El Impostor | Jeon Jungkook

Capitulo 17

La policía clasificó todo lo que había ocurrido como tentativa de robo agravado por homicidio. La escena era clara ante ellos, habían intentado robarle, él se resistió y lo golpearon, los ladrones se asustaron al ver que todo se salió de las manos y corrieron con las pocas pertenencias deshaciéndose de algunas cosas por el camino. Según la policía los ladrones no tuvieron la intención de matarlo, más bien fue accidental y creen que de poca experiencia en asuntos delictivos. Suspiré recordando cómo armé esa escena en minutos, para ellos era un caso típico dónde hay resistencia por parte de la víctima, supusieron que los ladrones eran dos, uno peleó con Jungkook... ¡Ahg! Es difícil acostumbrarme a cambiar el nombre. En fin, uno peleó con él y el otro vacío el auto, dejaron todo a medias al darse cuenta de lo sucedido y se dieron a la fuga. Lamentablemente, para ellos, había muerto en una zona desafortunada, sin cámaras ni guardia nocturna, y también, en un mal día climático, la tormenta había quitado la posibilidad de testigos, aun así sean vagabundos o transeúntes, y también, había contaminado la escena borrando posibles pistas. El cadáver había sido hallado a las primeras luces de la madrugada, habían clausurado el lugar lo para salvaguardar la escena, alrededor de media hora más tarde ya lo habían identificado. 

Miré la hora en el teléfono celular que pertenecía a Jeongguk, ahora me tenía que adaptar a él completamente y para siempre. La una de la tarde y estoy en la sala de espera de urgencias. Alzo la mirada encontrándome con mis padres, la que menos llora es mi madre, aun así hay rastros de lágrimas en sus ojos...

- Mi hijo...- murmura mi padre -...mi...- no puede hablar y se derrumba de nuevo. Una lágrima solitaria se escapa de mis ojos, siempre había sido de pequeño pegado a él. Jeongguk era el de mamá mientras yo era el nene de papá. Hasta que crecimos y las cosas cambiaron.

- Era igual a ti, cuando te conocí eras así, como lo era él - le dice mi madre a mi padre - siempre callado, con la mirada intensa como si siempre estuvieras planeando algo, peligroso...- sus ojos se encuentran con los míos y llora. La historia de nuestros padres era un clásico cliché. Él hacía carreras de Moto-Cross, estaba en las apuestas, era de los mejores corredores. Obviamente, era ilegal y mamá era todo lo contrario a él. Era la chica diez de la universidad, estudiando leyes.

- Jeongguk - la voz de un hombre me distrae de mis padres, es el médico

- ¿Cómo está? ¿Puedo verla? - pregunto poniéndome de pie. El médico inclina para mirarme a los ojos.

- Está durmiendo en éste momento...- echa una mirada a mis padres que están atentos a cada cosa que dice -...no hay de qué preocuparse- dice al fin, entendiendo el mensaje. El bebé está bien. Suspiro aliviado. Tras la noticia, Shiri colapsó y los mismos policías me ayudaron a cargarla en el patrullero y traerla al hospital. El médico que salió a recibirnos se presentó como SeokJin y tras explicarle la situación, le pedí que mantuviera en secreto el embarazo, con mi hermano muerto, no era momento de que se enteraran del nuevo integrante. El día que se supiera su llegada no quería que fuera recordada como el mismo día que el mundo se enteró que Jungkook había muerto...

El celular suena, son los de la funeraria...

- Jeongguk - respondo de inmediato

- Hemos llamado para confirmar...- escucho la mujer del otro lado de la línea. Echo una mirada a mi padre quien asiente con la cabeza.

- Si, contratamos sus servicios - respondí. La policía había dicho que no era necesario el cadáver para la investigación, que podíamos retirarlo. Habíamos pasado toda la mañana en el hospital, cuidando de Shiri, haciendo certificado de defunción, corroborando datos. Me senté de nuevo y comencé a dar los detalles, cuando podían venir a retirar a mi hermano, que la ropa, que la iglesia para la misa. Al finalizar la llamada recuerdos de la noche vinieron a mí, su voz, sus comentarios, su mierda, su falsedad. Mis manos se abren y se cierran solas, aún tengo el dolor de mi puño en su quijada. Miro mis nudillos pero están intactos, es solo mi imaginación. El recuerdo de los ojos sin vida de mi hermano me invade. ¡No fue mi culpa! ¡Fue accidente! ¡Se lo merecía!