¿Confías en mí?

198 39 10
                                    

"Vi esta flor y pensé en ti, porque es bonita"

Aquella tarde el sol se posaba sobre mis hombros, proporcionando un calor agradable en mi espalda. Usualmente tenía la sensación de que aquí hacía más frío que en Berlín. Quizás era porque estábamos más cerca de las montañas... o porque no tenía a mi familia cerca.

Acaricié al pollito que estaba en mi mano. Se lo había llevado a Josephine, pero mi serpiente se había comido a su pollito hermano y luego decidió que no tenía más hambre, por lo que tenía a un sobreviviente con estrés postraumático entre manos.

Sonreí con nostalgia, me recordaba un poco a mí misma.

- Estarás bien -murmuré, de mala gana. Así me lo habían dicho a mí durante toda la vida, y a pesar de que no estaba del todo de acuerdo, seguía por aquí.

Abracé mis rodillas, dejando que se manifieste ese vacío en el pecho que parecía comerme por dentro cada vez que estaba sola. No tenía noticias de mis hermanos, y de mi madre tampoco tenía ninguna novedad. Las cosas estaban... ¿bien? Tan bien, que parecían estar mal.

"Ninguna noticia es una buena noticia" intentando calmarme, repetí lo que había escuchado en una película alguna vez. Después de todo, mi padrastro Albert tampoco había dado con nosotros. Aún.

La puerta de la casa se abrió a mis espaldas, y vi a Len parado a la contraluz del atardecer. Desde el suelo se veía alto y un poco robusto. La luz me impedía ver su rostro, por lo que le sonreí un poco a ciegas.

- ¿Podemos hablar? -y aunque formuló una pregunta, me sonó a una exigencia.

Decidí dejar ir al pollito y levantarme para observar mejor al chico. Por su expresión, no estaba muy contento.

- ¿Qué te pasa? -le pregunté, un poco desconfiada. No había perdido ninguna bicicleta últimamente.

- Quiero hablar contigo. En tu habitación.

Su voz monótona y oscura me hizo apretar los dientes, debería admitir que me sentí un poco intimidada con su actitud.

- ¡¿Cuál es el problema ahora?! -le interrogué, un poco irritada de antemano por el trato que estaba recibiendo sin que me lo merezca. Me puse a la defensiva de manera automática, y lo empujé un poco para entrar de nuevo a la casa.

Caminé casi pataleando hasta el cuarto y Len me siguió, cerrando la puerta detrás de sí. Se cruzó de brazos, y me miró como si tuviera que confesarle un asesinato.

- Te juro que no maté a nadie -dije con sarcasmo.

- Hablé con Miku hace un momento -dijo con seriedad, y en ese momento entendí que él nunca volvería a verme de la misma manera.

Hice un esfuerzo sobrenatural para conservar la calma.

- ¿Y? ¿Te lo contó todo? -solté, ocultando mi sorpresa. Creí que lo había convencido de no tirar de ese hilo, de no hablar con ella sobre mí.

- Me contó suficiente - asintió, aún castigándome con la mirada. No podía soportar que Len juzgue cada una de mis decisiones.

- Bueno, lamento informarte que ya no hago eso. Ya lo superé -me defendí, encogiéndome de hombros e intentando restarle importancia.

- No te creo -me respondió, dando un paso más cerca y obligándome a retroceder. Si pensaba que me iba a acorralar, estaba equivocado.

- ¡¿Ah, no?! -pregunté con un tono ya más agudo, a punto de explotar de los nervios.

Austausch (El Intercambio) | RiLenWhere stories live. Discover now