"Capitulo 10=La musa de un asesino"

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Aquí los minutos parecen horas... las horas parecen días y el tiempo ya no es algo que sea capaz de contar con mis propios dedos.

¿Ya es navidad acaso?... Tal vez los villancicos ya logran embellecer las calles con armoniosos cánticos y ¿qué tal las casas iluminadas con múltiples faroles y centenares de veladoras?... no tengo idea... aquí todo es oscuridad y la oscuridad que parece eterna me ha llevado a él exacto y dudoso borde de la locura.

Esas sombras que veo, ¿acaso son reales? Me acechan... tal como usted me acecha a mi, pero usted es peor, si, mucho peor

Usted me hiere, me insulta y no tiene piedad a diferencia de estas sombras, que tan solo se mueven frente a mi, observándome todo el tiempo... sin embargo, temo que algún día dejen de lado esa pacífica compostura, temo que algún día me lleguen a herir como lo ha hecho usted.

Le imploro que no vuelva a pisar este sótano con otra intención además de brindarme mi mísera ración de pan o alguna cubeta con agua, le pido que no vuelva a besarme de esa forma que tan solo me hace sentirme sucio y miserable.

Lo odio... lo odio tanto que por primera vez puedo aceptar que le deseó la muerte a alguien mas.

Que pecado... querer ver a alguien muerto, bajo la tierra y pudriéndose mientras los gusanos roen el resto de sus huesos, pero lo que usted me ha hecho es mil veces peor, si soy sincero ahora mismo la muerte sería un hermoso regalo para mi, aunque hay algunas veces en las que logro creer que en realidad ya he desfallecido y usted es mi infierno.

Perdón, pero deseo que el tiempo logre enloquecerlo más de lo que ya está y le arrebate la vida cruelmente, tal y como usted me robo todo lo que yo solía tener

—Su prisionero, Jeon Jungkook

—╼⊳⊰ 𖤍 ⊱⊲╾—

Domingo 17 de diciembre

Tic toc...

El sonido de el reloj amenazaba con terminar con la poca paciencia que le quedaba a Jimin... o más bien el poco auto control.

Su mano se aferró con más fuerza a él pequeño vaso de vodka y la adrenalina que corría por sus venas fluyó más rápido, se sentía increíble... como si un shock eléctrico le estuviera impulsando alto, muy alto.

Sabía que significaba eso... su cuerpo pedía a gritos necesitados el volver a ver la sangre frente a él, derramándose cuál delicioso vino de una copa trasparente, necesitaba ver eso que era su mayor vicio.

Y solo una persona llegaba a su mente, Jeon Jungkook...

Jimin se levantó de golpe de el sillón y bebió todo el ardiente vodka de un solo trago, lanzó el vaso a una esquina de su lujosa sala y el sonido de impacto fue la salida de Jimin.

El peli negro pronto se adentró en las profundidades de el sótano y fue escaleras abajo hasta llegar a esa pequeña y húmeda habitación.

—Jeon Jungkook...—Tarareó cínico mientras abría la puerta, sus ojos feroces rápidamente captaron a su débil presa.

El castaño temblaba de nuevo, sus ojos le miraban aterrados y seguía en esa misma posición fetal... siempre lo mismo, siempre el mismo Jungkook.

—Vete porfavor... tengo agua suficiente y-y no tengo hambre aún....

El mayor río perversamente ante eso, creía que venía a darle comida, que estupidez, que iluso niño...

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