JULIO

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Es viernes, día de mayor afluencia de público en Coma y Punto, mi centro de trabajo. A partir de las seis la gente empieza a llegar más seguido. A las nueve termina mi turno de heladero, pero comienza mi turno de músico.

Antes de las nueve, se aparece, como si no hubiera pasado más de cinco minutos desde que lo volvimos a ver, Jonathan Clark, acompañado de la chica y el muchacho de la vez pasada.

Sé perfectamente que ella me ha reconocido. En realidad, me consta que me reconoció desde la última vez que nos vimos, pero decido hacerme el loco y, felizmente, ella también decide lo mismo.

-Chino, ese día con la conmoción me fui de largo y no me pude portar como el caballero que soy -me dice, acercándose a mi -. Te presento a mi flaca y a un pata. Cirse, Camus: el es Julio, primera guitarra de Soneto Homicida.

-Encantado -respondo.

-Un placer, Julio -me responde Cirse, sonriendo más de la cuenta.

-Habla, tío -me saluda Camus.

-Hoy tocamos nuevamente -dice el gringo, dándose aires enfrente de sus nuevos amigos-. Hemos conseguido contrato durante los findes.

-Y a qué hora tocan? -pregunta Cirse.

-En un rato. Que vengan los demás chicos, salvo que hayan formado su propia banda -bromea el gringo.

Cirse se da la vuelta. Lleva el cabello negro en una coleta alta. Tiene puesto un top negro y unos jeans a la cadera que dejan ver un enorme tatuaje tribal sobre la parte baja de su espalda. No es el único. En la nuca tiene una cámara Polaroid con la leyenda "Sonríe" bajo ella. Esos son los más llamativos y, dicho sea de paso, el de la cámara es el más antiguo. Lo sé por motivos obvios que prefiero no reseñar. Y no por malos recuerdos.

Más bien por muy buenos.

-¿Venden trago aquí, muchacho? -me pregunta Camus.

Ahora que lo veo bien, Camus se nota algo mayor, le echo como unos veinticuatro años. Medio desgarbado, delgaducho y casi tan alto como Steven, lleva el cabello castaño sujetado en una coleta.

-Si encuentras alcohol en nuestro botiquín, te nombran empleado del mes -bromeo.

Pronto llega la hora convenida de la presentación. Contra todo pronóstico, Merrian se apareció. La había invitado en son de broma ése mismo día.

-Trágame tierra -murmura Jhonny -, ¿tu flaca hizo una pancarta?

-Sí. Pensé que no la traería -digo, mirando a Stephanie con su última gran idea.

-Pero mi flaca también se pasa. ¿Por qué ha venido con el polo que se mandó a hacer en Arequipa? -se lamenta A.J.

-Buenas noches, gente. Somos Soneto Homicida y ésto es "Caramelo de plomo". Vamos, Teb.

La respuesta del público no se hace esperar. No es por presumir, pero tengo muy buenos músicos en la banda. Dos minutos más tarde, tenemos nuevos fans. De los cuales, la mayoría son hombres y de ellos, más de la mitad lo son por Celeste.

Completamente seguro de que varios se arrepintieron al saber que su novio era el baterista.

Termina nuestra presentación y nos sentamos a charlar un rato.

-Sabías tocar guitarra, Julio -bromea Merrian.

-Un poco -reconozco -, pero el pro es A.J. El bajista.

-Algo -dice él-. Es interesante el bajo.

-Su flaca dice que no bajista, sino bajinista.

Aún en la soledad - Antes De Las nueve IIOnde histórias criam vida. Descubra agora