Sin otra alternativa

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Capítulo nueve

Yuu

Me había disculpado con mi novia primeramente. Ella me llenó de preguntas acerca de si no me había agradado Mika y le mentí diciéndole que no se trataba de eso, sino que había presenciado una pelea de Shinya y Guren cuando era tan inusual si no es que imposible que ambos peleasen.

En realidad, es que Mitsuba jamás creería que mis padres pelean, y era verdad que no solían hacerlo, sin embargo a lo largo de toda mi vida presencié cómo Guren podía llegar a perder el orgullo porque mi papá le perdonase. Incluso llegué a verlo llorar.

Aquello me erizaba la piel, Shinya era una persona increíble como para lograr hacer flaquear a mi gruñón padre, a tal punto de incluso ser romántico y sentimentalista. Por otro lado, Guren lograba que el albino se sintiese fuerte y seguro. No me constaba del todo porque para mí ambos siempre habían sido así, pero en muchas ocasiones escuché a papá decir que gracias al gruñón podía seguir adelante sin inmutarse y sin caer o dejarse hacerlo.

Admiraba la relación que llevaban ambos. Tan fuerte y sólida. Esa era una de las razones por las que me gustaba mucho convivir con mis padres y a diferencia de muchas personas, cuando empezaba a ir a la universidad jamás me sentí avergonzado de que Shinya me abrazara y acariñara o que incluso a pesar de mi edad tomase mi mano para cruzar las calles. Lejos de sentirme apenado, me causaba gracia y ternura. Por otro lado, Guren era capaz de irse a los golpes con quien fuese por mi bienestar. Claramente si tenía un problema prefería hablarlo primero con mi albino padre, aunque si era un problema emocional o una confusión mía me dirigía al azabache. Él era sincero, directo pero también cariñoso si me notaba cabizbajo.

Evidentemente y como todo el mundo también tenían defectos; un ejemplo de ello erradicar en la impaciencia de Shinya y sus arranques de niño pequeño cuando se molestaba con Guren, también sus arranques de ira donde deseaba pelear con todo el mundo. Aquello era extraño para una persona tan extrovertida, pacífica y divertida como lo era Shinya, incluso era más normal pensar que Guren era el que perdía los estribos más fácilmente. Hablando de este, Guren siempre fue un tanto pesimista y sus bromas podían llegar a ser muy hirientes aún si no lo decía en serio, solía ser muy malo guardando secretos y su comida era realmente asquerosa cuando cocinaba, cosa que heredé de él de algún modo.

Centrándome en el tema de la cena de hace poco, con Yoichi, me sentía mucho más apenado que con Mitsuba. La rubia me conocía y sabía que mi relación con mis padres era muy buena, así que la pequeña mentira de la pelea que ambos mantuvieron, fue bastante creíble para mi novia.

El castaño por suerte pidió hablar conmigo el fin de semana a la tarde. Ambos asistimos a un café cercano a la casa de mi amigo y primeramente conversamos un poco de trivialidades así como también qué fue de nuestra semana.

-Por cierto, Yoichi -comencé, moviendo con la pajilla de mi malteada el contenido de esta -la otra vez cuando fuimos a tu casa creo que me comporté como un idiota. No sucederá nuevamente, lo siento mucho -expresé haciendo una pequeña reverencia.

El mencionado me sonrió como si no hubiese sucedido nada, sin embargo, sabía que había hecho mal. Que no soportase la presencia de Mikaela no me daba el derecho de, primero, evitar que él hiciese amistad con Yoichi, Kimizuki o Mitsuba, y, en segundo lugar, no podía darme el lujo de hacer denotar mi irritabilidad con él. En serio me sentía arrepentido de ello.

-No te preocupes por eso, Yuu-kun -me dijo el castaño -pero, ¿por qué no te agradó Mikaela-kun?

Suspiré sonoramente. No quería hablar del rubio, sin embargo, tenía qué mantenerme al margen de la situación, si hablaba de lo que habíamos pasado cuando teníamos quince y deciséis respectivamente y todo lo anterior a ello, seguramente le verían con diferentes ojos quisiesen o no. Podrían empezar a sentir cierto recentimiento o incomodidad por el rubio, porque suele suceder, después de todo, ellos eran más cercanos a mí.

-No es eso, ni siquiera lo he tratado correctamente. Aunque he de ser sincero contigo, no me interesa hacer amigos en esta etapa de mi vida. Me siento cómodo con mi círculo social -que en realidad en ese aspecto no mentía del todo, más deseaba empezar a marcar límites para con el rubio, y mantener mi distancia con él lo más que pudiese. Era una lástima para mí desear no convivir mucho con Yoichi. Inlcuso Kimizuki me agradaba y lo consideraba un amigo y una competencia para mí en varios aspectos, no me molestaba del todo sus comentarios o insultos en plan de broma, así que el hecho de que Yoichi fuese amigo de Mikaela solo me hacía desear alejarme un poco del castaño en busca de evitar futuras conversaciones con Mikaela.

Más valía mantener distancia del rubio, y si fuese posible evitar verlo para siempre. Habían sido dos veces las que habíamos mantenido una conversación y lo odié en serio.

-Oh... ¿Entonces te molesta que invite a Mikaela-kun a futuras reuniones?

No sabía cómo negar aquello, y es que si lo hacía estaba privando a Mika de la presencia de Mitsuba, ya que a la misma le gustaba más cuando yo la acompañaba a visitar a su mejor amigo, que se había convertido también en un cercano para mí.

Aunque, también había algo que me molestaba. La noche en que nos reunimos con Yoichi, dijo que volvió por mí, por lo tanto, si buscaba algo conmigo, siquiera podría ser amigo de Mitsuba... ¿O solo era por remordimiento de consciencia? No lo tenía muy bien en claro, así que quizá no eran sentimientos románticos los que mantenía por mí, además de que habían pasado muchos años, era difícil que siguiese sintiendo lo mismo que en antaño, y ni siquiera estoy seguro de si en el pasado hubo sentimientos de por medio que fuesen genuinos, teniendo en cuenta la manera en la que trataba a todo el mundo. Quizá solo estuvo conmigo por comodidad, por experiencia, yo qué sé.

-Verás, Yuu-kun. No siento lástima por Mika-kun, pero en su trabajo pude notar la hostilidad que le regalaban a él por parecer extranjero. Me llegó a recordar a Mitsuba, a ella también la trataban así en la misma facultad, y sé lo difícil que es hacer amistad para las personas con rasgos diferentes. Yo no me guío por ese tipo de cosas. Creo que el físico o tus orígenes no tienen nada que ver en tu forma de ser y actuar, y no me gustaría que hubiese cierta tensión entre Mikaela-kun y tú debido a que te aprecio muchísimo, pero Mika-kun también me agrada.

Sabía perfectamente bien aquello. Yo mismo había presenciado todo lo que Mika pasó cuando éramos niños, y cada momento odié que lo juzgasen de esa manera, a pesar de que de un momento a otro, solo negaba que Mikaela no era del todo un pan de Dios, negaba que para Mika solo estaba él mismo y nadie más, negaba del todo que él se tenía a sí mismo en un pedestal y que no le importaba pisotear a otros, que ni siquiera se daba cuenta de que lo hacía. Aparte, conocía a Yoichi y esa misma razón es la que lograba que mi agrado hacia el castaño fuese real. Mi contrario siempre fue una persona bastante inocente y amable con la gente, jamás juzgaba a otros, probablemente también pasó por cierta discriminación por su orientación sexual porque a mí me pasó un poco, aunque de cierto modo lo dudaba porque era imposible odiar al castaño, simplemente era algo difícil acercarse a él por su carácter tímido, era complicado que este se sintiese cómodo con las personas.

-Yo... No quise tratarlo así por esa razón -ahora me sentía muy culpable con aquel rubio, ¡pero no era mi culpa! él me dejó con ese recuerdo de una persona totalmente inaccecible, estúpida, egocéntrica, narcisista, envidiosa y presumida -no me molesta su presencia. Supongo que también debería de disculparme con él -murmuré. Definitivamente si llegaba a verlo alguna otra vez, tendría qué hacerlo.

-Me alegran mucho tus palabras, Yuu-kun -aceptó el castaño -de hecho, Mika-kun me invitó a un antro hoy en la noche. Me dijo que podía ir Kimizuki, que en realidad no podrá asistir, y también dijo que podían ir tú y Mitsuba -Yoichi sonrió con inocencia -creo que le agradaste mucho porque hizo especial énfasis en ti, seguramente cree que hizo algo que te molestó, me dio a entender eso cuando me invitó, y quiere arreglarse contigo. ¿Por qué no van?

-Supongo que está bien. Seguramente Mitsuba tiene tiempo -expresé intentando aparentar emoción a ello -ahí nos veremos.

-¡Genial! -farfulló el castaño -Te enviaré detalles por mensajes, Yuu-kun. ¡Espero que sí puedan asistir!

Joder... Por eso es que son malas las mentiras, pero no quería levantar sospechas de mis sentimientos hacia Mikaela que no eran nada más que rencor puro. Me empezaba a arrepentir, ¿por qué tuve qué aceptar?

Abjurar La Reminiscencia Del NarcisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora