Capítulo 23- La Espada De Marmora.

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—Aquí es —anunció alegremente Coran.

—Según las coordenadas de Ulaz, la base está escondida entre esos dos agujeros negros y esa estrella azul —señaló Shiro.

—No creo que todos debamos ir, aún puede que Zarkon descubra nuestra ubicación. Alguien tiene que quedarse a pelear y ganarles algo de tiempo para regresar en caso de que aparezca alguna flota Galra —dijo ahora Pidge.

—Yo iré —dijo de inmediato Keith. Lo había discutido con Lance, y lo mejor que podía hacer era buscar respuestas en la misma base que usaba de emblema el símbolo en su cuchillo—. Podemos llegar a la base en mi León, es el más rápido. Podremos volver en un santiamén si algo sale mal.

—Bien, soy el líder de Voltron, quizás mi presencia convenza a la Espada de trabajar con nosotros, así que también iré. Hunk, Pidge, Lance, ustedes quédense. Lotor, ¿nos acompañarás?

Lotor negó con la cabeza.

—No estoy seguro de cómo será bienvenida mi presencia ahí, aún si soy acompañado por dos Paladines de Voltron. No quisiera que la Espada no accediera a ayudar por mi culpa.

—De hecho, Shiro... —interrumpió Lance— Yo también voy.

—Lo siento Lance, pero 3 Leones menos en batalla ya es demasiado.

—¡No sabemos si vamos a ser atacados!

—Es mejor prevenir. Keith y yo somos los únicos que iremos.

—Pero... —Lance miró a Keith, y este asintió, asegurándole silenciosamente que estaba bien. Podía hacer esto el sólo.
Lance dio un suspiro.

—Bien, me quedaré. Sólo quería ver la asombrosa base secreta de Galras rebeldes, pero está bien, ¡me quedaré aquí muerto de aburrimiento! —se quejó Lance, dejándose caer en su asiento.

Shiro rodó los ojos con diversión.

—Podrás verla después si logramos una alianza con la Espada. Keith, vamos.


Ulaz les había dado, además, la ruta que debían seguir para poder entrar a la base, pero debían tener cuidado. Un movimiento en falso y terminarían muertos. Les advirtió también algo, debían de ir sin armas, idea con la cuál Allura no estaba tan de acuerdo, pero los dejó marchar de todos modos. Keith, sin embargo, no partió del castillo sin antes ocultar su cuchillo. Estaba dispuesto a obtener respuestas.

—Keith, ¿está todo bien? —preguntó Shiro.

—Sí, estoy bien —respondió el otro de inmediato.

—Entonces, ¿me dirás porqué Lance insistió en venir?

—¿Qué no lo escuchaste? Sólo quería ver la base de la Espada.

—¿Seguro que eso era todo?

Keith bufó.

—¿No deberías preguntarle eso a Lance?

—Supuse que lo sabrías considerando las miradas que se dieron hace un rato...

—No sé de qué me hablas —interrumpió Keith.

Shiro dio un suspiro.

—Bien, no me digas. No te haré hablar si no quieres...

Entonces llegaron, la majestuosa y a la vez misteriosa base estaba frente a ellos. Keith se aproximó con cuidado, y entonces su León recibió una señal.

—Identifiquense —exigió una voz.

—Somos los Paladines de Voltron, Ulaz nos envió aquí. No estamos armados y sólo queremos hablar —contestó Shiro.

My Blood [Voltron Legendary Defender] Where stories live. Discover now