JHONNY

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Bueno, no creas que me olvidé de tí. Ha llegado la hora de rebobinar un poco.

Durante la transición de primaria a secundaria, padre decidió que debía tener la experiencia de una academia de música. Y allí acudiría durante las vacaciones.

Madre casi sufre un infarto al saberlo.

-¿Una academia? Pero si avanza bien con las clases particulares. En una academia no avanzará igual, habrán varios chicos por aula.

-No es lo mismo, Mayra. Rodearse de chicos de su edad con la misma afición lo ayudará a socializar.

De ésta manera inicié un estudio más serio del instrumento.

El maestro Grau era una eminencia en guitarra nacional e impartía sus enseñanzas todos los días: había fundado una academia en un barrio exclusivo de Lima. Padre se comunicó con él por teléfono y quedamos en que primero me escucharía, para saber en qué nivel me encontraba.

Cuando me escuchó tocar, dijo que veía que yo tenía futuro.

-Pero, aún falta un poco. Éste horario te irá bien, con los alumnos intermedios -dijo, entregándonos una ficha para ser llenada.

Tuve mi primer día de clases allí en enero. Recuerdo que era un día tres, y mi papá me llevó personalmente hasta la academia.

-A lo mejor conoces otros chicos y forman una pequeña orquesta: sería bien divertido.

En éso mi padre casi falla. Los alumnos de intermedio distaban de tener mi edad: eran adultos o chicos ya mayores.

Sin prestar atención a nadie, encontré un buen lugar cerca al pizarrón que dominaba la estancia.

-Afinen sus guitarras, señores -dijo el maestro Grau de muy buen talante-: hoy vamos a estudiar...

Y en ése preciso instante la puerta del salón se abrió de golpe. En el marco de la misma se recortaba la silueta de una niña de cabello castaño liso, ojos color caramelo y muy linda. O al menos a mi me lo pareció.

-Buenos días, maestro. ¿Puedo pasar?

- Pues ya estas adentro -le dijo, y luego la regañó suavemente-. Otra vez tarde. ¿Ya tienes terminada la Gran Jota?

Ella puso cara de circunstancias.

-La verdad no, maestro. Es que estuve tocando y me di cuenta que podía hacer una versión de Careless Whisper en guitarra. ¿No quiere oírla? Está en fingerstyle...

-Ah, fingerstyle: esas gringuerías. Parece que les pesara la lengua para decir guitarra clásica o solista. A ver, pues.

La escuché tocar algo alelado. Era bastante buena, tal vez más que yo. Pero no le hablé ni a ella ni a nadie.

Así pasé mi primera clase, y supe que de todos el menor era yo once años. La niña tenía trece años.

-Para la próxima semana todos -hizo énfasis en el "todos" mirando a la niña- me traen la Gran Jota ya terminada.

Mi ciclo era de tres veces por semana, así que en poco tiempo ya era bastante conocido en la academia. Me hice amigo del señor Genaro, que estaba en mi grupo y recién se había interesado por la guitarra al fallecer su esposa. También me juntaba con Guido, que era un muchacho que tocaba en su iglesia y estudiaba canto en la universidad.

Sin embargo, la niña guitarrista y su estilo de tocar no se me salían de la mente, y ni siquiera sabía su nombre. No era que me hubiera olvidado de Katherine Dios: ella lo era todo para mi, pero andaba por provincia, o eso supuse: además solo éramos amigos.

Aún en la soledad - Antes De Las nueve IIOù les histoires vivent. Découvrez maintenant