Capítulo 12 Mnemosine

662 51 33
                                    

Nevra POV

Salí de la Sala de Cristal apenas terminé de hablar con Miiko. Necesitaba alejarme lo más posible de ella y de ese lugar, sobre todo teniendo en cuenta lo que me pidió que hiciera.

Lo que estaba dispuesto hacer.

Camine hacia fuera del C.G en dirección a la playa, quería estar en un lugar que despejara mi mente y me tranquilizará, sorprendentemente el sonido de las olas junto al olor del mar me permitía hacerlo.

Una vez llegue me acerqué lo más que pude al océano sin que este me tocara y me senté en playa dejando mi vista fija en el paisaje.

Muy en el fondo sabía que darle la Mnemósine a Alysa estaba mal y que, si ella algún día se llegara a enterar de eso, me odiaría para siempre. Sin embargo, tenía que protegerla y si esa era la única forma, estaba dispuesto a cualquier cosa, inclusive si con ello me ganaba su odio.

De momento pienso darle la Mnemósine sin que ella se entere, así no perderé el poco afecto que sé que me tiene y además la mantendré a salvo. Aunque sabía mejor que nadie que tarde que temprano los secretos siempre salen a la luz.

Pensaría en eso cuando el momento llegara, por más que probablemente me hiciera un cobarde al hacerlo.

Me levanté de mi lugar lentamente y regresé al C.G al único lugar que me daba aún más paz que la playa.

Regrese junto a mi compañera.

Apenas estuve al frente de la puerta de su habitación, di dos suaves toques esperando que me abriera. Sabía que ella querría que continuáramos la conversación que habíamos dejado pendiente, sin embargo, ahora no me veía capaz de decirle toda la verdad de lo que representábamos el uno para el otro, no teniendo en cuenta lo me vería obligado a hacerle.

Después de esperar un par de minutos y ver que ella no abría la puerta, decidí probar suerte y giré la perilla, está giro con facilidad y entre en la habitación de Alysa para encontrarme con que ella se hallaba dormida sobre su cama.

Me acerque hacía a ella y me agache hasta estar a la altura de su rostro. La observe por unos segundos sabiendo que posiblemente eso me hacía ver como un acosador, pero realmente no me importaba, se veía increíblemente hermosa con sus pestañas rozando su rostro y con sus labios un poco separados mientras su pecho subía y bajaba con lentitud al compás de sus respiraciones.

Involuntariamente una de mis manos acarició con delicadeza su rostro antes de que siquiera mi cerebro lo procesara, era inevitable que los deseos de mi alma me impulsaran a estar cerca de Alysa. Después de un par de minutos sabiendo que si se despertaba y me veía tan cerca de ella muy posiblemente la asustaría, me levanté y busque una cobija para arropar Alysa, para finalmente salir de su habitación. Pese a que no pude hablar con ella, había encontrado algo de paz con tan solo estar cerca de ella.

Me dirigí a la cantina recordando que no había comido nada desde el día anterior y ya estaba haciendo hambre, además de que, si mi hermana se enteraba de eso, la tendría tres veces al día pegada a mí exigiéndome que coma. Ya había pasado por eso una vez, no pensaba dejar que volviera a repetirse.

Una vez llegué a la cantina le pedí el favor a Karuto que mediera algo de carne y sangría, él se fue refunfuñando a la cocina, pero en menos de nada había traído lo que le había pedido.

-Parece que ya terminaste de explicarle a Alysa la historia de Eldarya -Sin siquiera preguntar mis dos mejores amigos tomaron asiento en mi mesa. Ninguno lucía para nada contento. En realidad, creo que han estado así desde nuestra discusión en mi oficina la otra vez.

-Sí, ya terminamos -Me limité a decirles. La verdad es que no me gustaba estar así con Valkyon y Ezarel, pero tampoco podía simplemente contarles todo lo que he ocultado por años.

El Príncipe de las Sombras [Nevra Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora