Érase una vez que me enamoraba...
Y aunque estaba cerrado al amor, encontré algo real.
Al principio pensé que era una constelación...
Hice un mapa de sus estrellas y, luego tuve una revelación:
Ella es tan hermosa como interminable.
En sus ojos de...
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-Es un hermoso nombre, Mac –le dije, y ella me entregó la sonrisa más hermosa que vi en mi vida.
-Gracias, pero ya en serio, ¿cuál es el tuyo?
Bufé-. De acuerdo, me llamo Charlie.
Ella me sonrió.
-Así que, cuéntame... ¿de dónde eres?
-Los Ángeles, vivo en Beverly Hills. Mis padres y mis hermanos trabajan allí...
-Fascinante, ¿cuántos hermanos tienes? Yo tengo uno –le comenté.
-Qué lindo, nosotros somos cuatro. Mi hermano Thiago, luego sigue Drew, estoy yo, y la más pequeña, mi hermana Emma.
-Eso es genial, ¿y cuántos años tienen? ¿Tienen mucha diferencia de edad contigo? –le pregunté. Quería saber sobre mis futuros cuñados.
-Mmmm, Thiago ahora tiene veintisiete, ya hasta está casado y esperando un bebé con su esposa, Sophie. Mi hermano Drew tiene veinticinco, él viaja por doquier, no sé mucho de su vida amorosa –rió-. Y mi hermana Emma ya tiene veintidós, está de novia con un chico llamado Matt, estudian en la misma universidad.
-¿Qué hay de ti?
-Yo tengo veintitrés –me sonrió-. ¿Y tú?
-Veinticuatro, y no puedo creer que estuve tranquilo sin conocerte durante todos esos años.
Ella se rió-. Eres todo un adulador.
-No te resistas, Mac, terminaremos juntos. Tengo una corazonada...
Negó lentamente-. Eres un tonto.
-Piénsalo, si me aceptas, puedo ser tu tonto.
Ella se rió.
-¿Ya nos vamos, tío Charlie? -¿a qué hora había llegado Hannah?
-Terroncito –me asusté-. Eh, sí. Te presento a mi futura esposa, Mackenzie Marshall.
-Hola –Mac rió-. Soy una amiga.
-Oh –me hice el dolido-. Justo en la friendzone...
-Hola Mac, soy Hannah –mi sobrina le dio una de sus dulces sonrisas-. Es un gusto.
-Igualmente, Hannah –Mac le sonrió, pero se detuvo cuando su celular comenzó a sonar-. Bueno, ya debo irme. Me alegra haberte conocido, Hannah. Espero verte de nuevo. Y, tú –me miró-. Gracias por los cumplidos. Pero debo irme...
-Okay...
-Adiós –me dio una sonrisa.
-¡No decimos adiós! –le grité y toda la gente nos miró.
Ella se acercó a mí algo asustada-. No grites, Charlie...
-Bueno –susurré cerca de ella-. Pero no decimos adiós –cité a mi hermano-. Adiós es cuando te despides, y yo no me quiero despedir, porque eso implicaría que no te vería más. Y quiero volver a verte. Así que, hasta pronto.