Primavera

202 37 2
                                    

Tengo una idea loca... ¿y si nunca nos dejamos de querer?

Me castigué mentalmente por volver a tener la mirada puesta en Len. Había quedado colgada en su cabello color arena por quinta vez en el día, y apenas eran las diez de la mañana.

Todavía no entendía qué me pasaba últimamente con él. No encontraba una explicación lógica a mi comportamiento en su presencia... A la respuesta tan automática de mi cuerpo a su calidez.

Quizás sea porque él era la primavera que le faltaba a mi invierno, esa primavera de calor húmedo, de lluvias y ventarrones que lo revolvían todo en mi interior y dejaban solamente caos a su paso.

Pero también era él la misma primavera que me enseñaba, con su calor y con sus flores... lo mucho que se podía querer.

Volví a mirar mi mochila, que reposaba en el suelo. Quería asegurarme de que estuviese allí y de que no faltara nada. Había un paquete muy importante dentro, uno que debía entregar cuando suene el timbre del receso.

Traté de despejar a mi mente de sus desvaríos sin rumbo, fijándome en nuestro profesor y mi tutor temporal, Kaito, quien en esta ocasión estaba haciendo su mejor esfuerzo por enseñarnos química.

- Cuando se forma una sal a partir de un ácido y de un hidróxido, si el nombre del ácido termina en -oso el de la primera parte de la sal lo hace en -ito (nitroso-nitrito), si el nombre del ácido termina en -ico, el de la primera parte de la sal termina en -ato (sulfúrico-sulfato). Para recordarlas más fácilmente pueden usar la mnemotecnia del "oso bonito, pico de pato".

Su voz repiqueteaba a lo lejos, era como un susurro ininteligible que en el momento de los exámenes me pasaría la factura por mi desinterés.

Tendré que pedirle ayuda a Ia.

La albina se había ofrecido como tributo para ayudarme durante las pruebas, intuyendo que mi desempeño sería mediocre incluso antes que los mismos profesores lo notaran.

No estaba equivocada. Pero la diferencia sería que a partir de ahora un maestro en particular podría regañarme dentro y fuera del aula.

Su padre también me recordaba un poco a Len, aunque no podía evitar sentirme un poco conflictuada frente a las figuras paternas. Era un rol que nunca pude asimilar bien, por lo que mi mente no procesaba la unidad familiar al igual que la mayoría.

Es decir... ¿Un hombre que ame a su esposa e hijos, les provea de bienes y los proteja sobre todas las cosas?

Imposible.

Incluso me vi obligada a tomar distancia en algunas ocasiones frente a cualquier muestra mínima de afecto de su parte. ¿Estaba tratando de caerme bien, o yo representaba una amenaza para Meiko?

Todavía no sabía si decirle señor, Kaito, maestro o... ¿papi?

Era consciente de que el problema era conmigo misma y de que mi tutor jamás haría nada para incomodarme, pero no podía evitar sentirme intimidada en su presencia.

Quizás por eso también le haya cogido tanto cariño a su hijo, porque era como la mini versión del padre cariñoso y protector.

Austausch (El Intercambio) | RiLenWhere stories live. Discover now