2.Ari

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Me despierto a las 11:24 y miro el reloj, quedaban seis minutos para mi alarma.
No me despierto usualmente temprano porque no hay muchas tareas que hacer a las afueras.
Soy una E.V.A, un "engendro vallado a las afueras", aunque nosotros preferimos pensar que las siglas significan "estudiantes de los valores absolutos", debido a que solo aquellas personas que se encuentran aquí son capaces de aprender y profundizar verbalmente en sus propias emociones.
Todo inició para mí cuando, con 10 años, una mañana como cualquier otra, una vez más oí discutir a mis padres.
-Te prometo que no ha sido mi intención cariño-. Dijo mi madre mientras intentaba recoger del suelo los pedacitos de la taza favorita de mi padre.
-Y un cuerno, Amelia, lo has hecho sólo para hacerme enfadar.- contestó mi padre mientras que cogía de los pelos a mi madre y la levantaba violentamente.
Oí a mi madre gritar, mientras mi "padre" le propinaba una paliza, hoy por una taza, mañana quizás por una tostada demasiado hecha, aunque no importaba la causa, él sólo buscaba excusas para pegarla.
Al verme en la esquina mi padre me lanzó una sonrisa fingida y me preguntó. -¿Querías algo cariño?-.
-Mamá, ¿estás bien?-pregunté desde la puerta.
Mi padre observó a mi madre, como si con la mirada le advirtiera de que no dijera nada si no quisiera que todo se volviera peor, ¿peor?, mi madre ya vivía el mismísimo infierno en su propia casa.
-No te preocupes, Ari- mi madre intento sonreírme mientras se empezaba a hinchar su mejilla por la bofetada que le propinó mi padre poco antes de que me vieran en la puerta.
Me fui a mi cuarto, y un rato después fui al baño, donde mi madre se curaba las heridas y se ponía maquillaje para tapar las marcas.
-Mamá, odio a papá.- solté, sin ser consciente de lo mucho que cambiarían mi vida esas palabras, sin ser consciente de que quedarían grabadas en mi piel, dejándome marca de por vida. Eran las 10:31, y ahí empezó el gran cambio en mi vida.
Mi madre me miró asustada, me abrazó, y corriendo me llevó a mi habitación, fue de un lado a otro de la casa, metiendo comida y ropa en una mochila. Las 10:32.
-Corazón, van a llevarte lejos unos días, prométeme que tendrás cuidado a donde te lleven e intentarás no hablar con nadie.-dijo mi madre entregándome la mochila mientras escuchaba una sirena de fondo.
-Lo prometo.- dije mientras llamaban al timbre y un señor vestido de negro me hizo seguirle hasta un coche rojo. 10:33.
Volví la vista atrás hacia mi madre, y vi a mi padre mirándola con asco, seguramente acusándola de que me estuvieran llevando lejos.
Mi madre lanzó un beso al aire y el coche arrancó. Y así fue como llegué aquí, la primera vez.

Palabras hacia el EdénWhere stories live. Discover now