Capítulo 2: Mi pequeña estrella

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Nueve meses después...

Papi llegó cuando el abuelo Ryan se había marchado, después de tocar el piano y practicar mis notas me dio mucha hambre, un pastel de tres metros estaría bien. El abuelo se perdió nuestros cupcakes de zanahoria, a mamá no le gustaban porque tenían un montón de carbohidratos y azúcar, eso significa que yo tampoco podía comer esas delicias. Me puso triste, con ella tenía que decirle que "no" a las cosas ricas y deliciosas.

– ¿Son cupcakes? – La voz de mami hizo que soltara al señor Gatuno.

Uf, se va a molestar, mi mami me mandará a bañar otra vez. 

Los padres deberían saber que los niños son como los gatos, no nos gusta que nos bañen podemos hacerlo solos, bueno no se me ocurre como bañarme sola pero ya está. ¡No nos gusta la hora del baño¡ 

- Hola Diana, yo también me alegro de verte.

- ¿Cupcakes de zanahoria? ¿Si sabes que contienen grasas, a pesar de que utilices vegetales? Es asqueroso.

- Sí, querida, esto es una zanahoria. - Papi le muestra el vegetal con una sonrisa, parecen felices pero sé que luego estarán gritándose. - ¿Quieres un poco?

No. A mami no le gustan los carbohidratos.

- ¡Papi! - Traté de llamar su atención, antes de que mamá se moleste. 

Ni Cruela de Vil se enoja  como lo hace mami, ella no roba perritos, ella pega gritos que hacen que todo se paralice, seguramente los cachorros quedarían tiesos por el susto. Los adultos se molestan muy rápido y muchos de ellos no piden disculpas cuando hacen algo malo. Luego somo nosotros los maleducados, ¿verdad?

Pero yo seguiré esperando las disculpas de mami.

- Princesa... - Me levantó del suelo y le abracé tan fuerte que los brazos me dolieron.

- Espero que no le des eso a mi hija.

- Nuestra hija, Diana, nuestra. - Mamá hizo "el gesto", ese que no está bien hacerle a una persona. Levanto los hombros como hace la hija berrinchuda de la vecina. Aún recuerdo cuando hice eso y ella se molestó tanto que me castigó, no pude jugar con mi gato por tomar clases extra de teatro.

-  Soy yo quién está a su lado todo el día, - Se fue a la sala y prendió la televisión dejando un sobre en la mesa de la cocina. - mientras estás en tu trabajo, yo velo por su futuro.

- ¿Otra vez con lo mismo? - Me dejó en la silla derecha, no sin antes darme el pequeño cupcakes, esas delicias deberían ser lo único que exista en el mundo, junto con los chocolates, las galletas y ... - ¿Qué es esto?

- ¿Tú que crees? - Mami sonreía. Que preciosa es, la sonrisa de una diosa, de una estrella. - Es la llave del éxito, es el fruto de mi esfuerzo y años de práctica. De nada.

- Casting para el personaje de "Nancy" 

Sí, esa era la noticia de mami para el abuelo, estaban felices decidiendo que debería hacer, como debería sonreír y que debería decir. Todo estaba planeado para el día de la selección. Sabía que mami estaba planeando todo y estaría muy mal y eso que les pasa a los adultos cuando tienen muchas cosas que hacer. Por un buen tiempo estará molesta si fallo o no, por eso me encargué del señor Gatuno, no debemos cometer ningún error. 

Las citas de mi gruñón estarían prohibidas hasta que pase esto del casting y si me quedo con el papel, entonces tenemos que esperar unos meses hasta que termine la serie infantil.

Pobre señor Gatuno, su amor por la señorita Betty tendría que esperar.

- Ya sabía que estabas un poco loca, pero esto supera mis expectativas, Diana. 

- Como siempre, nadie me entiende. - Mamá estaba molesta, hace unos segundos tenía la mejor sonrisa del planeta y ahora tenía los brazos cruzados con la cara arrugada.

Solté el cupcake que papá me entrego, solo para que ella no se moleste y me grite. Después de todo no podía comer todos esos carbohidratos si quería que el vestido me quede y asi no dar problemas a mamá.

- Diana, esto está mal, ¿sabes? - Mi papi movió la carta delante de mamá, eso solo la enfureció mas, le estaba hablando como si fuera Bella, la hija de dos años de la tía Beth.

- No me hables como si fuera una retrasada, Jhon

Bella no era una retrasada, lenta y gritona sí, pero retrasada no.

Y aquí es cuando tenía que irme a mi habitación, ya podía escucharlos gritar. Busqué a mi señor Gatuno y lo encontré en la ventana, esperando a su bella dama. La señorita Betty era una bella gata dulce, simpática y coqueta. Les contaré un secreto, algo muy difícil de decirle a mi Gatuno pero tenia que hacerlo tal vez luego, en unos días estaría bien. La bella gata no sería la señora Gatuna, lamentable lo sé, ella estaba en coqueteos con otro gato, uno callejero y muy sucio.

Mi gruñón no lo sabía y esperaba que no sufra, mi bello Gatuno. Tenía sus croquetas listas cuando se entere y quiera liberarse, eso decía mamá cuando papá se iba a su trabajo.

- ¡Es una niña joder! - El grito de papá nos asustó, el no gritaba si no estaba molesto. - No voy a permitir que viva tu sueño, ella tiene sus propias metas y me voy a encargar de que las cumpla a su manera.

Antes de acostarme para dejar de escucharlos, vi que había una caja envuelta con papel de regalo. Grité de emoción. ¡Sí, mi regalo estaba aquí y sabía lo que era! Le dije que quería lápices de colores de muchos colores para poder pintar y dibujar el mundo de Megan.

- ¡Tú nos detienes, eres como una piedra en nuestro camino! Me arrepiento de quedarme a tu lado, debí dejarte hace años...

Para la artista más hermosa del mundo. Dibuja tus sueños, pequeña. Te quiere, papá.

 Era mi regalo, lo sabía. Tenía el mismo tamaño que podrían tener los lápices, sí, el mismo ancho en que podrían caber mis lápices. Era grandioso. Sí, eran los lápices.

- Entonces, ¿qué estás esperando? ¡Vete!

- Vamos señor Gatuno, mañana será un nuevo día. - Guardé el regalo para que mamá no los tire a la basura y volví a abrazar a mi gato, como cada vez que peleaban mientras lloraba hasta quedarme dormida.

Gracias papá, es el mejor regalo del mundo.

ENTRE VERSOSWhere stories live. Discover now