durante la batalla final contra Ginjo unos acorralados Ichigo y Rukia decide aceptar sus verdaderas naturalezas para derrotar a sus enemigos y salir de esta situación aunque la batalla dio un giro y cuando Ginjo estaba por ser derrotado usando un in...
Pura oscuridad, eso era lo que podía ver la joven Asia Argento mientras parecía estar cayendo a un abismo sin fondo, sentía una enorme tristeza, remordimiento y una extraña calma, eso parecía una señal que está muerta.
Esto es lo que se siente estar muerta. Pensaba ella mientras seguía cayendo solo que ahora con los ojos abiertos
No quería esto, no le gustaba este lugar, quería salir, quería estar viva y volver a ver a las 3 personas que no solo quisieron ser sus amigos sino que pusieron sus vidas en peligro por alguien como ella, sentía que no merecía tener amigos así cuando ella era tan débil.
- No eres débil, solo necesitas esforzarte, no siempre dependerás de tus amigos, debes aprender a luchar tus propias batallas. Dijo una voz femenina seguida de un enorme resplandor que repelió toda la oscuridad
- ¿Quién eres, un ángel? Pregunto Asia desconcertada
- No lo soy, aunque me parezco a uno, solo te diré, soy una amiga que estará a tu lado a partir de ahora en las buenas y las malas, pero debes hacerte fuerte. Dijo esa voz en tono maternal
- ¿pero porque me dices esto? estoy muerta. Dijo con tristeza la rubia
- No lo estás, un amigo al que de verdad le importas te salvo, sino fuera por el yo no estaría aquí, se te ha dado una segunda oportunidad en la vida Asia Argento, no la desperdicies siguiendo atrapada en el pasado. Dijo esa voz que ahora sonaba más seria.
Poco a poco el panorama se volvió blanco mientras esa luz se acercó a la monja para revelar a una bella mujer adulta de ojos azules y una cabellera rubia atada en coleta, estaba completamente vestida de blanco con una aureola y unas alas doradas, ella le extendía la mano de forma amistosa a la joven y en otra sujetaba un raro bastón.
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- Lo haré, seré fuerte. Dijo Asia aceptando la mano
- Ahora quiero que recuerdes este nombre.
Antes de que Asia pudiera escuchar el nombre de esa bella mujer ella abrió los ojos de golpe revelando que ya no estaba en ese espacio en blanco y tampoco estaba en la iglesia sino que estaba sobre una cama muy cómoda en un lugar desconocido para ella.
¿Dónde estoy? se preguntaba la ex monja levantándose de la cama pero notando que sus ropas eran distintas.
Esta vestida exactamente igual que Rukia cuando la defendieron de los caídos un kimono negro pero en una mesa de luz pudo ver una catana que por alguna extraña razón se le hacía familiar y sentía que la estaba llamando por lo que instintivamente la tomo y la guardo entre sus ropas.
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