Episodio 16

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Ella dio otro paso atrás. En el lapso de unos pocos días desde que Lalisa había tomado una compañera, el orden dela Manada había cambiado, y los cambios la habían dejado sentir desplazada e impotente. Ahora una de sus compañeras de manada más cercanos podría estar muriendo. Ella quería rasgar y desgarrar a sus enemigos en pedazos, y ella quería follar. Estaba tan cerca del borde que su lobo rondaba su piel.

- La Vampiro está con ella y no dejará entrar a nadie. - dijo Rosé.

- Ella me dejará entrar.- gruñó Jisoo.

Ella no quería a Lauren Jauregui en el Compuesto, incluso si la detective Vampiro hubiera venido a cuidar a Merihan. Jauregui podría haber salvado la vida de Merihan ofreciendo su sangre mientras el corazón de Merihan se curaba, pero ahora...ahora Merihan probablemente se convertiría, ¿y qué? ¿Parte Were, parte Vampiro? Fuera lo que fuera, para sobrevivir necesitaría a Jauregui, una Vampiro en la que Jisoo no confiaba.

La respiración de Jisoo se atascó, recordando lo que había sucedido después de que la detective se había agotado tanto alimentando a Merihan. Jauregui estaba en peligro de morir. Para mantener al Alfa, gravemente herida, de dar su propia sangre para revivir ala Vampiro, Jisoo había abierto su propia yugular y había dejado que Jauregui se alimentara de ella en su lugar. Los productos químicos erógenos en la mordedura dela Vampiro la habían hecho llegar al orgasmo. Instantáneamente, continuamente, liberándose una y otra vez hasta que ella estaba excavada y vacía. La idea de desnudarle el cuello a la Vampiro la llenó de aversión, pero sus glándulas se hincharon en anticipación.

- Tengo que irme. - dijo Jisoo.

- Tu llamada es tan fuerte.- dijo Rosé. - Está bien, Jisoo. Yo quie....

- No quieres esto. - Jisoo no la usaría, aunque la necesidad fuera mutua. Ansiaba más que placer, ansiaba el éxtasis, el olvido insensible de la mordedura de un Vampiro.

- Y yo tampoco.

- Jisoo...

- No. - Jisoo arrancó su mirada lejos de Roseanne, sangrando por el dolor en los ojos de Rosé, y se alejó.


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Irene se tensó en sus grilletes, la superficie áspera de la pared de bloques de cemento raspando su espalda desnuda. Contó las pisadas que se aproximaban, ignorando la quemadura y la húmeda y espesa sangre acumulada en el hueco en la base de su columna vertebral. Tres hombres, uno ligero y rápido, uno tropezando, otro pesado y firme. Olfateaba el aire, sus fosas nasales ardían ante el olor acre de sudor enfermo, humo de cigarrillo y excitación de testosterona.

Su celda de seis por seis era sin ventanas, pero la atracción de la luna era inexorable, llamándola incluso en la oscuridad y oscuros confines de su prisión. Aún no amanece. Temprano para la primera prueba del día. En lo profundo del tejido de su ser, su lobo se paseaba incansablemente. Ella nunca descansó más. Las semanas de cautiverio, la constante tortura, la incesante hambre la mantuvieron cerca de la superficie.
Irene apenas había aprendido a cambiar a voluntad antes de que los humanos con capuchas que ocultaban sus rostros la hubieran agarrado corriendo sola en el bosque y hubieran lanzado redes de plata y acero sobre ella, arrastrándola de la tierra de Manada hasta este lugar.

Una vez, el cambio había sido su mayor alegría. Ahora se esforzaba por no hacerlo. No permitiría que tuvieran a su lobo, ya era bastante malo que la obligaran a darles su victoria. Ella moriría antes Ella entregaría su lobo a sus sondas y máquinas.
La débil luz de las bombillas desnudas que colgaban del techo en el pasillo fuera de su celda apenas alcanzaba la pared trasera donde estaba encadenada. Lo último de la luz desapareció cuando los guardias se acercaron a su celda, y ella se incorporó en las piernas temblorosas.

¿Cuándo habían traído comida? Ella no había cambiado, no había corrido en semanas. Se estaba muriendo, pero no dejaba que vieran su debilidad. Entonces los dedos de luz regresaron a la celda y los guardias avanzaron. Habían venido por Lena, no por ella. ¡Eso no estaba bien! Siempre la llevaban primero a la prueba, no a Lena, y la ataron a una elaborada silla de contención con los brazos extendidos a noventa grados y las piernas separadas por tirantes horizontales atados al tobillo por los puños plateados.

Las quemaduras tóxicas en sus muñecas y tobillos de su fútil paliza para liberarse nunca completamente curadas. A veces, con más frecuencia últimamente, las reunían y trataron de hacer que Lena la obligara a criar, excitándola con las manos y la boca.

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Hola lectores espero que estén bien, me gustaría saber su opinión sobre esta historia y si les gustaría que subiese mas capítulos y que me apoyaran votando por esta historia...
Espero tengan un buen día, noche, tarde, según el horario en que lo hayan leído.
Gracias!
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Empire II ( Defiance ) [ Finalizada ]Where stories live. Discover now