"Capitulo 22=El almacén prohibido"

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Martes 24 de Marzo

Los colores vibrantes de la primavera ya embellecían cada esquina de el pueblo.

Esa tarde Jimin se había decidido por pasear un poco en por una pequeña vendimia que se había instalado en el centro de Burgsville y no se encontraba solo, Jungkook había accedido a acompañarle.

—Las flores son hermosas...—Jungkook observó algunos puestos que ofrecían rebosantes ramos de diferentes tipos de flores, todas coloridas y llenas de vida.

—Lo son...—Jimin le miró embelesado, Jungkook era como un adonis, totalmente bello mientras sus ojitos se abrían curiosos al ver alguna flor nueva y desconocida—¿Quieres un ramo?

—¿Que?... Oh no, no es necesario solo me impresionan

—Mmmh... te compraré uno—Jimin sonrió al ver la sorpresa en los ojos de Jungkook y terminó por ignorar todas sus objeciones—Me daría un ramo de aquellas orquídeas, también podría ponerme aquel lirio morado... y hum... unos cuantos claveles
rojos—Pidió con amabilidad a el encargado de aquel pintoresco puesto, este estaba algo apurado ya que la clientela se le había aglomerado en apenas unos minutos.

—¡Jimin! ¿Que dices? esas flores no son de el todo baratas—Jungkook se cruzó de brazos y negó—Deje eso buen hombre, no las llevaremos pero le agradezco por ofrecer tan bellas flores

Jungkook hizó una reverencia junto con una bella sonrisa acompañando sus palabras y Jimin se quedó embobado en ese auténtico y reluciente gesto, en su humilde opinión el castaño merecía todas las rosas, tulipanes ú orquídeas en existencia. Si podía darle al menos un par de estas lo haría con todo el gusto.

—No escuché a este chiquillo...—Jimin se puso enfrente de el menor y este frunció su entrecejo con indignación—Perdone por las molestias, pero si pediré el ramo de flores

El hombre asintió rápidamente y fue directo a el pequeño almacén a sus espaldas, las flores yacían sumergidas en grandes cubetas llenas de agua y también se encontraban expuestas a rayos leves pero justos de sol que les ayudaba a mantener su belleza.

—Park Jimin... no quiero esas flores es un gasto innecesario—Jungkook refunfuñó con un infantil puchero en sus labios.

Jimin dió un giro sobre sus talones y encaró a el molesto chico de ojos azabaches, cómo deseaba decirle que el gasto de aquellas flores era tan necesario como el aire mismo, tan solo quería ver la pura belleza de las flores comparada con la etérea hermosura de Jungkook, era un gasto bastante justo en su opinión.

—No me importa lo que digas... compraré esas flores, me entenderías si hubieras visto tu precioso gesto de anhelo

Jungkook encarnó una ceja y miró a otro lado al sentir sus mejillas arder.

—Aquí tiene Joven Park—El florista habló a sus espaldas y JiMin acudió a su llamado, pago por el monumental ramo floral y volvió a un lado de el castaño.

Jungkook se encontraba con sus brazos cruzados, sus ojos entrecerrados y bufaba constantemente con una expresión de inconformidad como si aquello denotara su peligroso enojo, pero más bien parecía un pequeño cachorro bastante tenaz y encaprichado.

—Ten...—Jimin le tendió el ramo con una sonrisa.

Jungkook le ignoro olímpicamente y se mantuvo con su postura firme.

—Oh vamos... ¿me harás botar estas bellas flores a la basura?—Jimin suspiró con desgane y se dirigió a un pequeño cesto de metal.

—¡No! ¿Como puedes pensar en una locura
así?—Jungkook le arrebató el masivo ramo de flores y Jimin rió con aires de triunfo—¿Cuanto te costaron?

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