5.

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Hay situaciones que por mucho que desees y ruegues simplemente no las puedes evitar.

Gulf pensó en eso justo antes de caer al piso, no se desmayó pero su cuerpo le jugó una mala pasada, se sentía mareado, sus piernas temblaban contra el pavimento y no podía respirar correctamente. Tal vez debió haberse esperado algo así, había estado envuelto en una situación demasiado estresante y apenas había comido, si no había perdido la conciencia no faltaba mucho para que lo hiciera, aunque ese era ahora el menor de sus problemas, según él. Escuchar a la gente murmurar sí que era algo que lo avergonzaba demasiado, lo hacía sentir demasiado vulnerable; se puso de pie con únicamente la fuerza que le quedaba y arrastró los pies lenta y dolorosamente hacia una de las bancas donde se dejó caer sin ningún cuidado mientras soltaba un suspiro irritado.

-Entonces... ¿realmente no necesitas ayuda? - el chico de cejas gruesas alzo su vista enarcando estas mismas creando esas típicas arruguitas en la frente clara señal de molestia. No dijo nada, solo desvío su mirada hacia los niños que corrían de un lado a otro sin ninguna preocupación. –No seas terco Gulf, vamos... –Mew le tomo la mano con precaución esperando una reacción negativa pero, no pasó nada. Quizas Gulf se sentía tan mal como para dejar su orgullo aun lado por un momento y dejar que el joven frente a él le ayudara a levantarse y dejar caer su brazo en su cuello mientras Mew sostenía su cintura con una fuerza que no llegaba a lastimarlo pero si a mantenerlo de pie.

Quiso decir que podía caminar por su cuenta pero ya había sido humillado lo suficiente por ese día. El gerente lo llevo al que al parecer es su auto, un Audi 2020 negro, nada humilde ni común por cierto, lo ayudo a entrar, puso su cinturón y después subió él.

-¿Dónde vives? Si vamos a mi casa es un poco lejos, y supongo que debes vivir cerca de aquí, así que ¿A dónde?.

A pesar de que sabía que él esperaba una respuesta Gulf se tomó el atrevimiento de encender el GPS e introducir su dirección, y era justo como Mew había supuesto, su departamento se encontraba a solo unos 15 minutos de donde estaban. Mew prefiero omitir cualquier comentario sobre la libertad que el chico se había atribuido sabiendo de lleno que no se sentía bien y seguramente lo que menos quería en ese momento era entablar una conversación del porque vive en aquel lugar o cualquier cuestión que le haga tener que dar explicaciones sobre su vida.

Gulf paso el camino en silencio y casi dormido, sin querer mirar al chico a su lado, porque aunque intentaba ocultarlo estar tan cerca de él y en un lugar cerrado como lo es el auto, que para hacer todo peor despide un aroma inconfundible a hombre, como si el perfume que envuelve el cuerpo de Mew también hubiese sido roseado en el auto, lo que solo lleva a Gulf a sentirse más mareado pero, no de una mala forma, solo era tan envolvente que aunque quería salir de ahí y respirar el aire frío de la ciudad todavía se quedó en el auto aunque escuchaba al gerente del restaurante decirle más de una vez que ya habían llegado.

El departamento es algo sencillo, nada fuera de lo común para ser el lugar donde vive un chico de 22 años que está cursando la universidad; nada mas que una habitación, baño, cocina y una pequeña sala de estar que al fondo tiene un balcón donde puede verse como el sol se va metiendo y da paso a la oscuridad que es contrarrestada con los faroles de la calle que se encienden automáticamente al caer la noche.

-¿Quieres un vaso de agua?- Mew negó tomándole la mano para llevarlo al sofá y  sentarse uno frente al otro. Gulf sintió un ligero escalofrío al ser llevado de esa forma tan lenta y delicada, pudo sentir como sus mejillas y manos se volvían un tanto cálidas ante los toques suaves de Mew que portaba una expresión preocupada mientras palpaba con cuidado la inflamación debajo de su ojo.

-Lo mejor sería ir al hospital pero, presiento que dirás que no, así que solo vamos a limpiar la sangre y poner algo de hielo ¿está bien? – asintió sin mirarlo, lo que provoco que Mew soltara una risita suave causada por la timidez que había en el chico frente a él, que parecía quedarse dormido en cualquier momento; toco su frente comprobando su temperatura y se alivió de que no tuviera fiebre, tal vez su somnolencia solo se debía al cansancio y dolor de los golpes, aunque realmente no lo había visto ni escuchado quejarse por ello más que cuando hablo con el estando en la plaza.

