01. La vida de un cazador

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Podría dejar que el despertador sonara hasta romperse en miles de pedazos pero esa no era la idea inicial de proponer un horario para despertar, bostezo tallando con rudeza sus ojos cansados, suponía que dormir hasta tarde después de una noche de bebida no era lo mejor si al día siguiente tenía una junta importante, o al menos así lo había designado la mujer que le llamo con esa voz chillona que le hizo rechinar los dientes. 

Se levantó mirando el reloj, eran las once de la mañana, aún tenía media hora para llegar, caminó descalzo hasta la pequeña cocina, esta estaba equipada con un buen pan con moho y una lata de cerveza caliente. Vertió el caliente liquido negro del café en una taza medio limpia, le dio un sorbo y se encogió de hombros, de la alacena saco una botella de ron y vertió gran cantidad de ella en la taza, si no estaba ebrio para la una pediría su dinero de regreso, los malditos trolles del mercado decían que era un bien licor, pero su lema era claro "Nunca confíes en un troll que tiene un sólo ojo"

Sintió en sus pies algo cálido y peludo —Vamos Bug ¿No me digas que tienes hambre gato holgazan? ¿Donde estuviste anoche? —dijo mientras le servía una lata de alimento que olía muy mal pero al gato parecía encantarle —. Hoy no llegaré temprano así que no me extrañes primor 

Caminó de nuevo a su recamara, podría tomar un baño pero decidió usar perfume, hace dos días lo había hecho así que no olía tan mal, sólo a alcohol y tabaco, se puso a misma vestimenta negra de siempre y salió del departamento, si es que se podía llamar así a una pequeña choza. 

—¡Ey Yoongi paga la maldita renta!—grito su casero desde la ventana, este había corrido a esta cuando escucho la motocicleta 

—¡Come mierda Jey!—grito poniéndose en marcha. 

Sí, Min Yoongi cumplía con el estereotipo de hombre mal hablado, holgazán, con vicios y apuesto, él sabía que las mujeres y los hombres se morían por él. Se aprovechaba de su apariencia, no le importaba si eso le hacía ganar cosas gratis. Dejo que el viento despeinara sus rubios cabellos. 

El mundo estaba cambiando y podía verlo en todos los semáforos en donde se detenía. La enormes pantallas anunciaban productos con ingredientes "especiales" desde hace décadas, cuando se descubrió el mundo Sihirli los científicos se habían vuelto locos y no era para tanto, al parecer la sangre o el cuerpo entero de aquellas criaturas extrañas era de gran uso, los trataban como animales siendo que los pobres tenían razonamiento, igual o mejor que el de un ser humano. Paso cerca de un restaurante famoso, en la parte lujosa de Seoul, en este servían cola de sirena y selkies, negó ante esto último. 

—Pobres niños foca —suspiro de forma hipócrita porque él mismo le había vendido uno la semana pasada a ese dueño hijo de puta que sólo le pago cien dólares. 

Llegó a su destino, se trataba de una empresa reconocida nacionalmente por sus productos cosmetologicos y algunas cremas dermatologicas, en pocas palabra sangre de pegaso, era lo que esa empresa más compraba y vaya que era difícil de conseguir pero la paga era muy buena. 

Entro sin importarle saludar o anunciarse, ahí todos le conocían y ya no les importaba que fuera un maleducado, si su madre lo viera le estaría regañando "¡¿Donde están tus modales?!" le gritaría en frente de todos, lo bueno es que su madre estaba a kilómetros de distancia en su pequeño pueblo viviendo como una mujer tranquila adicta a los cupones de descuento. 

Subió al elevador, dentro había una hermosa mujer, castaña con una curvas de infarto, se puso nerviosa, tenía buen olfato por lo que podía oler su horrible perfume a flores falsas y marchitas, hizo una mueca que le dejo ver más sexy de lo normal, afortunadamente llegaron a tiempo antes de que esa mujer se le lanzara encima. 

En el Reino de las hadas ♡Yoonmin♡Where stories live. Discover now