1995

11.1K 545 497
                                    

ESTO ES UNA CONTINUACIÓN.

(Aparentemente, tengo que colocar esto en mayúsculas, por si acaso, djdjd)

Debes haber leído "Cuenta regresiva" antes.



1995

Harry se despertó de mal humor esa mañana, igual que casi todas durante los últimos meses. Maldijo la luz del día, se arrastró fuera de la cama, después hacia el pasillo del exterior del cuarto. Balbuceó una respuesta al saludo de su madre en las escaleras y se metió al baño, dando un portazo.

Veinte minutos más tarde, estaba tan despierto como cualquier adolescente de casi quince años podría a las siete de la mañana, vestido con algo que no era un pijama de dos piezas con snitches en el pantalón, y recogía su abrigo de la mesa a donde lo arrojó el día anterior. Se detuvo frente al calendario en una de sus paredes; los días estaban tachados por "x" y algunos con notas en el borde del cuadrado que los separaba de los demás.

Tomó el marcador que colgaba del mismo agarre que el calendario para colocar la "x" en el día correspondiente. Mediados de julio, vacaciones. El tiempo avanzaba deprisa.

El trozo de pergamino que aparecía en su escritorio, incluso sin que lo hubiese abierto para leer su contenido, le avisaba que iba tarde. Si es que esa hora podía considerarse tarde.

Salió y corrió escaleras abajo, repitiendo el vago saludo a su padre. James no se lo dejó tan fácil. Metió un brazo en su camino, lo jaló hacia atrás del cuello de la chaqueta, deteniéndolo. Quedaron cara a cara.

—Deberías estar durmiendo hasta mediodía, Harry, son vacaciones —Pese a lo que insinuaba, lo hacía en tono suave. Tenía la impresión de que era el único tono que él y Lily tenían desde que regresó.

Se limitó a sacarse la nota recién llegada del bolsillo, para agitarla en el espacio entre ambos. El hombre suspiró y le palmeó los hombros.

—Come algo antes de salir, ¿bien? —Harry asintió. Luego se escabulló por debajo de su brazo. Sus siguientes palabras lo alcanzaron cuando estaba metiéndose a la cocina para saquear la alacena—. ¡Vuelve temprano! Preocupas a tu madre. Sirius quería venir hoy para llevarte a alguna parte.

—Dile que no estaré.

—Harry, no sabes si...

—No estaré —Insistió, dándole una mordida a una tostada. Decidió que era un buen desayuno para su estómago revuelto, y abandonó la cocina también—, y si estoy, no querré, papá. Perdón.

James no hizo más que seguir sus movimientos con la mirada cuando le pasó por un lado, otra vez.

—No te haría mal un cambio de ambiente, campeón.

—Para eso salgo —Señaló la puerta con el trozo de pan que llevaba en una mano. Antes de abrir, sin embargo, resopló, se dio la vuelta y lo abrazó. James le acarició la espalda, con cuidado—. ¿Sólo mamá se preocupa? —Le sonrió, viéndolo desde abajo. Unos centímetros todavía los separaban. Él asintió con falsa solemnidad.

—Ya sabes que exagera todo.

Harry soltó un débil bufido de risa.

—Sí, ella exagera todo.

Se despidió y dejó la casa. Los amuletos de temperatura en el abrigo lo mantenían fresco a mitad del verano; tenía que ponérselo para ocasiones como aquella, en que necesitaba subirse la capucha y mantener las manos metidas en los bolsillos.

Juegos mortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora