"Capitulo 21=La misma debilidad"

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Domingo 8 de marzo

—Gracias por las rosas Jimin... son hermosas—Jungkook sonrió cabizbajo, mientras pequeñas lágrimas se derramaban por sus mejillas.

—No es nada Jungkook... en realidad es todo un honor para mi...

Jungkook suspiró y miró el cielo azulado, para después enterrar su nariz en aquellas flores color rojo vivo.

—Hoy se cumple un mes desde que se fue... —Jungkook volvió a alzar su mirada y Jimin asintió entristecido, percibiendo bien el dolor insondable en los ojos cristalizados de el castaño

El mayor hizo un gesto con la cabeza y Jungkook asintió, se dio la vuelta y se dispuso en enfrentar una vez más la peor de sus verdades, el miedo que entre sueños le perseguía y la peor desgracia que ha llegado a su vida, la muerte de su madre.

Se encontraba frente a la tumba y lápida de su difunta progenitora, ya había pasado un mes desde los hechos y aún no era capaz de aceptar su muerte, no creía que el nombre tallado en ese pulido trozo de piedra hacía referencia a su Suri, su preciosa y alegre madre, era imposible.

—Vamos Jungkook—El peli negro susurró a sus espaldas, observand como el más joven se había quedado casi petrificado frente a la tumba, sus piernas parecían temblar y sus ojos estaban en blanco.

—A-aún no puedo creerlo—Jungkook salió de su ensoñación y se arrodilló aun lado de la lápida.

—Suri... este mes ha sido un total infierno para mi—Confesó el menor con su mano reposada en la tierra húmeda, como si estuviera acariciando el cabello algo canoso de su madre—Te extraño... te extraño tanto y te necesito de nuevo, solo tus brazos logran darme la paz y tranquilidad que siempre necesito, solo tu, madre...

Jimin ajustó su abrigo de piel y se mantuvo alejado, era consiente de la privacidad que el castaño requería en esos momentos acompañados de la dura contienda afincada en su corazón.

—¿Sabes algo? Te traje rosas—Jungkook esbozó una entristecida sonrisa y reposó el gran ramo de rosas rojas sobre la tierra—Recuerdo cuando yo mismo iba a cortar flores para ti, terminaba con espinas incrustadas en mis manos pero siempre valía la pena con tal de ver una sonrisa en tu bello rostro.

Jungkook sintió su corazón adherirse dolorosamente a su pecho y tuvo que llevar una mano a su cuello para ahogar el desgarrador sollozo que amenazó con salir de entre sus labios, todo en ese momento eran lamentables torbellinos de recuerdos, memorias que no eran nada más que el rostro aún vivo de su progenitora, tan solo quería tenerla de vuelta y disfrutarla a su lado tanto como debió hacer en sus últimos momentos en vida.

—Se que es muy tarde para pedirte perdón... y se que ya lo hice un centenar de veces, pero perdón, de nuevo te lo diré—Jungkook abrazó la lápida y sus lágrimas comenzaron a derramarse sobre la grisácea roca—Se que no fui el mejor hijo y se que tuve errores, pero se que mi más grande error fue abandonarte madre, pero... te prometo por mi vida que siempre estarás en mi memoria, vendré a verte seguido... jamás te dejare te lo aseguro

>>Lo prometo madre... si no estuve contigo en vida lo estaré en tu muerte y ruego porque en donde sea que estés, me brindes t-tu perdón—Su voz se quebró al final de su oración y se deshizo en llanto, las lágrimas bajando cuál río desembocado por sus mejillas y los sollozos robándole mas aire a cada segundo.

Lloraba y lloraba como nunca antes...

Jimin no dudó al deshacerse de su capa roja y se acercó a él más joven para cubrirlo con su prenda. Jungkook agradeció al sentir un leve calor en su espalda y continuó sollozando, liberando los mil y un demonios que se había guardado, balbuceaba frases apenas entendibles y se aferraba como si su vida fuese de ello a esa lúgubre lápida.

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