23. De abrazos y dormir abrazados.

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—¿Qué te apetece hacer?

—Byungchan, si eres tú el que me ha invitado, elige tú qué hacer, ¿no?

—Quiero saber tu opinión —mientras habla, está mirando en el cajón bajo la televisión qué hay. Tienen una variedad de juegos para la consola, películas y hasta libros. Cuando no son días libres no tocan la mayoría de estas cosas, por lo que Byungchan se sorprende cada vez que mira por todo lo que tienen.

Jinhyuk mira entre las cosas que Byungchan saca del cajón, tratando de hacer una elección. Ve muchas películas, pero no llaman su atención. Los videojuegos no los ve como algo para la hora que es, por lo que los ignora y espera a que el menor saque todo, para encontrarse algo que sí ve entretenido.

—¿Y si vemos alguna de estas películas? —Sostiene en sus manos un set de películas de Star Wars. Las tiene vistas todas, pero no le parece mal verse alguna otra vez; le gustan, no tanto como aquellas de Pixar, pero sí bastante.

—Mmm, vale, pero si vemos la segunda, la de El Ataque de los Clones. Me gusta el romance que incluye y ver el proceso para ser Jedi —comenta. En definitiva, la favorita de Byungchan es esa, aunque en el caso de Jinhyuk puede que la quinta sea la que más le guste; no tiene una preferida, disfruta de todas.

Para ver la película, también preparan palomitas. Afortunadamente, la última vez que Seungwoo y Byungchan vieron una, compraron y sobraron paquetes de ellas, si por eso no fuese, no tendrían nada. Jinhyuk se encarga de ponerlas en el microondas y después en un bol, mientras que el otro utiliza la consola para insertar el CD del filme.

—¿Te parece buena idea que, ya que vamos a ver la película en el sofá, lo pongamos como sofá-cama y durmamos ahí? —Sugiere Jinhyuk. A Byungchan le pilla de sorpresa, ¿qué le va a decir? No se le había ocurrido, pero le gusta la idea de que duerman juntos y ahí estarían más cómodos.

—Claro, ¿por qué no? —Da una respuesta corta no queriendo que se note que está nervioso. ¿Por qué tiene que seguirle el juego?¿Por qué tiene que tener iniciativa en eso también? No, no y no.

Una vez las está todo, apagan las luces y encienden una de las lámparas que tienen en la zona del salón, la cual les permite regular la cantidad de luz. Gracias a la cualidad que esta tiene, ponen una luz tenue y cómoda para ver la película sin pasarse de iluminación ni estar a oscuras.

Ponen la película con el mando de la consola, lo que hace a Jinhyuk reír de lo ridículo que se ve, a pesar de que es una idea excelente para no tener que comprar un reproductor. Al principio, están ambos casi tumbados y comiendo, pero una vez acaban las palomitas, apartan el bol del medio y se acercan el uno al otro. Para cuando terminan de ver la película, los chicos están cerca del otro a tal punto que llegan a abrazarse.

Deciden irse a dormir, por lo que Byungchan apaga la lámpara y vuelven a la pose de antes, Jinhyuk tumbado en el lado derecho, rodeando con un brazo a Choi, y él con el brazo derecho encima de su pecho, abrazándolo y apoyando su cabeza en él. No les importa estar así, nadie los ve y no es incómodo, pero por nada en el mundo admitirían haber dormido de esa forma pudiendo tener camas individuales.

╰ 🌸 ╮

—Yuvin, ¿por qué me has despertado hoy a la noche? Apenas recuerdo algo —nada más despertar, es lo primero que a Suhwan se le ocurre decirle a su compañero de cuarto.

—Estaba siendo buen compañero de habitación, supongo. Me dijiste que te avisara cuando fuese fuera, que querías saber adónde iba, no querías tener un fantasma.

—¿Y para eso me tienes que levantar de madrugada? Imbécil —suena un poco enojado, afectado por la hora que es y el hecho de que hayan interrumpido su sueño.

—Me dijiste que lo hiciera, no puedes culparme cuando tú lo has pedido, Suhwan. No sé cómo estamos aguantando sin pelear físicamente, cada vez que abres la boca me dan ganas de golpearte por las incoherencias que sueltas.

Suhwan está demasiado cansado como para responder normal. Necesita de su café matutino para poder poner todas sus neuronas en marcha; no es tan bueno levantándose como Yuvin y tiene mil veces más mal genio.

—¿Has bajado a desayunar ya?

—No, vístete y vamos —secamente pero de buenas formas, Song habla con el menor. A pesar de lo ocurrido la mañana anterior, trata de ser lo más asertivo y bueno posible con él; no es fácil, le requiere mucho esfuerzo aguantarse el pegarle o insultarle, pero debe admitir que le gusta ver cómo poco a poco se van llevando mejor.

A Yuvin no le gusta discutir. Es competitivo y siempre está dispuesto a lograr lo que desea, pero odia tener que agredir verbal o físicamente a alguien; Suhwan es una de las pocas personas con las que pierde los estribos y dice cosas indebidas. No sabe exactamente por qué, tal vez por el mal comportamiento que tuvo con él al inicio, pero con él le cuesta controlarse.

Bajan a desayunar entretenidos con una conversación que por primera vez es considerable amistosa, es un avance en cómo se llevan que sean capaces de tener una conversación así. Aún así, el temor de que alguno de los dos mencione en algún momento aquel beso que nunca debió pasar de está. Los dos quieren hablar de ello y entender qué hizo que llegaran a actuar así, pero están demasiado avergonzados como para hacerlo.

En el comedor se sientan con el resto, pero están despistados, ausentes. Los dos están dándole vueltas todavía al agresivo lío del viernes. En más de una ocasión se miran, comprobando que están pensando lo mismo, lo que entienden por el tipo de miradas que se lanzan.

Al llegar a la habitación otra vez, rápidamente cierran la puerta y Yuvin toma la iniciativa de sacar el tema que tanto han estado evadiendo por más de veinticuatro horas:

—Suhwan, no podemos hacer como si nada hubiese pasado. Tenemos que hacer algo, lo que sea, pero algo.

—Lo sé —responde nervioso —, ¿pero el qué? Yuvin, si tan siquiera nos llevásemos bien podríamos replantearnos llegar a algo más, pero no podemos no discutir.

—Eso tiene fácil solución, aclaremos nuestras diferencias y evitemos hacer cosas que el otro no soporte —ambos se sientan, uno al lado del otro, en la cama de Yuvin.

—No es tan sencillo. A la mínima que te diga algo te ofendes incluso cuando es satíricamente. Ayer bromeé con lo de que me vieras sin camiseta y mira cómo acabamos.

Yuvin piensa con cuidado sus palabras. ¿Qué puede decir? Si se puso tan a la defensiva fue porque sabía que Suhwan había notado que estaba nervioso por la situación, en eso tuvo él la culpa, pero no todo se debe a él pues Song no pensó sus palabras y trató de atacar uno de los mayores complejos de Choi.

—Perdón por haberte llamado enano ayer. Sé que estás acomplejado muchas veces y que no te gusta que te recuerden tu altura, no debí haberlo hecho —por una vez se sincera con él. No es una disculpa que busca algo concreto, en verdad siente que ha actuado mal y quiere decírselo.

—Perdóname tú a mí. Soy yo el que más ha jugado con tus nervios, el que ha tratado de hacerte rabiar casi todos los días y el que se ha ganado los insultos.

Se miran fijamente por varios segundos en los que se mantienen en silencio, para acabar abrazándose de manera amistosa, aunque ninguno de los dos quiere que su relación se quede sólo en eso.

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