Beso de despedida

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"Yo no te robaré un beso,
haré que te mueras por uno"

Sus dulces labios en los míos me despertaron de aquella ensoñación. Miré a mi alrededor, recordando que ya no estaba en ese callejón, ni acompañada por esa persona.

La voz de mi tutor era monótona y calmada, una canción de cuna perfecta hasta que se le ocurrió preguntarme si estábamos adelantados o atrasados con respecto al programa anual de Berlín.

- ¡¿Qué?! Uh, yo... no estoy segura.

- Señorita Kagamine -Kaito hizo énfasis en mi nombre, como si en verdad fuésemos familia-, no recuerda si mencionaron el término "herencia mendeliana" en genética?

- Kai- ehh... Profe, ya le dije que biología no es mi fuerte. No me gusta memorizar cosas.

- Si en verdad lo entendieras no tendrías la necesidad de memorizar -contraatacó el docente con una sonrisa vanidosa.

Mis compañeros soltaron un "Uhhh" al unísono, arrinconándome entre la espada y la pared. Por el bien mayor decidí callar y la clase prosiguió sin mayores complicaciones.

"Len, ¿puedes echarle un ojo a..."

No, no le puedo pedir eso.

Borré el mensaje que estaba a punto de enviarle a mi reemplazante en la ciudad y quedé en blanco mirando la pantalla de mi teléfono hasta que me sorprendió el timbre de la salida.

- ¿Estás lista, Rin? - me preguntó Mikuo, girándose inmediatamente hacia mí. En tan solo unos días había aprendido a cogerle cariño a este bastardo. Era más amigable que la mayoría de los que había conocido hasta ahora, y ciertamente era más divertido que Oliver y Fukase juntos.

Asentí y recogí mis cosas junto con Gumi, quien sorprendentemente también era un ser humano decente.

Hoy íbamos a ir a la casa de ella para que pudieran ponerme al día con varios pendientes: me darían las tareas y me explicarían cosas importantes, tales como la maldita jerarquía social que regía en la escuela, por ejemplo.

Eso, y también nos reuníamos para organizar una fiesta.

- Rin, ¿no volverás con nosotros?

Me giré para ver al único rubio más bajito que yo mirarme con confusión.

- Lo siento, Oli. Voy a hacer algo con los chicos -señalé, intentando no romperle el corazón-. Nos vemos mañana.

Tanto el rubio como el pelirrojo a su lado fruncieron el ceño, desaprobando mi comportamiento una vez más. Ya me estaba cansando de su actitud superior.

- Está bien Rin, pero ten cuidado -se limitó a decir antes de darme la espalda y salir por la puerta principal, desapareciendo completamente.

- ¡Oigan a ese! ¿"TEN CUIDADO"? -Gumi parecía furiosa por aquel comentario, y no le avergonzaba que lo notáramos- ¡¿Qué somos, animales?!

Imitamos a los demás y salimos de la clase, yendo en dirección al estacionamiento para buscar mi bicicleta.

- Lo dijo por ti, estoy seguro. El enano te odia - Mikuo sonreía divertido, por lo que había aprendido de él, le encantaba fastidiar a la chica.

Austausch (El Intercambio) | RiLenWhere stories live. Discover now