Friends With Benefits [JenLisa]

31 - Lisa's life

Maratón 1/3

Tres personas marcaron la vida de Lisa, y no era como si tuviera muchos años de vida.

El primero fue un hombre, se llamaba Nathan. Lo conoció cuando tenía 15 años y, se podría decir que se enamoró de él. El caballero en cuestión tenía entre cinco y seis años más que ella y trabajaba donde ella hacía el servicio social del instituto.

Fue una tarde lluviosa cuando ella se había quedado haciendo archivo sola. Todos los de la oficina donde ella realizaba su servicio estaban en el último piso del edificio celebrando el cumpleaños del gerente cuando, de repente, unos papeles crujieron detrás de ella.

-¡Ups! Lo siento -dijo el hombre. Lisa no se dio cuenta de que sonaba sobreactuado porque su físico la acababa de aturdir.

Nathan tenía una presencia más bien vampírica. Era alto, tal vez 1'90 de estatura, un poco pálido, de ojos cían, cabello largo, liso y negro azabache. Era de contextura promedio pero con músculos marcados. Solía vestir con jeans negros, chaquetas de cuero...Era el hijo del gerente aunque no lo aparentaba.

Lisa evitó sonrojarse y le dio la espalda para poder respirar.

-¿Estás sola? -preguntó él.

-Sí señor -contestó ella. Lo había visto de lejos muchas veces, sabía quién era pero nada más.

-No me digas señor, me siento viejo -replicó acercándose sin importarle que estaba pisando papelería de contabilidad, ni de que ella estaba arreglando dicha papelería.

Nerviosa, Lisa se puso de pie de inmediato y trató de fingir que empezaba a guardar cosas en una caja.

En varias ocasiones el joven pasaba cerca y le guiñaba un ojo o le sonreía. Claro que para ella todo era su imaginación. Él era mayor que ella, iba a la universidad, era el hijo de gerente, además de que tenía bastante dinero. ¿Por qué habría de fijarse en una clase media como ella que todavía iba al instituto?

-Menos mal que no estás en la fiesta de arriba... - Nathan parecía desentendido de que ella no lo mirara y casi ni le hablara -...es muy aburrida, solo hay ancianos lamiéndole los zapatos a mi padre para un ascenso o un aumento -se apoyó contra la puerta que estaba justo a un lado de ella.

Lisa asintió esforzándose por no sonrojarse.

Ella sabía, como muchos, que en esa habitación se metían muchos a tener relaciones. ¡Siempre les escuchaba! ¿Es que acaso se olvidaban de que ella trabajaba allí o no les importaba?

-Es el cumpleaños de mi padre pero sé que ayer fue el tuyo, te traje un regalo.

Lisa lo miró muy sorprendida.

-Lo vi en la cartelera, no te estoy espiando ni nada por el estilo -aclaró.

Sí, la cartelera, pensó ella, el pedazo de papel donde se anotaban las fechas de cumpleaños de todos para "recordarlas". Como haciendo un acto de magia, sacó una rosa roja de su manga y se la entregó. Las mejillas de Lisa tomaron el color de la misma flor.

-Gra...gracias... -tartamudeó bajando la cabeza. Lo cierto era que Nathan le gustaba mucho, aunque estuviera fuera de su alcance.

¿Lo estaba realmente?

No lo vio más durante una semana y eso la decepcionó. El único día que pasó por la oficina parecía que no la recordaba y cruzó a su lado sin mirarla. Pero, aún así, conservó la flor.

El sábado, que salía temprano de su servicio, se iba a encontrar con unos amigos cuando Nathan se le apareció.

-¿A dónde vas tan sola? -curioseó disparándole una de sus mejores sonrisas.