Capítulo 8- Los Leones.

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—Princesa, debe comer —insistió Coran—. Pasaron 10, 000 años.

—No tengo hambre —contestó Allura.

—Yo no como desde el desayuno, y tengo hambre —se quejó Hunk.

—Sí, y vomitaste unas cinco veces —contestó Pidge.

—Cierto —Hunk no se lo pensó mucho, tomando la masa verde que estaba en un plato frente a él y empezando a comerla.

—No puedo creer que su civilización creo tecnología tan avanzada hace 10, 000 años. Debió ser un lugar increíble —dijo Shiro, admirando el castillo.

—Así era, pero ahora ya no existe, y somos los únicos Alteanos que quedan —Lance apretó los puños ante las palabras de Coran, resistiendo la urgencia de decirle que no, que él también estaba ahí. Coran y Allura se miraron entristecidos, y finalmente Coran se acercó a abrazar a Allura.
Entonces Allura escuchó algo, pequeños y agudos chillidos, provenientes de su cámara criogénica, y se acercó a investigar, encontrando ahí a cuatro pequeños ratones.

—Parece que no somos los últimos después de todo —sonrió Allura. Entonces una alarma empezó a sonar, alertando a todos.

—¡Una nave de guerra Galra nos rastrea!

Lotor frunció el ceño, por supuesto que su padre no se iba a tardar tanto en aparecer.

—¿Cómo nos encontraron?...

—Apuesto a que es culpa de Keith.

—Di lo que quieras para hacerte sentir mejor a ti mismo luego de dejarnos atorados del otro lado de un agujero de gusano.

—¡Oh, yo te atorare a ti en un agujero de gusano!

—¡Basta, cadetes! —Shiro se interpuso entre Keith y Lance—. Ahora no es momento de peleas. ¿Cuánto les tomará llegar aquí?

—¿A esta velocidad? —Coran empezó a contar con sus dedos, murmurando algo por lo bajo—. Diría que... unos dos días.

—Bien, que vengan. Para cuando lleguen ya habremos reformado a Voltron, y acabaremos con el imperio de Zarkon.

—Princesa —dijo ahora Lotor—. Hay cinco Leones, ¿cómo vamos a encontrar el resto?...

Allura se acercó a una clase de plataforma  en el centro de la sala de control, una brillante luz azul iluminando la plataforma de inmediato.

—El Rey Alfor conectó los Leones con la energía vital de Allura —explicó Coran—. Ella es la única clave para encontrarlos.

Lance contuvo las ganas de sonreír. Por supuesto que su tío había hecho algo como eso, entregarle a Allura la llave para que ella fuera la única capaz de encontrar a Voltron.

Entonces, la sala se llenó con hologramas de diferentes sistemas solares, todos soltando exclamaciones de sorpresa.

—Son coordenadas —comprendió Pidge—. El León negro parece estar en el mismo lugar que el Azul.

—Así es, Pidge. El León Negro está en el Castillo.

—Para que Zarkon no pudiera obtenerlo, el Rey Alfor lo encerró en el castillo —continuó Coran, después de la explicación de Allura—. Sólo lo liberarán los otro cuatro Leones.

—Y cómo advirtieron, los Leones eligen a sus pilotos. Es un vínculo místico que no puede forzarse. La quintaesencia del piloto se refleja en su León. Juntos, forman algo más grande que lo que la ciencia puede explicar —Allura levantó su mano, moviendo el mapa hasta que el León negro estuvo frente a Lotor y Shiro—. El León Negro es la mente decisiva de Voltron. Requiere un piloto que sea un líder nato, siempre en control, alguien a quien sus hombres sigan sin dudar. Y por eso, cualquiera de ustedes dos puede ser el piloto del León Negro.

My Blood [Voltron Legendary Defender] Where stories live. Discover now