Capítulo XXIV: Indescifrablemente entendible.

42 9 1
                                    

-¡Oh por Dios, THIAGO! -exclama mientras corre hacia él.

-¿Qué ha pasado?

-Mire sus brazos, creo que ha perdido mucha sangre.

Gira su torso mientras está hincada en aquella hermosa arena rosa-Escuche usted, ayúdenos.

-Síganme por aquí.

-Ayúdame a levantarlo, tú tómalo de ese brazo, yo lo alzaré del torso.

-Lista.

-A la cuenta de 3; 1, 2, 3, ¡ahora!

Con Thiago a hombros y desangrándose lentamente siguieron a aquel hombre de edad promedio y túnica roja con detalles dorados que resaltaban en el sol. al llegar donde se suponía, solo había grandes piedras.

-¿Qué hacemos aquí?, aquí no hay nada, ¿acaso está bromeando con nosotros?

-Calma jovencita.

Colocó su mano sobre una de las piedras y se abrió una puerta hacia una cueva entre las grandes piedras.

-Por aquí.

Al llegar al final de la cueva encontraron un pequeño cuartel.

-Recuéstenlo ahí-dijo señalando una cama en la esquina de la cueva.

Tomó un vaso con agua, tela limpia y empezó a curar sus brazo-¡Oye tú!, quítale la camiseta-le ordenó a Nath.

-Si-respondió acercándose a él rápidamente y rasgando su camiseta.

Luego de limpiar sus brazos y pecho, lo vendó.

-Déjenlo descansar.

-¿Quién es usted? ¿Y por qué carajo nos estaba esperando?

-Sin presentaciones, ¿traen los pergaminos?

-¿Cómo sabe usted de los pergaminos?

-Por favor Max, esa pregunta ofende, vi cómo se los llevaba luego que maté a aquel monje, lo perseguí para quitárselos pero no pude encontrarlos.

-Nath detrás de mí. Bastardo, tú fuiste quién me secuestró.

-Si y déjame decirte que hiciste un buen trabajo escondiendo los pergaminos, porque no los encontré-dice avanzando hacia ellos.

Toma una piedra afilada del piso-Atrás, aléjate de ellos o sufrirás las consecuencias.

Levanta las manos-Tranquilo, solo dame los pergaminos y todo saldrá bien.

-Jamás los encontrarás.

-No dejaremos que caigan en las manos equivocadas.

-¿Qué? ¿Manos equivocadas? ¿De que hablan?, esperen son victimas también.

-Si, ¿Por?

-Tranquilos entonces.

-Eres un asesino, ¿cómo quieres que estemos tranquilos?

-Él tenía información sobre el Efecto Mandela, tenía tiempo investigándolo y pretendía vender esa información por eso debía morir, los demás no podían dejar que esa información cayera en manos equivocadas.

-¿Los demás?

-Somos muchos, estamos en todo el mundo, algunos ocultos porque esa cosa nos persigue, nos autodenominamos ¨las victimas¨

-¿Está diciéndome que hay más afectados por esa cosa?

-Es exactamente lo que les digo jovencita, necesito que me otorguen los pergaminos para poder leerlos y ver que escribió acerca de eso.

Efecto Mandela  [Completa ✔️] Where stories live. Discover now