Caos

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"Me fallaría mil veces a mí, por no fallarte a ti"

Era una mañana un poco extraña, apenas al tomar consciencia percibí un cosquilleo inusual en todo el cuerpo y al abrir los ojos sentí que el corazón me empezaba a pesar.

Iba a llover de un instante a otro, por lo que seguro me cargaba la humedad del ambiente.

Mi reloj anunciaba las seis de la mañana del sábado, por lo que todavía no habría nadie despierto y podía aprovechar un desayuno en soledad, de esos que tanto solía disfrutar antes de que Rin rondara por la casa.

Me levanté sin dar muchas vueltas, no era alguien que pasara demasiado tiempo en la cama ya que buscaba siempre hacer algo productivo y aprovechar lo mejor que cada día tenía para ofrecer.

En el momento en el que salí del cuarto vi a la rubia envuelta en una mantita, con la vista fija en la televisión. Por algún extraño motivo y en lugar de frustrarme por mis planes arruinados por su presencia, sonreí.

- Buenos días -saludé, un poco sorprendido por tenerla despierta a esas horas en un día libre y con el clima perfecto para dormir.

- Hola -murmuró desde su sitio, sin prestarme atención.

Observé sus facciones, las cuales delataban que una vez más se había cagado en sus horas de sueño.

- No pudiste dormir, ¿verdad? -adiviné, yendo a su lado sin invitación alguna.

- Sí dormí -contestó, y aunque me hubiese gustado creerle, sus ojeras me contaban la verdad.

- ¿Preocupada por Hatsune? -volví a preguntar, estrechándola hacia mí en un abrazo de lado, por sobre los hombros.

Ella se acurrucó en mi pecho, y sin atreverse a mirarme asintió con un gesto de la cabeza, esparciendo su corto cabello amarillento en todo mi torso. Nunca había hecho algo así y mi corazón instantáneamente empezó a bombear con bombos y platillos, como un maldito desfile militar.

Pensé que no le tenía miedo a nada, y aún así tiemblo cada vez que te siento.

Exhalé con fuerza intentando calmarme. Su oreja izquierda estaba contra mi cuerpo y le sería muy sencillo darse cuenta de mi nerviosismo incluso sin poder ver mi cara, que a propósito ya se coloreaba de rojo cereza.

- Ella es la que debería estar preocupada -le aseguré, apoyando mi mentón en su coronilla y ahogándome en el aroma de su shampoo- pensando cómo hará para ganarse tu perdón.

- Tuvo que salir de su casa por ser mi amiga -murmuró, casi en un susurro-. Si bien Miku es una sociópata mentirosa, por mi culpa acabó metida en algo bien jodido.

- No te cargues con lo que no te corresponde -le corté, separándole para buscar encontrarme con sus ojos zafiro-. Nada de esto es tu culpa.

- No sé si podré lidiar con ella -insistió de nuevo, sumergiéndose en esos pensamientos negativos que la consumían por dentro.

Entonces me miró profundamente, haciéndome entender que quizás todo era más complicado de lo que yo podía dimensionar, que probablemente haya más cosas que la atormentaban. Que había cosas que sabía, y cosas que no.

Austausch (El Intercambio) | RiLenWhere stories live. Discover now