Capítulo 19.

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Emily pensó que todo tenía que tratarse de un sueño; no había otra explicación al cuarto que miraba ni a lo que hacía su hermano menor.

La chica se encontró frente a una real obra de M.C. Escher: Relatividad.

De pronto, la puerta se cerró bruscamente a sus espaldas; Emily se sobresaltó y volteó para notar que Jareth había desaparecido.

La chica decidió adentrarse, y no pudo evitar gritar el nombre de su hermano, con miedo:

—¡JUSTIN!

El pequeño se encontraba subiendo las escaleras de cabeza, y en el momento en el que escuchó a su hermana, dirigió su atención a ella.

—¡Emily! ¡Hola! —exclamó con alegría.

—¡¿Qué rayos crees que haces?! ¡Baja de ahí por favor! —suplicó la chica.

¿Cómo rayos había llegado hasta allá su hermanito? Podría caer en cualquier momento, y aquello era lo que Emily menos quería que sucediera.

—¡Ven conmigo! ¡Es muy divertido! —comentó Justin, mientras continuaba subiendo.

—¡P-pero...! ¡No... No puedo!

—¡Claro que puedes! ¡Inténtalo!

Justin subía y se alejaba cada vez más. Emily no comprendía como ella podría ser capaz de desafiar la gravedad y llegar hasta su hermano. Sin embargo, cuando vio que Justin quedaba cada vez más lejos, lo intentó.

Emily se acercó a las escaleras y, cuando creyó que caería continuó avanzando. Ella pensaría que continuaba un camino común y corriente, no obstante, al notar que su cabello estaba levantado, sabía que ya estaba en las escaleras volteadas.

—¡Emily! ¡Yo lo sabía! ¡Lo lograste! —vitoreó Justin, al detenerse para que su hermana mayor pudiera alcanzarlo.

La chica ignoró el miedo y el asombro que sentía al subir por las escaleras, y se apresuró a alcanzar a su hermanito. Finalmente, cuando llegó hasta él, ambos se abrazaron, como si no se hubieran visto en años.

—¡Te extrañé mucho, Justin! —expresó Emily.

—Yo también te extrañé —coincidió el pequeño.

—Promete que nunca volveremos a pelear.

El niño rio ante la petición de su hermana, pero al notar que ella lo decía en serio, él también tomó una postura firme y dejó de reír.

—Lo prometo.

De pronto,  sonido de la apertura de la puerta provocó un eco que apartó a los hermanos de su tierno momento fraternal.

Un goblin con armadura negra, entró a la habitación de las escaleras.

—¡Qué bueno es verlos, chicos! —comentó el goblin, alegremente.

—Ammm... ¿gracias? —dijo Justin, confundido.

Entonces, Emily prestó atención y reconoció la voz de aquella criatura.

—¡¿Toby?! —preguntó, horrorizada.

—Así es —respondió éste.

Sin pensarlo y olvidando la gravedad en las escaleras, Emily bajó corriendo hasta llegar a la entrada y acercarse a Toby.

—P-pero... ¿Qué...? ¿Qué te pasó? —cuestionó la chica, mientras analizaba la nueva existencia de su tío.

Toby lucía grotesco, tal como los otros goblins, con facciones parecidas. Sin embargo, el color azul de sus ojos y el rubio de su incipiente cabello no habían cambiado.

—Al fin me siento bien conmigo mismo. Es fantástico ser un goblin —explicó Toby.

De pronto, Emily sintió un suave agarre en su brazo; Justin la había alcanzado.

—Emily, ¿quién es él? —dudó con inseguridad.

—Es Toby, nuestro tío —contestó ella.

Justin era muy pequeño cuando Toby se había perdido. Y por más que intentara recordarlo, no podía. Aún así, Justin se agachó y le dió un fuerte abrazo al goblin frente a él.

Al principio, Toby se quedó inmóvil, ya que le era imposible creer que el pequeño le mostraba cariño a pesar de no recordarlo. Entonces, le devolvió el abrazo.

—¿Y por qué eres un goblin, Toby? —preguntó el niño, cuando ambos se separaron.

—Fue mi decisión, pequeño Justin. Así me siento mejor viviendo aquí —respondió Toby.

—¡A mí me encantaría ser uno! —expresó el niño.

Emily abrió los ojos, como una lechuza. No daba crédito a lo que escuchaba.

Justin no debía hablar en serio, pensó.

—Ya lo creo, pequeño. Bueno, el deber llama y debo retirarme. Con permiso, y que sigan disfrutando su estadía —dijo Toby, antes de salir y cerrar la puerta.

—¿En verdad te gustaría ser un goblin, Justin? —Una voz misteriosa y masculina se escuchó a las espaldas de los niños.

Ambos dieron un respingo, y al voltear se encontraron nuevamente con el Rey de los goblins.

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