisis del sueño. Jennie asintió

Había llegado a mi primera clase con más ganas de estar en mi cama que cualquier otra cosa en el mundo, me deje caer sobre mi asiento y escuche al profesor al frente, sus palabras parecían somníferos para mi, mis párpados pesaban y cabeceaba de vez en cuando, coloque mi cabeza sobre mis manos e intente concentrarme todo lo que pude sobre las ideologías políticas reflejadas en las novelas de Julio Verne, de repente la voz sonó lejana, las palabras no tenían sentido y todo era blanco, habían tulipanes por todas partes y una camilla en una enorme habitación, me acerque a la camilla, sabía quien estaba ahí, la misma persona que estaba siempre que aparecía en esa habitación, e igual que siempre me acercaba deseando que cambiará el personaje

-Mi pequeña - mi madre tendía una mano pálida, delgada y desganada con un catéter intravenoso en ella.

-Hola mami - volvía a tener 18 años y me sentía tan indefensa como una niña de 5, tome su mano con delicadeza y vi su rostro, cansado, deteriorado por las quimioterapias, la radiación, cansada de luchar y de esperar, con una vía de oxígeno en su rostro, pero aún así le brindaba una enorme sonrisa y sus ojos guardaban un poco de su brillo. Me senté a la orilla de la cama sin soltar su mano y empezó todo de nuevo, podía verla morir de nuevo frente a sus ojos.