One

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Otro día en donde aquel muchacho mantenía su vista fija en mí. Otro día en donde me saludaba con una sonrisa mientras bebía el café que le acaba de servir mi compañero. Otro día en que sentía ganas de pegarle, con mucha fuerza, en la cara perfecta que tiene.

—¿Hyung, no crees que deberíamos hablarle al jefe sobre esto? —. Mi compañero,de mejillas regordetas,me sacó de mi transe.—No es normal que siempre esté aquí.

—¿Sabes qué? Mejor yo mismo voy a dejarle los puntos bien claros, quiera o no, tendrá que escucharme.

Como mi pequeño compañero había dicho, aquel muchacho solamente estaba en mis turnos de trabajo. ¿Como había conseguido mí horario? No lo sabía, pero tenía claro que no era normal verlo cada día de semana a la misma hora. Ya rozaba lo molesto y psicópata.

Dí vuelta el mostrador de la cafetería y caminé hasta la mesa de aquella porquería que tanto molestaba, decidido a cortar su comportamiento.

—¡Oye, pequeña mier-. Mis palabras fueron cortadas con el castaño levantado su trasero de la silla, ese hombre no tenía nada de pequeño.

Su vista estuvo pegada a mi cuerpo solo unos segundos, luego, miro la hora en su reloj de muñeca y salió de la cafetería. Dejándome con mi dedo acusador plantados, como si yo fuera el tonto.

—¡Seokjin! Ya que estas ahí limpia esa mesa, gracias.

Taehyung me habló desde su lugar en el mostrador, el desgraciado pagaría el hecho que no usó honoríficos y el alfa que salió por aquella puerta, pagaría por dejar mis palabras colgadas. Sin falta, mañana, hablaré con él y si es posible, haré que bese mis pies.

«Eso es SeokJin, muestra que manda» Pensé levantado las cosas de la mesa.

𝓥𝓪𝓲𝓷𝓲𝓵𝓵𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora