VI

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Antes que nada... no sé que rayos hice... 


La sala permaneció en un gran silencio después de lo dicho por Yu Ziyuan.

-¿A-Ying? –Yanli fue la primera en hablar cuando él atravesó la puerta– ¿enserio eres tú? –se acercó y extendió su mano para tocar su rostro– cuanto has crecido... –sus ojos se tornaron acuosos cuando al fin lo alcanzó.

A Wei Ying no le gustaba ver a su shijie llorar pero por más que intentara moverse no podía, su cuerpo se mantenía estático sin poder él evitarlo.

Los había extrañado, los había extrañado tanto en todo ese tiempo.

-Lamento haberme ido sin decir nada –su voz tembló cuando lo dijo.

Su shijie, tan comprensiva como siempre fue, lo abrazó con cuidado. Jiang Cheng se acercó hasta quedar a poca distancia de ellos dos, sin saber qué hacer y dudando un poco, él también los abrazó a ambos.

Eso le bastaba. Saber que sus hermanos aún lo aceptaban y se habían preocupado por él.

Después de que se separaron, ellos no preguntaron lo que hizo en los 5 años que estuvo fuera, tampoco intentaron indagar mucho en sus razones, no lo presionaron a que dijera todo eso, sólo dialogaron como en los viejos tiempos.

Agradecía ello. Le quitaba cierto peso de encima.

Anocheció demasiado pronto y la servidumbre de la secta Jin trajo varios platillos para su cena, todo transcurriendo entre una que otra broma entre los hermanos, algunas anécdotas, algunas risas, algunos regaños de Madame Yu, y Jiang FengMiam alzando la bandera de la paz por ellos tres.

Un ambiente un tanto armonioso que no creía que podría volver a ver y vivir.

Ya después de todo, cada uno fue a la habitación asignada que le habían dado.

Wei Ying miraba el techo mientras pensaba en todo lo que había hecho en su tiempo fuera, también en lo que había pasado hace pocos momentos. Todo parecía tan irreal y maravilloso.

Probablemente ya era más de la medianoche, todas las luces de cada habitación estaban apagadas y no se oía ningún ruido. Era demasiado tarde y Wei Ying se había despertado en medio de todo ese silencio. Un presentimiento extraño lo mantenía despierto.

No podía oír nada, así que, ¿qué podría pasar en medio de esa calmada noche?

Su mente estaba llena de cierto pánico sin saber que exactamente lo causaba.

Al estar tan ensimismado pensando en cualquier posibilidad, algo rompió el silencio.

Unos ligeros pasos se escuchaban afuera de la gran torre Koi.

Con cautela Wei Ying se levantó y se dirigió lentamente a la ventana de la habitación, dando una ligera mirada por esta.

Caminando mientras arrastraba sus largas extremidades, se encontraba una extraña criatura. Sus ojos no distinguían ningún punto fijo y se movía de forma tambaleante, sin ningún destino en particular.

Al momento de verlo, la mano de Wei Ying comenzó a arder. Era la maldición.

Esa criatura era el gopher.

El cuerpo de Wei Wuxian se congeló mientras observaba con cierto pánico como la criatura caminaba de un lado a otro, dando vueltas y vueltas. No parecía que atacaría a nadie en ese momento, eso sinceramente lo alivió.

Intentó relajarse rápidamente y buscó a tientas su espada. Cuando la encontró, corrió rápidamente y saltó por la ventana abierta, terminando encima del tejado se escabulló al confirmar que el gopher seguía caminando en círculos en el mismo lugar.

GOPHERWhere stories live. Discover now