CONCIERTOS INCIERTOS

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-Entonces, ¿así nomás?

Mientras terminaba de escribir la columna de opinión, Alex iba criticando la corrección de estilo de su director de prensa.

-Más que nada es por un tema de espacio -dijo él, acortando una frase más-. Pero alégrate, según escuché van a adquirir un circuito cerrado de televisión, lo que quiere decir que el próximo año todo será por TV.

-¿En serio? Eso es genial. Entonces ahora se transmitirá en vivo.

-De acuerdo a lo que me dijeron, se abrirá un pequeño espacio todos los días y una hora los fines de semana: pero supongo que eso significa más chamba.

Desde la ausencia de Cirse y Jonathan, se había quedado de golpe sin redactores. Sin embargo la rectoría le había asignado un redactor "de oficio": el chileno Millones. Con Stephanie Clark y Katherine Dios se había completado el equipo.

-Quedas a cargo, Millones -le dijo A.J. al chileno-. Voy a comer algo.

-De acuerdo, A.J.

-Espera, yo tampoco comí nada. Voy contigo.

A esa hora de la tarde el Vaxi está técnicamente desierto: todos los talleres de actividades extracurriculares se desarrollan una vez por semana, y el de prensa tiene lugar los días jueves. Algo que es necesario aclarar es la vida de quienes están becados, los que tienen que participar de los talleres como una forma de retribuir lo que el estado hace por ellos. Cinthya está en el taller de teatro, que se dicta los días lunes; Katherine participa del taller de ciencias, los martes; Julio integra el conjunto de música andina (el de música de la costa cerró por falta de alumnado, principalmente porque quien estaba dirigiéndolo era el mismo rector Carranza y pues nadie lo soporta), los días jueves; y Jhonny, que no tenía obligación para participar al ser alumno regular, se había integrado al taller de orquesta (tocaba el oboe) los días jueves: ése era el principal motivo por el cual sus mejores amigo no podían ayudarle con el diario estudiantil.

Mientras se dirigían a la cafetería, iban enumerando los pendientes que faltaban para cerrar la edición.

-Con eso tenemos -comentó A.J., empezando a dar cuenta de su ración de lomo saltado.

-Pues entonces ya podemos descansar.

-Nones -dijo A.J.-: debemos volver para cuadrar la edición y entonces nos podremos ir -luego miró el plato de Alex, donde ella minuciosamente había echado a un lado las cebollas-. ¿Separas las cebollas? Ya pareces Jhonny.

-Ah, es que no me gustan así como las hacen aquí -se rió.

Poco a poco empezaron a conversar de varias cosas: qué pensaban hacer cuando salieran del Vaxi y cosas como esas. Luego hablaron de su propias vidas.

-Entonces tienes un hermano pequeño.

-Sí, Fabián. Y mi hermana Antonella.

-Nosotros también éramos tres. Mi hermano mayor, Diego; mi hermana mayor, Valkyria, y yo: Alex.

A.J. le dio un sorbo a su café, el cual le servía de sobremesa.

-¿Por qué dices "éramos"?

-Ah, porque Diego falleció: se suicidó.

Él hizo un esfuerzo enorme por no escupir su café.

-¿Estás hablando en serio? -preguntó.

-Sí, por supuesto. Seguro te preguntas cómo puedo decir algo así, como si fuera tan natural. Es que al principio me afectaba, pero luego me di cuenta que tenía que hablar de ello con naturalidad o la muerte de mi hermano me perseguiría quién sabe cuánto tiempo. Ya de eso casi dos años.

-Comprendo -dijo, y luego miró su reloj-. Ya es hora de volver, tenemos que hacer el cierre.

Una hora después, ya se encontraban en la calle. Luego de despedirse de Stephanie y de Millones, se dirigieron hasta el paradero.

-Casi siempre te había visto en patines, pero por lo que veo eres alta así de naturaleza. ¿Cuánto mides, Alex?

Ella hizo como si se estuviera midiendo con la mano, tocándose la coronilla:

-La última vez que me medí, que fue hace dos años, medía 1.73 mt.

-Eso te hace dos centímetros más alta que yo: me parece injusto.

-Entonces de cariño te diré "enano". ¿Te parece bien?

Llegaron tras un viaje de menos de una hora. Luego de dejarla en su casa, A.J. fue hasta la suya: aún había que cumplir la misión de Isabella y no habían avanzado nada.

Subió hasta su cuarto y encontró a la fantasma mirando por la ventana.

-Ni una palabra acerca de Alex, que sólo es una amiga.

-No iba a decir nada, A.J. Aunque la chica me cae bien, mucho mejor que Alina. Por cierto, ¿cuándo piensas cambiarla por Olinda?

Finjo no ignorarla mientras recuerdo el tema de los recitales de ensambles: según la aplicación desarrollada para los recitales de ensambles, MOC seguía llevando la delantera.

Tampoco es que el Cuarteto Homicida estuviera al fondo: se habían asentado en un nada despreciable cuarto lugar.

Lo único malo es que del tercer lugar los separaban diez puntos porcentuales.

.

-Las encuestas son tonteras -iba diciendo Kat, mientras pulía su guitarra - somos los mejores. Además, la mayoría votan por la belleza de Trujillo.

Era viernes, último día de la semana y día de recitales. Entre los grupos que participaban ése día se encontraba el Cuarteto Homicida.

A.J. se encogió de hombros.

-Es que para él mejor está la paraguaya -dijo Julio.

Kat miró con complicidad al interpelado.

-Vaya, justo que te das un tiempo con la loca y ya le estas tirando maicito a Gonzales. ¿Todos los hombres son así?

-Dejen de hablar tonterías -intervino Jhonny -. Hoy les dejamos la valla bien alta a todos.

Salvo por el hecho de haber tirado un micrófono para cuerdas al momento de sentarse, A.J. y su grupo lo hicieron bien.

-Esto hay que celebrarlo. Vamos a Coma y Punto: Jhonny invita -comentó Julio alegremente.

Cuando los cuatro amigos llegaron, pidieron cuatro porciones de arroz con leche y mazamorra morada.

-Definitivamente he comido mejores -se quejó Julio-: le urge un repostero a ésta chingana.

-Sé que te dí el día libre por el recital, chino -le dijo Cinthya-, pero igual te quedas para ayudarme a cerrar.

-Oye, A.J. -preguntó Kat - ¿como está Cirse?

-Tranquila. Dice que ha reflexionado mucho. Si se porta bien, le reducirán la condena de doce a seis años.

-Es mucho igual.

-Sí, pero seguro que lo logra. Ya ni se droga, además.

-¿Se drogaba? -preguntó Julio.

-Y según Carranza soy yo quien vive en la luna.

Los cuatro se ríen, un tanto ruidosamente.

-Se ve que Alina está furiosa, sabandija. Ni siquiera vino a vernos tocar -dice Jhonny.

-Eso me extraña. Cuando le dije para darnos un tiempo, me dijo que iría a verme tocar siempre.

-"Siempre" es un periodo de tiempo que quiere decir una semana, sabandija.

-Llámala, de seguro se amistan.

A.J. saca su celular. Marca el número de Alina y se coloca el aparato en el oído.

Palidece ligeramente. Luego cierra el equipo.

-No contestó? -pregunta Jhonny.

-Hubiera sido mejor -suspira él.

Aún en la soledad - Antes De Las nueve IIWhere stories live. Discover now