❀Primera vista❀

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La forma en la que se conocieron no pudo haber sido normal. Taehyung nunca podría conocer a alguien de la forma normal.

Lo habían mandado con una linterna a revisar el lugar que habían comprado, y del cual se escuchaban ruidos y se veían sombras desde afuera.

El sueño de sus padres de abrir una cafetería recién estaba convirtiéndose en realidad con la compra de ese sitio, abandonado desde hacía varias décadas estaba destartalado, compuesto por un sótano, una planta baja y un primer piso era algo pequeño pero cómodo.

Claro que nada de eso era así si lo veías a las dos de la madrugada porque tus padres te mandaban.

Un Taehyung de dieciocho años y cabello azabache se adentraba en el recinto con las piernas temblorosas, apretando la linterna.

—¿Hola? —escuchó el eco de su voz y un escalofrío le recorrió la columna vertebral.

Luego de unos segundos en silencio, comenzó a escuchar ruidos, unos que venían de la puerta del sótano y otros del primer piso. Taehyung comenzó a insultar con todo lo que se le venía a la cabeza.

Escuchó susurros que lo guiaron hasta lo que en un futuro sería la cocina, comenzó a escuchar pasos de arriba.

El viento frío que soplaba en el lugar hacia que comenzara a escuchar cosas.

Mientras una película de terror se creaba en su cabeza con la escena que se encontraba en ese momento, un golpe fuerte se escuchó del primer piso, junto con algo rompiéndose.

Subió rápidamente las escaleras, para encontrar una mesa rota y a un chico que se frotaba la parte de atrás de la cabeza con una mueca de dolor.

Taehyung suspiró, dándose cuenta que toda su historia de fantasmas se debía a un niño molesto.

—¿Qué tan gordo tienes que estar para romper esa mesa?

El muchacho se sentó sobre la mesa rota y lo miró, sonrió un poco.

—¿Estás bien? —preguntó, acercándose al chico.

El castaño sonrió más ampliamente.

Taehyung pensó que su sonrisa era cálida.

Él sólo dijo un "Sí" tímido.

—¿Qué haces aquí? —dijo Taehyung, de mal humor.

—Eh..

—¡Seokjin! —un segundo chico apareció por la puerta a espaldas de Taehyung.

Él se quedó viendo al chico más pequeño con expresión de enojo en el rostro.

—¿Qué hacen aquí? —dijo.

—¡Exploración urbana! —dijo el chico que acaba de entrar

—Dah, ¿Qué haces tú aqui a estas horas?

Taehyung frunció el ceño.

—Perdón, pero los niños deben estar en sus cunas. Y soy el dueño de este lugar.

—Esto está más abandonado que mi madre —dijo el mismo chico.

Taehyung no sabía si reír o golpear al chico por semejante broma.

—Largo, y llévate a tu amigo.

Unos meses después, cuando la cafetería fue inaugurada, Taehyung limpiaba una mesa luego de que un par de clientes se fueran, cuando la campanilla de la puerta sonó.

Vio por sobre sus anteojos a los dos chicos que miraban el lugar con una sonrisa.

No los reconoció en ese momento, así que se acercó a ellos cuando ambos se sentaron en una mesa.

—Buenos días, ¿Les gustaría que les alcance el menú o-?

—Hola.

Taehyung miró al chico mas pequeño, suspiró pesadamente.

—Niños —dijo entre dientes —¿Van a tomar algo? —pregunto, sin muchas ganas de hablar.

—¡Kim Taehyung! — los tres voltearon a ver a la señora que sonreía tras el mostrador— ¡Sonríe!¡Dales una amable bienvenida a los nuevos clientes!

Taehyung suspiró y recordó el sermón de que él debía ser amable, alegre y educado con los clientes.

Miró a ambos jóvenes y les dedicó su mejor y más falsa sonrisa.

—¡Buenos días! ¿Qué les gustaría tomar?

La madre de Taehyung sonreía alegre en el mostrador.

El chico más charlatán comenzó a reír.

—Buenos días, Kim Taehyung— dijo con una sonrisa burlona—, soy Park Jimin y él es mi mejor amigo, Kim Seokjin.

Jimin apunto a Seokjin con su mano.

Esa fue la segunda vez que Taehyung vio la cálida sonrisa que tanto amaba.






Taehyung solía soñar con Seokjin todas las noches, aunque no siempre eran recuerdos tan especiales como cuando se conocieron.

Al abrir los ojos y ver la oscuridad del cuarto, el peliazul recordaba que los recuerdos eran sólo eso.

Sólo recuerdos.

Volvía a la realidad en la que él no tenía esa sonrisa.

Donde volvía a estar solo.

Estiró la mano hacia el lado vacío de la cama, esperando tocar la fría almohada.

Pero su mano tocó una mejilla.

Su corazón se aceleró cuando sus nudillos rozaron el cálido moflete.

Cuando su vista se acostumbró a la falta de luz, Taehyung vio a su compañero.

Jungkook estaba profundamente dormido a su lado.

Su corazón se iluminó de ternura.

Sin poder evitarlo, continuó acariciando la mejilla del castaño, suave y cálida bajo sus dedos.

Comprendió las palabras de Jungkook cuando le dijo que gustaba verlo dormir.

Él podía decir lo mismo ahora.

Escuchó la voz de Jungkook.

—No estás solo, Taehyung. No voy a dejarte solo.


❀ live ❀『 Kth +Jjk 』Where stories live. Discover now