Gulf observo su reflejo en el televisor apagado e hizo una mueca de asco mezclada con vergüenza, quizás antes de salir del banco debió haberse visto en un espejo. A pesar de que no eran demasiados golpes, los pocos que tenía eran demasiado espantosos.

-Lo sé, ni yo sé cómo te atreviste a salir así - se burló de él presionando ligeramente uno de los hematomas y antes de que pudiera golpearlo se levantó del sofá con una sonrisa observando la desaprobación en el rostro de su menor. - ¿Dónde está el botiquín?

-En el mueble de la cocina, junto al lavavajillas, segunda puerta - encendió el televisor para buscar algo bueno que ver o simplemente ver las noticias.

-Normalmente debería estar en el baño ¿no?- salía de la cocina con el botiquín en una mano y en la otra un recipiente con hielo y una toalla. Gulf solo se alzó de hombros ante la pregunta.

-Yo tampoco sé porque está ahí...- se recostó a lo largo del sofá recargando cabeza en el reposa brazos sin dejar de mirar el programa de cocina que normalmente no le gustaba pero no había nada mejor.

-Gulf, no puedo curarte si estas acostado, levántate- el chico hizo un puchero y negó observando como el hombre parecía no disfrutar de su actitud infantil. No le volvió a preguntar para levantarse solo lo tomo del brazo y lo jalo con fuerza y rapidez hasta que estuvo sentado bien derechito, Gulf hizo que lo soltara dándole un palmada en la mano.

-No vuelva hacer eso P' - expreso con ira sin quitarle la vista de encima.

-No eres un niño Gulf, debes hacer caso a la primera - negó sentándose en la mesita de centro para quedar frente a él. Saco del botiquín una gasa, ungüento, alcohol y un par de hisopos –Lo siento pero, tal vez me molesta ver que no te cuidas...-Gulf no dijo nada más ni se quejó cuando el alcohol escocia sus heridas, ni siquiera cuando puso el hielo sobre su ojo.

-P' debería irse, ya es tarde...-susurro poniéndose de pie para ir a buscar una toalla y tomar un baño- No se preocupe yo puedo vendarlas al salir - Mew sabía que no estaba de humor por la forma en que lo estaba tratando y es que aunque hacia su mejor esfuerzo por ser cuidadoso con él, él también había tenido un día difícil y tener a Gulf haciendo berrinche no era nada bueno.

Solo vio la espalda del menor entrar al baño, pensó que realmente debería irse pero, sabia que la culpa lo iba a perseguir por un rato y no estaba dispuesto a cargar con ella, así que se arremango la camisa y camino a la cocina dispuesto a reparar sus errores.

Cuando Gulf salió del baño el olor a comida recién preparada y la calidez que la estufa encendida daba al departamento lo invadió por completo pero también lo confundió, camino a la cocina encontrándose una escena que nunca hubiera imaginado. Mew se movía de un lado a otro, mezclado y cortando una cosa y luego otra como todo un profesional, pues claro, trabaja en un restaurante que es famoso por su comida. Se mantuvo observando en silencio sonriendo de vez en cuando por las expresiones que hacia el hombre al probar el platillo y notar que algo no sabía bien, curiosamente esa escena le recordaba mucho a él mismo cuando acababa de llegar al país y quiso convencerse de que podría economizar preparando sus propias comidas pero, aunque no era el peor, tampoco era muy bueno, desistió de esa idea en un par de semanas.

A paso lento se adentró en la cocina dándole una rápida mirada a Mew quien giro solo su rostro dándole una buena vista de su perfil y le regalo una sonrisita a penas visible, que lo hacía ver tan guapo como sexy, algo que le hizo a su corazón acelerarse al mismo tiempo que sus manos temblaban y dejaban caer el vaso que estaba sosteniendo, el sonido del cristal rompiéndose al contacto con el piso sorprendió a ambos, Mew lo observo y quiso preguntar la razón de ese accidente pero al ver las mejillas rojas de Gulf decidió controlar su curiosidad.

-Ten...ten cuidado, ve a ponerte unas sandalias, podrías cortarte...- Gulf asintió y apenas estuvo fuera de la cocina corrió a su habitación sentándose con desesperación sobre la cama tratando de controlar su respiración y los latidos acelerados de su corazón.

Realmente ya no podia negarlo, ni siquiera intentar olvidarse de ello, estaba tan dentro de él y no habia forma de hecharlo a fuera. Mew le gusta, y más de lo que el quisiera.

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⊣𝑆𝑂𝑀𝐸𝑇𝐼𝑀𝐸𝑆 𝐿𝑂𝑉𝐸 𝐿𝐴𝑆𝑇𝑆 𝐴 𝑊𝐼𝑁𝑇𝐸𝑅  ⊢ ❄MEWGULF❄Where stories live. Discover now