Capítulo XXV: Tick, tack, atrapados.

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-¿Y qué dice? -pregunta Thiago con su espalda pegada a la pared.

Rápidamente salta de la cama tomando la página traducida que se encontraba encima de la mesa y empieza a leer en voz alta:

Vivimos en un Multiverso, una infinidad de universos coexistiendo en dimensiones paralelas. Las computadoras cuánticas y el CERN abrieron portales a esas dimensiones paralelas, hoyos negros que permitieron el paso de información de una dimensión a otra. En esas otras dimensiones (o universos) ocurrió lo mismo, lo que provocó una inmensa interconexión de dimensiones, y la energía acumulada fue tal, que se comenzaron a absorber los universos entre sí fusionándose y llevando información a otros universos.

Este universo, esta dimensión, esta línea de tiempo donde estamos tuvo más fuerza, y por eso arrastró hacia acá muchos elementos, entre ellos nuestra consciencia, y así comenzamos a notar los cambios.

Llegamos desde diferentes dimensiones, por eso todos vemos distintos cambios, no es algo uniforme. Pero para muchas personas su consciencia no viajó, es la de esta misma dimensión, así que no ven nada cambiado.

Al fusionarse las dimensiones, los objetos, las situaciones, la consciencia de las personas e incluso las personas en sí mismas, se mezclan con sus propias versiones de otras dimensiones, pero la versión cuya energía tiene la mayor frecuencia de vibración sobresale de las demás y se convierte en «la historia» y «lo que siempre ha sido», como si sobreescribiera los hechos y las cosas en la «realidad actual».

-Carajo, sabía que el CERN tenía que ver con esto-replica Thiago levantándose de la cama-¡ash! -deja salir un suspiro de dolor.

-Ten cuidado-le dice Nath desde el otro lado de la habitación al escuchar su suspiro doloroso y como frunció el ceño.

Con cara de sorpresa toma asiento en una pequeña silla cerca de la mesa donde trabajaba aquel extraño señor-Todo esto se desvía totalmente de todo lo que he investigado, años de investigación en información tirados a la basura.

-Hey, al menos ya tenemos el rumbo correcto y con su brillante mente dudo que estemos muy lejos de saber lo que en realidad está pasando.

-Es cierto lo que dice Nath, además se va pareciendo a mis teorías así que no tendremos que iniciar de cero-expresa terminando la automática respuesta que generó la boca de Nath.

Les da una sonrisa de boca cerrada-Gracias chicos.

-Chicos...-resuena una voz con un tono de preocupación a sus espaldas.

Todos giran hacia donde se escucha aquella angustia, de repente chocan miradas con aquel peculiar monje, mirada que ahora lucia empañada por las evidentes lágrimas que iban a brotar de sus ojos. Su piel se encontraba cuarteada y se desmoronaba como si de arena árida habláramos, se podía apreciar como cada poro de su cara se convertía en un diminuto grano de arena árida. Mientras su cuerpo se desvanecía cayendo al suelo las única palabras que pronunció al ver la oleada de sentimientos que expresaban nuestras miradas-Tranquilos tarde o temprano pasaría, Mandela me atrapó, está aquí, corran antes de que sea tarde para ustedes también.

-Pero ¿cómo?

-Encontraran la sal...-su última palabra se ahogó en la arena en la que ya se había convertido su cara.

Tomando en cuenta las palabras del "monje", se gira rápidamente hacia la mesa y toma todos los pergaminos-¡Vámonos!

El profesor y Nath despegan cual cohete con sus pies para salir de aquella cueva, pero un quejido de dolor los detuvo, cuando recuerdan que Thiago apenas puede estar sobre sus pies, retroceden los pocos metros que han avanzado cuelgan su brazos de sus hombros y salen rápidamente de allí, una vez fueran recuestan a Thiago de una gran roca en la arena y sacan los pergaminos.

-¿Cómo saldremos de aquí?

-No tengo ni la más remota idea-responde mientras alza los pergaminos hacia el sol en busca de una señal.

-¿Qué espera encontrar? -pregunta intrigada al ver las expresiones faciales que se forman en él.

-Alguna pista, algo que nos ayude a salir de aquí, mientras más rápido lo hagamos mejor.

-Su expresión parece muy fría para haber visto esa escena allá atrás.

-No tengo tiempo como para permitirme hacerlo, perder tiempo hace que estemos más cerca de terminar como él-respondió señalando hacia la cueva con su mano libre.

-¡Mierda! -se escucha claramente exclamar a Thiago desde aquella roca.

Al mirar hacia donde apuntaban los inquietos ojos de Thiago, ven como granos de arena forman un remolino que se detiene por un momento.

La palabra ¨Corran¨ se forma en el suelo volviendo a crear aquel remolino, ¨Si pueden¨ fue lo siguiente que se vio antes de que desapareciera el remolino y todo quedara en calma.

De inmediato Thiago se levanta, con la ayuda de Nath y del profesor empiezan a intentar correr hacia el otro lado de la isla.

-¡¿Qué carajos?! -pregunta mientras la respiración abandona su cuerpo.

-¡Solo corre!

De repente aquella arena rosa levantaba cada granito de ella y se elevaba del piso como nieve flotante.

Se gira-¡Mierda, debemos correr más rápido!

-¡Debemos llegar a la parte sin arena! -grita señalando unos cuántos árboles que daban comienzo a una pequeña selva.

Tras ellos empiezan a abrirse pequeños hoyos en la arena que se cerraban rápidamente abriendo otro más adelante como si de pasos se tratara.

-¡MÁS RÁPIDO! -grita haciendo notar la desesperación y falta de aliento en su voz.

Los pequeños hoyos empezaron a avanzar más rápido, tanto que uno de ellos se abrió debajo de Thiago, haciéndolo caer a pesar del agarre con el que lo sujeta el profesor.

-Thiago, mierda-dice retrocediendo hacia él-¡vamos arriba!

-Mi pie.

-¿Qué?

-Está atrapado, no me puedo zafar-dice halando de su pie, con todas sus fuerzas.

-¡Maldición!

-Deben seguir, yo me las arreglo para alcanzarlos.

-¡Jamás!, profesor venga aquí.

-Debemos apresurarnos-dice mientras se acerca rápidamente.

-Es su pie está atorado.

-Deben seguir sin mí.

-No haremos eso Thiago-responde tomando el tobillo de Thiago y halándolo sin conseguir resultados.

-¿Ven?, es imposible, estábamos listo para que esto le pasara a uno de nosotros, deben seguir.

Golpeando la arena alrededor de su pie y con sus ojos empañados por lágrimas grita-¡Suéltalo! -unas varias veces.

El hoyo se abre liberando a Thiago, tan rápido como un parpadeo explota hacia arriba la arena debajo de Nath, lanzándola al aire cual pelota de tenis, al descender su cuerpo es atravesado por una piedra puntiaguda gigante, la piedra cubierta con moho se va tiñendo de rojo desde su punta hasta el tronco llenando cada hueco de ella con sangre.

Sus ojos se bañan en lágrimas-¡NATH, NOOOO!

Efecto Mandela  [Completa ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora