Lágrimas

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Capítulo veinte

Yuu

Así sucedió mi primera vez con Mika. De ahí en adelante fue bueno hacerlo con él, pero, jamás se comparó a la noche en que nos entregamos por primera vez. Es cierto que los primeros días, las cosas entre nosostros fueron mágicas nuevamente. Parecía más romántico, más cursi, me daba mimitos, sin embargo, después de un tiempo de estabilidad entre nosotros, siguió insinuando que quería intentar salir con otras personas además de mí.

—No soy suficiente para ti —le dije en una ocasión, mientras me decía que tenía propuestas de relaciones sexuales o al menos para besarse con otros chicos, y obviamente, eso me lastimaba. Se lo hice saber de mil y un maneras, más, el rubio parecía ignorar mi tristeza.

Mikaela rodó los ojos ante mi comentario, me decía egoísta, y yo no sabía qué hacer, porque no deseaba compartir relación si él tampoco me permitía a mí hacer oo mismo que él. Además, después de sentir esos enormes celos, me di cuenta de que era poco probable que funcionara una relación abierta entre ambos. Así como hay personas poliamorosas, estoy yo y solo deseaba una monogamia con mi ex.

—Te he repetido que no es eso, pero quiero saber lo que se siente.

—¡Pero yo no quiero!, ¿me dejarás a mí hacer lo mismo?

El rubio me miró y frunció el ceño, negando con la cabeza ante mi cuestionamiento, cosa que me enfurenció aún más, porque si bien, él deseaba experimentar y yo no, debíamos de tener el mismo derecho por lo menos.

—A ti no te interesa eso. Además es intrigante que otras personas se interesen en mí al menos de esa manera.

—¡Entonces respétame! —exclamé al punto del llanto. No supe qué responder a lo demás, porque... Yo siempre me había interesado en Mikaela. Desde el principio. 

—Te respeto, Yuu-chan. Y no me interesa de manera sentimental nadie más que tú.

—Ni siquiera me lo das a entender la mayoría de las veces —reclamé, cruazado de brazos, con unas enorme ganas de golpearlo, sin siquiera verlo a los ojos, porque no deseaba dejar fluir mis sentimientos por medio de mis cuencas oculares teniendo a Mika cerca de mí. 

—Me conoces, ¿no es así? sabes que me eres importante.

No me atreví a decirle que la mayor parte de las veces, llegué a dudarlo.

Entonces llegó ese día en el que mi corazón se rompió. Me ponía feliz que Mikaela no hubiese intentado algo con alguien, y me puso feliz que de repente, dejase ese tipo de ideas de lado. Creí que estaba pensando al fin un poco en mí y no solo en sí mismo, sin embargo, no podía estar más equivocado.

Usualmente nos íbamos juntos a casa, pero esa específica tarde en la que no lo encontré por ningún lado, lo vi correr a la salida, cosa que me extrañó, aunque no era la primera vez que sucedía. En esa ocasión, corrí en silencio para sorprenderlo, aunque se encontraba algo lejos de mí.

Cuando pasé el portón de salida de la escuela, agitado miré por todos lados para encontrarme con mi ex, y lo que vi, logró herirme tanto, que mis ojos se llenaron en menos de lo esperado, de miles de lágrimas. Ningún sonido pronuncié, me acerqué en silencio, con mi corazón roto, y empujé a ese estúpido chico de cabellos rojos, no lo conocía y llevaba el uniforme de otra escuela.

Parecía querer reclamarme, pero le presté nula atención. El único sonido que recuerdo, es el de mi mano impactando con la mejilla de Mikaela, porque en ese momento ni siquiera sentí el cosquilleo en mi mano de dolor por el golpe.

Abjurar La Reminiscencia Del NarcisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora