Una sensación familiar

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"No puedo mirarte y no sentir nada"

Quedé colgada en la pantalla de mi celular, me había llegado un mensaje del destinatario menos esperado y los últimos cinco minutos de mi vida los había gastado contemplándolo anonadada:

"Miku no come ni duerme por tu culpa, deberías dejar de ser egoísta y hablar con ella. Está muy preocupada por ti".

Yuma no se había manifestado desde que viajé a Hornbach por primera vez. No había sabido nada de él desde entonces. Ni siquiera me había hablado cuando pasó lo de mi mamá, cuando todo estuvo a punto de colapsar... ¿Y lo hacía ahora? ¿Porque Miku está una vez más siendo protagonista de la novela dramática inventada en su cabeza?

Ella no estaba preocupada por mí, sino por que podría pasar si más personas se enteraban de nuestro pequeño secreto.

Pensé en responderle con un emoji del dedo del medio, o quizás lo mejor sería ignorarlo...

- ¿Rin? -llamó mi compañera de banco, Una, sacándome del hilo de mis pensamientos durante la pausa de la mañana.

- ¿Sí?

- ¿Por qué ya no hablas tanto con Gumi? - inquirió despreocupadamente, a lo que daba un mordisco a su gran manzana roja.

Me encogí de hombros y fijé la vista en mis pies, los cuales balanceaba sin cuidado sobre la muralla en la que estaba sentada. Aún nos quedaban varios minutos del recreo.

- Uh, digamos que es muy apegada a Mikuo, y le estoy tomando un poco de distancia a él.

- ¿Por lo que dijo Len? -adivinó sin dejarme terminar, a lo que se dirigía a nuestra compañera platinada que también se encontraba presente- Digo, Mikuo es lindo, no entiendo por qué evitarlo si no pierde nada... ¿No te parece, Ia?

- Rin hace lo que le da la gana -respondió ella, con la vista fija en su cuaderno. Parecía estar garabateando algo, y no estaba muy interesada en la conversación.

- Exacto -asentí, suavizando un poco mi expresión, que había permanecido algo tensa.

Todavía no tenía claro qué me repelía de Mikuo, qué me impedía verlo como algo más. Había pasado los últimos días de la semana evitándolo como la peste, ya que luego del "incidente" con Len, él lo había interpretado como una señal de que me seguía interesando.

Tampoco me agradaba mucho la idea de estar en compañía del rubio en el colegio, ya que no terminaba de acostumbrarme a tener a Len tan cerca en la casa y en la clase.

- Entonces, ¿no te gusta? -volvió a preguntarme.

- No, no me gusta.

- ¿Y por qué lo besaste?

Era extraño, pero Una tenía un aire infantil que me impedía molestarme con ella. Sabía que no me lo preguntaba con malicia, sino con la más pura curiosidad que la movía a indagar hasta el fondo, casi sin poner atención en su tono o en el tipo de preguntas que hacía.

- Solo... me dejé llevar -admití, sonriendo un poco-. Fue una mala idea, y más ahora que me quedaré un tiempo viviendo aquí.

Austausch (El Intercambio) | RiLenWhere stories live. Discover now