JHONNY

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Hola:

He vivido las semanas más tristes de toda mi vida: mi amiga Celeste falleció.

Era una persona que valía realmente la pena, bien amable y cariñosa.

Pero la verdad no esperaba que le pasara esto. Más aún a poco de cumplir sus dieciocho años.

A poco de sucedido me enteré de algunas cosas, y eso tal vez es lo malo de estar siempre enterado, con una familia que solía comprar tres diarios distintos, conocer a la familia de mi amiga, tener acceso a información de buenas fuentes...

El padre de mi difunta amiga se ha recluido en su hacienda de Trujillo en la cual reside su hermana menor, completamente alejado de sus negocios y su residencia en Lima. Han comentado que quizá venda sus negocios y se jubile. Lo sé porque mi padre solicitó los datos más relevantes para adquirir parte de las acciones de su corporación.

Alonso, quien nunca fue santo de mi devoción, se quitó la vida en su celda apenas cumplidas veinticuatro horas de su internamiento en la prisión del estado. Los noticieros le dieron una escueta cobertura, unos diciendo que se mató por remordimiento, otros porque nadie creía que verdaderamente era inocente. Había sido condenado a cadena perpetua.

Una de las amigas más cercanas de Celeste, María Fernanda, fue pieza clave para condenar a Alonso. Una vez repuesta de la cobarde agresión por parte de éste ultimo con arma de fuego, lo acusó de amenazar de muerte a mi amigo Esteban. El juez dictó cadena perpetua contra Alonso por homicidio en primer grado, entorpecimiento de investigaciones policiales y amenaza de muerte creíble. Ella, por su parte, fue enviada a Francia en viaje de estudios por su familia, y también para continuar con su tratamiento para volver a caminar.

Brüno quedó profundamente afectado por todo, por lo que no asistió a la misa de ella ni al entierro. Se mudó a España, para continuar con su carrera de torero.

En cuanto a nosotros (mis amigos y yo) no estamos mejor. Esteban ha viajado a Moquegua para tratar de superar su pérdida (me siento un poco culpable, porque ni siquiera lo llamé para saber como le va), su hermana Cinthya ha vuelto a trabajar, pero ya no es tan alegre como antes.

Stephanie Clark ha vuelto a hacer su vida normal, luego de un affaire con Julio. Mitsuishi se marchó sin decirme absolutamente nada. Por Julio supe que se había regresado a Japón, y estuve a punto de ir tras ella: afortunadamente sólo quedó en un proyecto.

Steven fue aceptado en la escuela de oficiales de la policía. Entre tanta gente espero que no se sienta solo: el quería mucho a Celeste y su muerte lo golpeó muy fuerte.

A pesar de estar al otro lado del mundo, a Jonathan Clark su hermana le dejó un mensaje en inbox el mismo día de la desaparición de Celeste, para que tuviera la información no bien llegara a su destino.

De nuestro grupo original ya no queda nada, prácticamente. Sólo nos quedamos A.J., Julio, Katherine (a quien he dado una tregua) y yo.

Tal vez de no ser por Caricia, Olinda y Merrian, que nos hacen compañía, también estaríamos deprimidos.

Es todo tan inexplicable, y es tan difícil de asimilar. Creo que, cuando se es muy joven, nadie te prepara para sufrir una gran pérdida.

Retomo entonces mis memorias que espero y te agraden (y no te pongas celosa, es broma ya sabes).

Era un lunes, lo recuerdo muy bien. Ya habíamos tenido un par de problemillas, pero nada realmente serio. Por supuesto, me refiero a Kat y tu seguro servidor.

No era nada grave, pero ocurre que a veces olvidaba algunas cosas. Bueno, se supone que teníamos la linda tradición de enviarnos cartas, al menos una vez al mes. Ella cumplía puntual, yo era el del problema.

-¿Qué haces rayando esa hoja de cuaderno, sabandija? -me preguntó Julio una vez.

No tuve más remedio que decirle que me había olvidado la carta para Kat. Eso se repetiría muchas veces con una variante: ya no hacía toda la pregunta, se quedaba en la cuarta palabra y cerraba con un elocuente "aaaahhh".

Me encontraba en casa en ése preciso instante, revisando un catálogo de guitarras. No eran de gama alta: en realidad eran guitarras en serie, pero muy buenas. Tal vez adquiriera una para sacarla cuando la necesitara. En ése momento tenía cuatro guitarras: mi eléctrica y mi acústica, ambas de Estados Unidos, una guitarra de estudio y mi buena Florencia.

Se me había ocurrido comprar una guitarra nueva para Kat, para que se le pasara el enojo de mis olvidos, pero mi papá me hizo ver que eso sería muy tonto.

-Las cosas no se arreglan con dinero, Jhonny. Pueden ser tu medio, pero nunca tu fin.

Creo que entendí lo que me quiso decir, por eso le compre un set de cuerdas nuevo que vi en una tienda: eran cuerdas de colores, nunca las había visto y me pareció que a Kat le gustarían.

Por eso, volviendo a ese lunes, no me esperaba algo así. Estábamos tomando nuestro refrigerio mientras veíamos a Julio lucirse en el fútbol, cuando me soltó:

-Jhonny, esto no funciona.

Justo estaba sacando el paquete de cuerdas: nunca supe por qué, lo devolví a mi bolsillo.

-¿A qué te refieres?

-A que no le pones empeño -se quejó-. Tampoco no es que yo haga de todo, pero al menos procuro darte tu lugar. Hasta creo que le das más importancia a Julio.

Y éste es, tal vez, mi principal defecto: me enojo muy fácilmente. Estaba enfadado, así que le dije:

-Cuál es tu plan, entonces.

Pareció medio arrepentida. Luego tomó aire y empezó:

-Debemos darnos un tiempo. Es decir, para pensar las cosas. Tal vez lo nuestro no es tan fuerte, o necesitamos conocer más gente. No es que vayamos a terminar, es que...

Me levanté de golpe y la interrumpí:

-No digas más. ¿Quieres tiempo? Te lo daré. Cuando estés segura de sea lo que sea lo que sientas por mí, me buscas. Por mi parte no me interesa conocer a nadie más, así que espero que pienses igual.

Creo que me quiso decir algo, pero no me quedé a escucharla. Me fui al salón, y no volvería a dirigirle la palabra...

...hasta el día en que Marlon (un compañero del salón) hiciera una fiesta. Pero de eso te hablaré otro día.

Aún en la soledad - Antes De Las nueve IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora