26.- Una sorpresa inesperada

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Su padre no tuvo piedad, le mandó a la isla resguardada, estaba solo, no había nadie con quien hablar, sólo podía estar en un pequeño estanque que no llevaba a ningún lugar, ese era su pago por haber desobedecido, en el tiempo que paso cautivo no hubo un momento en el que no pensara a él. 

Jungkook, el nombre del hombre que amaba, la primera persona fuera de sus hermanos, que le había demostrado amor, creyó que lo suyo era para siempre, pero ee enteró de la verdad, su madre estaba muerta y Jungkook estuvo involucrado, pensaba que debería de odiarlo, pero en vez de eso, estaba muriendo lentamente por su ausencia, habría muerto rápidamente si se encontrara en otras circunstancias, pero no fue así.

Lamentaba su vida, la comida estaba por terminarse, cosa que le preocupaba demasiado, creía que lo mejor sería hundirse y dejar de respirar, estaba considerando esa opción cuando el dolor se extendió en todo su vientre bajo, tocó esa parte de su cuerpo, el movimiento era mínimo, pero el dolor aumentaba, era el momento, sin embargo, no estaba listo ¿Cómo podría traer al mundo a su bebé sin ayuda? Con las manos se impulsó para salir del agua, su cola fue remplazada por unas piernas largas y temblorosas, gateo hasta un extremo de la cueva, cerca de la cama mullida, tomó una bocanada de aire y abrió las piernas gruñendo.

Escuchó un ruido, uno que sería su salvación, miró a la entrada de piedra fundida y ahí encontró a dos personas que le miraron al principio con una sonrisa, que poco a poco se convirtió en una cara de horror.

—Hobi, ayúdame...por favor—jadeo asustado.










Las calles se llenaron de un estruendo que iluminaron la oscuridad de la noche, ese estruendo venía de un relámpago del cielo, iba a llover, los dos extraños en medio de la noche miraron aquel edificio con un nudo en la garganta.

—Vamos—dijo el primero.

El segundo estaba negándose a avanzar pero no tenía otra opción, el guardia fue hipnotizado, al igual que el hombre de recepción, subieron al elevador.

—¿Cómo sabes dónde está? —rompió el silencio al cabo de unos minutos.

—Sólo lo sé, cuando le cure, pude ver muchas cosas. Tae te está sangrando la nariz—se acercó a su hermano y con la manga de su gabardina limpio la sangre que caía de la nariz de su hermano, el que estaba pálido y enfermo—. Debes quedarte.

—Ambos sabemos que eso jamás podría pasar —casi sollozo.

—Yo me puedo encargar de nuestro padre.

Ambos se mentían a sí mismos, porque de ninguna manera podrían librarse del rey, el máximo hechicero, apenas habían podido mantener todo en secreto y salir. Llegaron al piso y salieron de este, era un largo pasillo, lo cruzaron en silencio, era un bonito lugar, llegaron a una esquina, a la vuelta, pasando por puertas estaba la que buscaban. Taehyung se quitó la canasta de la espalda y miró dentro.

—No puedo hacerlo —susurro mirando la manta que sostenía con los dedos que dejaba ver a aquel pequeño bebé—. No me hagas hacerlo

—Sabes bien que un bebé híbrido no pude quedarse en el bosque, mucho menos en la isla, no si tiene sangre humana, papá lo sabrá y él lo...

—Matará, sobretodo sabiendo que yo moriré por haber perdido un lazo de amor destinado—lloriqueo.

—Quédate con Jungkook—susurro abrazándolo y mirando a su sobrino dormir plácidamente.

—Y dejar que ellos le hagan daño...no, no lo haré —suspiró —. No es un riesgo que esté dispuesto a correr, menos ahora, que sé que ni estando cerca de Jungkook voy a sobrevivir, el daño ya está hecho.

En el Reino de las hadas ♡Yoonmin♡Where stories live. Discover now