Érase una vez que me enamoraba...
Y aunque estaba cerrado al amor, encontré algo real.
Al principio pensé que era una constelación...
Hice un mapa de sus estrellas y, luego tuve una revelación:
Ella es tan hermosa como interminable.
En sus ojos de...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
-No sé. Él es el más extraño, no pienso en él como novio, ni tampoco es que me gustaría que algo pasara, o sea, nada que ver -dios, mi amiga era una fresa-. Pero, a veces me gustaría pasar más tiempo con él, porque, aunque se ve serio, es muy divertido. Tiene insultos creativos, y es buena onda.
-Mmmm, no sé amiga... he leído suficientes historias de Wattpad como para saber cómo terminará esto –le dije.
-Lenna –me regañó.
-Es la verdad, Hannah. Deberías decidirte, no vaya a ser que alguno salga lastimado.
-Yo no podría hacer eso –me dijo con una mueca-. Lo solucionaré, lo prometo.
-Okay... si tú lo dices...
El timbre sonó indicando que debíamos ir a nuestra última clase.
HANNAH POV's.
Saliendo de la escuela, me puse a pensar en todo lo que había pasado en los últimos días. Y esos tres idiotas volvieron a mi mente. Debía controlarme, no todo en la vida es chicos. Además, a mí me gustaba Xian, no podía permitirme pensar en otros dos chicos.
Al llegar a mi casa, y cambiarme, subí de estado "¿quién me invita a hacer algo hoy?"
No tenía ninguna tarea, y si no organizaba algo, me aburriría.
Pronto me llegó un mensaje de mi madre, ella respondió: te invito a que salgas de tu maldito cuarto y compartas con tu familia, vagabunda.
Chispas...
Bajé a ver qué quería.
-Menos mal que bajas, Hannah –mi madre me regañó-. Tu tío quiere salir a comer algo, pero nadie puede acompañarlo...
-¿Quieres ir conmigo, terroncito? –me preguntó él.
-¡Claro, tío Charlie! Vamos.
-De acuerdo, volveremos más tarde, familia.
-Adiós –les grité.
-Hannah –mi padre salió de la cocina poniendo sus manos en su cintura, ¿tenía puesto un delantal?-. Te he dicho que no decimos adiós, decimos, hasta pronto.
-Lo lamento papá –me reí-. Hasta pronto.
-Hasta pronto, hija.
Nos fuimos de la casa. Una vez en el auto, mi tío habló:
-¿Por qué te regañó? –se rió.
-Es que, él cree que si decimos adiós, nos estamos despidiendo para siempre, en cambio, si dices hasta luego, o hasta pronto, estás, de alguna manera, asegurándole que volverás... no lo culpes.
-Bueno, tiene razón si lo piensas bien.
Asentí, quería seguir hablando con mi tío, pero, esos tres idiotas no me dejaban tranquila.