Érase una vez que me enamoraba...
Y aunque estaba cerrado al amor, encontré algo real.
Al principio pensé que era una constelación...
Hice un mapa de sus estrellas y, luego tuve una revelación:
Ella es tan hermosa como interminable.
En sus ojos de...
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DYLAN POV's.
-¡Dylan! Qué bueno que vinieras –me dijo mi abuelo dándome un abrazo-. Pasa, pasa... cuéntame, ¿qué sucede?
Comencé a reír mientras me sentaba en el sofá junto a él- Abuelo, ¿no crees que solo vengo a ver cómo estás?
-Mira, hijo... te conozco mejor que a nadie, sé que cuando vienes, estás confundido, triste, o vienes a buscar esas gomitas que tanto te gustan –me dijo-. Y veo que tienes gomitas en tus bolsillos, así que, dudo que sea por eso que vienes.
Suspiré-. De acuerdo, me descubriste... vengo porque... estoy algo enfermo, y como tú fuiste doctor, quizás me puedas ayudar.
-¿Qué te sucede?
-Bueno, todo empezó esta mañana... me sentía algo ansioso, luego, me dolía el estómago, y... hace un rato tenía ganas de vomitar –le conté-. ¿Qué crees que sea?
-Mmm, a ver, déjame observar tu abdomen –me dijo y me apretó un poco-. ¿Te duele?
Negué-. No, ahora no me duele. De hecho, estoy bien... me siento como... feliz, no sé. Pero, es horrible.
Mi abuelo se rió-. Escucha, Dylan... ¿Con quienes estuviste cuando eso te sucedió?
-Bueno, primero me encontré con esa loca de Hannah Presley, luego estuvimos con ella, Lenna y Xian, y, finalmente con Taylor Gallagher y con Hannah...
Mi abuelo me dio una sonrisa-. Quisiera conocerla.
-¿Por qué? –le pregunté. Yo sabía que se refería a Hannah.
-Porque logró algo que nadie nunca había hecho.
-¿A qué te refieres?
-Volverte loco –se burló de mí.
-¡Abuelo! –le reclamé.
-Escucha, hijo... hay personas con pintura común, otras satinada, otras brillante... pero de vez en cuando, ves a una de ellas, resplandeciente, y, cuando la ves... nada se le compara.
-¿Bromeas? Solamente es necia y caprichosa, y cree que puede hacer que todos sean felices con tan poco...
-Tienes suerte, no muchos tienen el privilegio de tener una amiga así.
-Pues qué suerte la mía –le dije sarcásticamente-. Ella está todo el día tratando de hacer que me ría, es exasperante.
-Dylan, ya deja tus prejuicios de lado, sabes exactamente lo que está pasando contigo, solo que no quieres admitirlo.
Me quedé en silencio unos segundos, no comprendía lo que quería decirme.
-Estabas ansioso, luego nervioso, y después sentías mariposas en tu estómago –me dijo burlándose-. Estás todo menos enfermo.
