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Los cálidos rayos del sol irrumpieron en la habitación, iluminando todo a su alrededor.

Uno de estos juguetones rayos se posó sobre los párpados blanquecinos provocando una irremediable queja por parte del albino.

— mhg — se quejó tallando sus ojos con el dorso de sus manos.

Se levantó más por costumbre que por qué realmente tuviera ganas de abandonar ese calientito y suave lugar entre las cobijas de su cómodo palacio.

Aun adormilado se dirigió hacia su cuarto de baño donde se lavó la cara, al fin despertando por completo, se ató el cabello en una coleta alta y volvió a su habitación para buscar su habitual atuendo en colores oscuros con plateado.

— Ya estoy — se dijo viendo su figura ya vestida frente al gran espejo que colgaba de una de las paredes del cuarto.

Ya listo se dirigió hacia su templo al suroeste, sabía que la probabilidad de encontrarse con FengXin era muy alta pero ya no le importaba.

El día anterior, mientras degustaba unas fresillas con crema, había llegado a la conclusión de que no tenía nada que ver con él, levantándose del asiento con más motivación y despejando su cabeza de cualquier cosa innecesaria se dirigió a su gran tina hundiendo su cuerpo totalmente convencido de que no le molestaría más esa incomoda sensación que le ocasionaba cada vez que lo veía.

Y llegó.

Justo a un lado de su templo se encontraba el del moreno, solo que en este no había rastro del susodicho, solo había algunos pocos ayudantes que iban de un lado a otro con pergaminos en sus manos.

«Parece que están ocupados»

Regreso la mirada hacia su propio templo viéndolo en similares circunstancias.

Con suma quietud ingreso pidiendo el reporte de las oraciones y la razón del porque había tanto movimiento esa mañana.

— General Xuan Zhen, hemos recibida bastantes oraciones y peticiones de la misma región — Explico WenGuJi, la mano derecha de MuQing, un joven delgado con rasgos finos, de tez clara y cabello negro azabache — sobre una especie de bestia que está atormentado a los campesinos.

— ¿Cuándo recibieron la primera oración? — pregunto preocupado.

— Se registro la primera oración a mediados de la semana pasada — su voz firme y semblante serio, muchos temían a este dios marcial, pero él no sentía tal miedo sino un respeto, ya que MuQing le había ayudado en el momento más difícil de su vida.

Tal vez el mismo MuQing no recordaba este hecho, pero no le importaba, mientras pudiera servirle y contribuir, aunque sea un poco.

Lo pensó por un momento, su barbilla recargada sobre su diestra.

Se puso de pie abandonado el asiento en el que apenas se había acomodado y mirando al joven frente a él le indico que salieran.

— Vamos — el joven solo asintió con voz firme.

Ambos hombres salieron del templo, uno un par de pasos detrás del otro.

Cruzaron la gran calzada y la calle principal de la ciudad hasta llegar a un enorme palacio con cientos de funcionarios que iban de un lado para otro con las manos llenas en pergaminos.

En la parte superior del santuario deslumbraba una hermosa placa dorada con el nombre inscrito: Palacio Ling Wen

Ambos entraron con sumo cuidado ya que en todas partes ya sea que fueran o vinieran había pequeños funcionarios con filas y filas de pergaminos, transportando los de un lado a otro.

Serendipia. [Mu Qing x Feng Xin] {TGCF}Where stories live. Discover now