Desde tiempos inmemoriales existía el pacto entre seres mágicos y los humanos, obviamente no todas las criaturas mágicas se adhirieron a este, existían algunos que preferían dañar a cualquiera que se le cruzara.
Para ello, se crearon las sectas de...
Vuelvo a repetir... No sé que rayos hago, no se nada de bodas chinas (!!!!)
-Lo cierto es que muchas de las criaturas mágicas le temen –dijo una chica de cabellos plateados mientras escribía diligentemente en uno de los tantos libros en blanco que tenía.
-¿Es tan fuerte? –preguntó Wei Ying mientras su expresión se veía más desanimada.
-No puedo confirmar eso pero tal vez... Probablemente solo las criaturas ancestrales sean las únicas que podrían enfrentarlo, aunque no hay rastro de ellos desde el tratado con los humanos –Después de terminar un último trazo cerró el libro con un suspiro– ese fue el último del día, estoy cansada... –estiró sus brazos y bostezó mientras se sentaba.
-Entonces, ¿cómo podría vencerlo...? –murmuró mientras miraba el suelo pensando en cualquier alternativa.
-Bueno, supongo que al aparecer pocas veces se la pase en un estado un tanto vulnerable. No estoy segura de la energía que absorbe, tal vez al ser destructivo absorba la energía resentida pero nunca me he enterado de algo que lo relacione, en general son masacres entre ellos y nada más, además de que no tendría ningún sentido el que pusiera una maldición en un humano, mucho menos si es un cultivador ya que la energía espiritual que fluye lo podría poner en un estado nada estable. No puedo pensar en nada por el momento...
-Es imposible... ¿No es cierto?
-No lo creo, tal vez es algo que no hayamos notado. Shui, tráeme el libro del maestro –ordenó ella y en unos segundos apareció una pequeña criatura que flotaba y parecía hecha de agua, esta se dirigió al gran estante y buscó el libro. Poco después bajó donde se encontraba la chica y lo dejó en sus manos– Muchas gracias, puedes volver a la laguna si deseas –al decir eso la criatura frotó su cabeza en su mejilla y desapareció.
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-¿Ese era tu familiar...? –preguntó estupefacto Wei Ying.
-No, es un espíritu del agua que me acompaña desde hace un tiempo, no recuerdo hace cuanto... ¿unos 100 años...? –murmuró pensativa mientras sostenía su mentón– y ni te atrevas a preguntar mi edad –lo amenazó dándole la espalda pero sintiendo que él otro se reía– para tu información ni siquiera llego al milenio. Ahora solo déjame revisar los escritos de mi maestro –una de sus manos tocó el libro abierto y la otra apoyaba su dedo índice en su frente. Una luz iluminó el lugar unos segundos y cuando ella volvió a abrir los ojos, estos demostraban cierta preocupación.
-Yo... el libro contenía algunas teorías sobre de que se alimentaba el gopher. Devorador de cuerpos, de núcleos dorados... –dijo en un tono un poco bajo– y también...
...
Se apreciaban las figuras de Jin Zixuan y su séquito. Revisaron cada una de las tantas habitaciones que estaban en la torre Koi. Puerta que abrían, habitación que encontraban vacía, se la pasaron un buen rato buscando en cada una de ellas.
