A.J.

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El día del último recital se acercaba y los ensambles ya estaban a punto.

Esa noche tuve que recapitular un poco en lo que respectaba a la misión. Solía visitar a Cirse constantemente, o por lo menos la mayor cantidad de veces que podía; pero era inútil. Sólo me contó que extrañaba al Gringo, pero nada más (igual me pareció que me quería contar algo, pero se contuvo). Tal vez debamos exorcizarla, pero no sé cómo se hace eso: le pediré consejo a las locas; de seguro saben como.

-A que no adivinas -me dijo una apesadumbrada Isabella, mientras volvía del comedor.

-¿Qué pasó? ¿Ahora los fantasmas pagarán impuestos?

Hizo una mueca como quien no está para bromas.

-Pues a lo que ya sabemos, encima me he enterado que Días de criminalidad tendrá tres temporadas más.

Era la serie favorita de la fantasma, un programa donde abundaban los clichés acerca de casos policiales.

-Eso es bueno.

-No sabes nada, A.J. Eso significa que la serie terminará la noche buena del próximo año, después de las diez de la noche. No podré verla.

-Bueno, cuando reencarnes no olvides verla en internet.

-Cuando reencarne, me van a mandar tremendos spoilers.

Decido que antes de dormir colocaré en mi mochila las separatas que Jhonny me había dado a guardar, y así se lo hice saber a mi roomie.

-Ah, a ese.

-No te cae. Y antes creí que te habías enamorado de él.

-Yo? No después de ver como la basureó a Caricia.

Jhonny no perdía oportunidad alguna para demostrarle a la boricua de que seguía enojado con ella. Si se cruzaban, él fingía no verla; si ella se acercaba a donde estaba él, se retiraba sin despedirse. Y así por el estilo.

Recuerdo que, ése día en la mañana, Alina había tratado de acercarse nuevamente. La esquivé con elegancia, pero al final supe qué se traía entre manos.

-Yo sé qué -me dijo Julio -. Me lo comentó Cinthya ayer.

-¿Y qué es?

-Consiguió trabajo como profesora de Ballet en Piura. Está tramitando su licencia, fácil que se quita en los próximos días.

-Ah, manya. ¿Y se lo iba a decir a A.J.? -preguntó Jhonny.

-Quería apelar a su buen corazón. Nadie se puede resistir a una última partida de damas chinas, más aún teniendo en cuenta que difícilmente se volverán a ver.

-Según. Yo sí me puedo resistir -dije

-¿Ya estás jugando con la chata?

Era la forma como Julio se refería a Olinda. La verdad no le molestaba a ella, más aun cuando le conté que Julio suele usar sobrenombres con las personas que le caen bien.

-Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

-Entonces, ¿me cedes la última partida de damas chinas? -preguntó Julio.

Los tres se rieron, un tanto ruidosamente.

-Oye -abordó Jhonny a Julio -, y tú como estabas conversando con Cinthya? Si son como el agua y el aceite.

-El aburrimiento hace cosas increíbles. Nada, la verdad es que estaba en Coma y Punto y tanto Cinthya como Alina se fueron a sentar a mi mesa.

-Pero si Alina se fue mal de Coma y punto -dije.

Aún en la soledad - Antes De Las nueve IIWhere stories live. Discover now