viii. Derecho y deber

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CAPÍTULO OCHO: DERECHO Y DEBER

CAPÍTULO OCHO: DERECHO Y DEBER

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CUANDO ME DESPIERTO, Thyra no está a mi lado

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CUANDO ME DESPIERTO, Thyra no está a mi lado. La cabeza me está matando, y maldigo inmediatamente la luz que entra por las ventanas.

Entierro la cara en la almohada, y me toco las sienes, mareándome. Era obvio que, bebiendo a este ritmo, iba a ser cuestión de tiempo el levantarme con una resaca como esta.

Tardo bastante tiempo en poder abrir los ojos y lidiar con la claridad. Cuando lo hago, recuerdo lo que pasó la noche anterior en el lago.

Los besos que Thyra y yo compartimos.

Todo lo que pasó después no lo recuerdo, y la boda y la fiesta están también borrosas, todo un lío nebuloso producido por el alcohol. Pero recuerdo con claridad todo lo que pasó en el agua, y por un momento me entra el pánico al darme cuenta de nuevo de que Thyra no está a mi lado.

Sin embargo, en la mesita hay un reloj que pone que son la una de la tarde, y me doy cuenta de que, simplemente, es posible que se haya levantado hace tiempo.

Suspiro, y cuando soy capaz de ponerme de pie y caminar, voy al baño. Recuerdo levantarme a vomitar en medio de la noche cuando veo el retrete. Decido que no puedo esperar más para ducharme.

Cuando acabo de vestirme con unos vaqueros dados de sí y una camiseta blanca, salgo a la cocina. Necesito café y una aspirina. O dos. Doble de todo suena bien.

Samuel está en la mesa, comiéndose una ensalada, y levanta las cejas en mi dirección cuando ve que lo primero que agarro es la cafetera.

—¿Noche dura?

Asiento, y él respeta lo mucho que me duele la cabeza, no diciendo nada más.

No es hasta que me he tragado el café y una pastilla del ibuprofeno con más dosis que puedo hablar.

—¿Dónde está Thyra? —le pregunto.

Me sirvo un vaso de agua.

—Ha salido a dar un paseo, pero no creo que tarde mucho en volver.

A STORM LIKE HER ━ Gale HawthorneWhere stories live. Discover now