Recuerdos

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Capítulo ocho

Yuu

Recordaba que teníamos diez años cuando tuvimos una conversación acerca de nuestro futuro. Evidentemente, por nuestra edad, imaginábamos muchísimas cosas.

Una vida estable con muchas mascotas, una enorme casa, incluso creía recordar que mencionamos una mansión donde viviríamos juntos, y seríamos millonarios. Fue en esa época cuando me había propuesto llegar a tener un Ferrari. A decir verdad me sorprendía que Mikaela recordara aquello. Me llenaba de nostalgia. Cuando éramos niños, era la etapa de nuestras vidas que más me gustaba y más tierna pensaba que era, porque, cuando niños, Mika no era totalmente un patán como tiempo después de que iniciáramos una relación.

Además de que, a mis diez años, realmente deseaba tener un Ferrari, por mi película favorita en ese tiempo; Cars.

Mika había dicho que vendría conmigo a ver una película, yo estaba muy emocionado ya que un día antes habíamos terminado toda mi tarea con la ayuda de mi mejor amigo, quien a pesar de su forma un poco hostil de ser, me ayudó muchísimo

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Mika había dicho que vendría conmigo a ver una película, yo estaba muy emocionado ya que un día antes habíamos terminado toda mi tarea con la ayuda de mi mejor amigo, quien a pesar de su forma un poco hostil de ser, me ayudó muchísimo. Incluso ya entendía qué era una célula eucariota y una célula procariota.

Le había pedido a mi papá, Shinya, que nos hiciese algunos bocadillos para la pijamada que habíamos planeado, mi albino padre siempre me ha consentido, lo quiero muchísimo. 

Mi alcoba, como rara vez, se encontraba algo ordenada debido a la visita de mi mejor amigo, siempre había procurado ser la mejor versión de mí mismo al lado de Mika, ya que él era la mejor versión de sí mismo. Mika era lindo, muy lindo, demasiado inteligente, en todas las clases destacaba y además era bueno en los deportes, especialmente en natación destacaba mucho, incluso si solo íbamos a natación y por obligación de nuestros padres. A mí no me apasionaba dicho deporte y sabía que a Mikaela tampoco. Supongo que lo llevábamos a cabo para mantenernos saludables como decían nuestros papás.

Mika aparte de ir a natación, también iba a clases de ruso, aunque ya era de un nivel avanzado y sus padres de vez en cuando hablaban con él en aquel idioma. 

Desde que lo conocía, cuando teníamos seis años, me pareció que Mika era muy especial. Desgraciadamente todos mis compañeros le hablaban con una línea limitante, dejando en claro que no querían ser amigos del rubio. Aquello indudablemente me molestaba, sin embargo, supongo que terminamos de acostumbrarnos y realmente a Mika no le afectaba lo que los demás dijesen de él a sus espaldas, o al menos eso creía, ya que pocas veces lloraba, si no es que nunca, y sabía bien que era un excelente estudiante. Casi prodigio.

Cuando escuché el timbre de casa ser tocado, bajé las escaleras de mi hogar con rapidez, sin embargo mi papá Guren vistiendo un pantalón y playera negra junto con zapatos deportivos oscuros me ganó abriendo la puerta. Me coloqué al lado de él emocionado, y efectivamente como yo deseaba, fuera de casa se encontraba una mujer de estatura baja y ojos azules junto con una melena de color rosada atada en unas coletas flojas y llevaba puesto un vestido blanco con rayas negras un poco arriba de las rodillas, y en conjunto con este unos converse blancos.

Abjurar La Reminiscencia Del NarcisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora