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-A-Ying, hora de comer –lo llamó alguien con una voz amable y delicada por detrás de la puerta.

Él no se movió ni respondió, sintió su cuerpo pesado, no lo podía mover y no le respondía, solo podía ver un poco el lugar en donde estaba.

En su habitación en el Muelle de Loto.

-Wei Ying, no hagas esperar a A-Jie –le reprochó otra voz, también desde el otro lado de la puerta.

Él conocía esas voces.

Las voces de las personas que habían crecido con él, sus hermanos de corazón, Jiang Yanli y Jiang Cheng.

Pudo observar como ambos ingresaron un tiempo después.

Jiang Yanli le regalaba una leve sonrisa, y Jiang Cheng tenía el ceño ligeramente fruncido aunque no le demostraba hostilidad, solo le regañaba con la mirada.

También se vio a él mismo levantándose y bromeando con ellos.

-¿Por qué demoran tanto? –preguntó con los brazos cruzados Madame Yu desde el otro lado de la puerta, siendo seguida por Jiang FengMiam.

-Mi señora, esperemos un rato más, pronto vendrán, volvamos –le dijo él para darles más tiempo y que se evitaran un largo regaño.

Jiang Yanli rió al escucharlos mientras que Wei Ying y Jiang Cheng suspiraron con alivio al sentir que los mayores se alejaban y volvían a la sala.

-Lo mejor será que vayamos ya, madre se enojará –la mayor se dirigió hacia afuera y los otros dos no dudaron en seguirla.

...

-A-Cheng, A-Ying, vengan –llamó Jiang FengMiam con voz suave al verlos a la distancia. Los niños de 8 años se acercaron y el mayor los llevó a una de las tantas habitaciones del lugar.

Una vez dentro, se pudo ver varias estanterías llenas de libros pero FengMiam solo escogió uno que se encontraba en una mesita al costado de la puerta.

-Este libro habla sobre el tratado con las criaturas mágicas, además tiene la información sobre quienes están adheridos al pacto –les dijo mientras mostraba la portada del gran libro. Ahí se encontraba la imagen de un cultivador de ropas blancas y al frente de este estaba un gran dragón– Desde hace bastante tiempo existen los humanos, pero las criaturas mágicas existen desde hace más. La relación entre ambos no era ni buena ni mala, se vivía en una armonía bastante neutra. Las criaturas mágicas preferían quedarse en ambientes apartados, les gustaba el silencio y la vida tranquila, por lo general se recluían en lugares donde la energía espiritual abundara. Los humanos buscábamos lugares que cumplieran con nuestras necesidades básicas y no establecíamos. Poco después existieron personas curiosas que viajaban en grandes distancias para salir del monótono ciclo. Exploraron diversas zonas y aprendieron otras más, lo más sorprendente fue que encontraron un pequeño bosque en donde había bastante energía espiritual.

-¿Ellos fueron los primeros cultivadores? –preguntó Wei Ying que se encontraba sentado a su lado izquierdo. Jiang Cheng que estaba al lado derecho de su padre también le dirigió una mirada como volviendo a preguntar.

-Sí, ellos fueron. Descubrieron que algunas personas de su grupo podían sentir esa energía y absorberla para luego refinarla y usarla. Luego de permanecer en ese lugar por un buen tiempo, decidieron volver a su pueblo natal y contar lo que pasó. Por supuesto, existieron personas que les creyeron y otras que no. Después se empezó a estudiar esta energía y se dieron varios descubrimientos referentes, y más personas estaban interesadas en poder cultivar un núcleo dorado y absorber la energía espiritual. Varios grupos se dirigieron a distintas partes del mundo a encontrar las zonas exactas que tuvieran esta energía, lo que causó que algunos se encontraran cara a cara con algunas criaturas mágicas. La mayoría de las criaturas mágicas no eran malas, ayudaron a aquellas personas que tenían buen corazón y les enseñaron más sobre cómo mejorar en el cultivo. Otras, la minoría, no eran así, mataron a quienes se encontraban en su territorio, incluso llegaron a dañar a los de su especie, no tenían control. Esa situación empeoró, esas criaturas abandonaron los lugares en donde residían y empezaron a buscar a cualquier ser vivo para atacarlo. Por esa razón, las criaturas mágicas de carácter pacífico se unieron con los humanos, mantuvieron a raya al resto que mataba sin piedad y llegaron a un acuerdo con los humanos. Las razas de las criaturas que firmaron el pacto están documentadas en este libro, también la división y sectas que formaron en ese entonces los humanos, además de los territorios designados para cada uno –el Jiang mayor dejó el libro sobre la mesa que se encontraba al frente– lo mejor será que estudien todo lo necesario de ahí, pronto se convertirán en cultivadores capaces de la secta Jiang por lo que lo mejor es que deban estar informados.

GOPHERWhere stories live. Discover now