Capitulo 3

15.5K 1K 331
                                    

Tu cuarto está a oscuras, aun así consigo verte en el centro de la cama, ¿estás dormida? No, no lo creo. Me estas esperando. Me acerco por el lateral de la cama y te veo removerte, me sientes, sabes que estoy aquí, la sabana se corre lo suficiente para mostrarme ese camisón de seda negro bastante corto, tu piel parece brillar en la oscuridad. Extiendo mi mano y puedo sentir la suavidad de ésta, el ver como respondes hace que se me ponga dura, tus ojos están en los míos y me sonríes. Nena, tú no sabes que soy yo, mi hermano no se enterara. Desabrocho el cinturón y cae al suelo, amo la atención de tu mirada en mis manos mientras bajo la cremallera...

- Bebé ¿Quieres ayudarme? - digo y mi voz sale ronca, deseo tus manos sobre mí y sé que no está muy lejos ese momento. Esperé demasiado y apenas me puedo contener cuando te acercas a mí. Tus manos tiran de la camiseta que tengo dentro de los pantalones y comienzas a besar mi piel. Te siento sonreír al escuchar mis leves gemidos causados por tus besos. Tus labios en mi torso recorrieron todo lo que me provoca y tomaron el camino que va al sur, tus manos comenzaron a tirar de mis pantalones y con ellos te llevaste mi bóxer. No me queda nada, estoy desnudo ante tu mirada y con una erección apuntando tu boca. Me quedo sin aliento cuando tus manos me rodearon...

- Está más grande...- murmuraste, sonreí, ya sabía que la tenía más grande que mi hermano.

Eres hermosa, perfecta. Tan atractiva que apenas me contengo cuando me inclino y tomo tu cintura. Jadeas el nombre de mi hermano, odio que me llames por su nombre porque el que te tiene soy yo, no él, el que te va a follar toda la noche soy yo, no él. Lógico, tú no lo sabes. En mi mente comenzó un debate de cómo identificarme en tus gemidos, que me llames a mí y no a él mientras le demuestro a tu cuerpo como debe ser tratado...

- Nena...Ponme un apodo - te digo entre besos - algo que sea nuestro y original - tus piernas me envuelven y pego mi erección a tu intimidad provocando un gemido por parte de ambos, mierda, debería ser ilegal sentirse tan bien sin ni siquiera haber comenzado - algo que te recuerde a esto - mis manos se deslizan por tus muslos quitando el camisón negro tan sexy, son unos instantes en los que me separo de ti para quitarlo.
¡Oh nena! No hay sostén, subo la mirada encontrándome con tus ojos...

- Nunca quisiste un apodo - murmura, ¿qué clase de hombre no quiere que su mujer le dé un apodo en la cama?

- Entonces será como te salga llamarme cuando esté dentro de ti - susurro sobre tus labios, mi lengua está inquieta por meterse en tu boca - quiero comerte toda - digo antes de chocar nuestros labios, siempre pensé besarte con ternura y lentitud, para saborear el beso, pero en el momento en el que le diste paso a mi lengua, se perdió mi cordura. Eso era un beso con hambre, con ganas, mi mano se aferró a tu nuca con el único propósito de empujarte más hacia mí, ya no solo era explorar sino más bien conquistar, dominar tu boca con mi lengua. Tu cuerpo entro en calor y me separé unos momentos para observarte y admirarte, ¡que diosa tenía atrapada en ésta cama! Tus labios estaban rojos e hinchados y tus ojos cerrados, apenas los abriste para mirarme y me regalaste una sonrisa.

- Ese beso...fue el mejor que me has dado- dijiste, y eso provocó la sonrisa del año en mí, me comparaste y salí ganando. Besé esos labios de nuevo de manera provocativa, sucia, mi lengua hacia lo que deseaba hacer en tu sexo igual que mi pene, que por cierto palpitaba para estallar, comencé un vaivén lento rozando, frotando mi pene contra tus bragas, tus manos me rodearon la espalda y leves gemidos fueron amortiguados en mi boca. Comencé a repartir besos en tu quijada hasta llegar hasta tu cuello, ese cuello que pedía a gritos ser besado por mí y mientras simulaba embestidas me adueñe de tu cuello, besando, lamiendo y mordiendo a gusto. Tu respiración comenzó agitarse, tu cuerpo a tensarse y tus caderas acompañaban mi ritmo de manera frenética - ¡oh nene! - gritaste, estabas teniendo el primer orgasmo de la noche, tomé tus caderas y las fijé en la cama mientras arremetía en aquella fricción, me habías llamado nene, ¿sería ese mi apodo?

El Impostor | Jeon JungkookTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang