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Mis lágrimas no cesaban, lloraba en el pecho de Minho como si no hubiera un mañana, tenía miedo de despertar de esta sueño, siento que en realidad no lo tengo pero veo la realidad y me sonríe con esa sonrisa que tanto me encanta, el perfume que siempre usa inunda mis fosas nasales calmandome un poco, Minho está aquí, me está abrazando mientras me dice que todo estará bien, que nosotros estaremos bien. De todas formas eso no quita el miedo que nace en mi, no quiero perderlo.

Cuando logre calmarme lo mire a los ojos, esto es real, y no es un sueño. Minho está aquí, a mi lado.

— Dime qué no estoy soñando, por favor — solloze.

Me unio más a él reconfortandome mientras acariciaba lentamente mi cabello.

— Preciosa claro que no estás soñando, esto es real.

Beso mi cien y luego mi mejilla.

— Yo te amo, se que es muy pronto para decirlo pero así lo siento.

Volví a acurrucarme en su brazos que me estaban brindando calor.

Mis ojos comenzaban a cerrarse y a toda costa lo quería evitar porque nadie me quita de la cabeza que estoy soñando.

Sentí unos brazos levantarme y subir las escaleras de que daban directo a su habitación, me dejó en la cama para el acostarse a mi lado y abrazarme por la espalda, quedando así abrazados mientras dormíamos.

(...)

Nuestras manos estaban entrelazadas mientras caminábamos por el parque de diversiones que hace pocos minutos habíamos llegado. Paramos en uno de los puestos donde venden churros y algodón de azúcar. Disfrutamos de la comida y la compañía del otro seguimos caminando hacia otros juegos.

La montaña rusa me encantaba y quería subir allí pero sabía que Minho tiene una fobia a las alturas y omití ir al lugar.

Llegamos a un juego donde lanzas dardos para reventar los globos y ganarte un peluche de los que había en el mostrador.

Minho me sonrió y pago por el juego, ansiaba por que ganará el dichoso peluche de osito panda con unos ojitos grandes de color azul. Lo sé muy raro pero a la vez muy tierno. 

Deje a Minho un momento para contestar una llamada que era de mi madre.

Me quedé paralizada por la noticia, mi padre estaba aquí para hablar conmigo y llegar a un acuerdo lo cual me negare porque sus acuerdos son demasiados cerrados, solo piensa en él y no en las personas que lo rodean.

Unos brazos aparecieron detrás de mi con el peluche ganado, una sonrisa apareció en mi rostro al verlo tan contento por haber ganado el juego, no quería que esa sonrisa desapareciera de su rostro, no quería atormentarlo con mis problemas.

Seguramente mi padre ya estaría en casa esperándome.

Caminamos despacio directo a mi casa, sabía que Minho quisiera quedarse pero si mi padre estaría en mi departamento no sería posible que Minho se quedará.

Una vez frente a la puerta de mi casa pare jalando su brazo y dejándolo totalmente atónito.

— ¿Sucede algo? — su preocupación era inmensa lo podría sentir.

— Mi padre debe estar en casa — afirme — no quiero que te conozca.

— ¿Por qué?

— No quiero separarme de ti.

Era verdad, cuando mi padre viene a buscarme personalmente es para lograr que yo vaya a Francia y me case con uno de los hijos de sus socios y lo que menos quiero es eso.

— Tranquila, no pasará nada. Entremos.

Sabía que pasaría algo, tenía ese mal presentimiento por eso no quería entrar.

Al entrar la luz de la sala estaba prendida, mi padre sentado en uno de los sofás con una taza de café en sus manos.

Bien aquí vamos.

— Buenas noches, Señor Min

Miró a Minho como bicho raro y solo correspondió a la reverencia que había hecho.

No dije nada, solo imite la acción de Minho y me senté frente a mi padre.

Le susurré a Minho que fuera la cocina o a algún lugar de la casa, no quería que mi padre lo trate mal. Una vez que se fue hablé.

— ¿Que haces aquí? — me miró con un semblante serio. Bebió la taza que tenía en sus manos y respondió.

— Vine a buscarte porque necesito algo de ti.

— No — afirme — No haré lo que tú dices.

— Niña insolente, te daré una orden y espero que la obedezcas al pie de la letra.

Apreté mis manos clavando las uñas en mis palmas. Sentía enojo en este momento, no quiero obedecerlo.

— Te casarás con el hijo de los señores Oh — negué con la cabeza. No podía ser, solo le sirvió para esto, unir sus empresas y obtener más dinero.

Pero el ya sabía mi respuesta por eso no me lo pidió por teléfono, me negaría.

— No, no pienso casarme con él Hijo de uno de tus amigos ricos — me miró con furia.

— No es una pregunta, te casarás con su hijo y punto.

— ¿Por qué me pides algo así? Soy tu hija y solo me usas para unir empresas y todo lo demás, tu fuiste el responsable de todo, de mis dolores, de mis decepciones, tu eres el causante de que el hijo de los Choi jugará con mi sentimientos, tú me has más daño de lo que piensas y ahora solo vienes y me pides que me case con ese chico al cual no quiero, porque ni lo conozco.

Mis lágrimas se habían hecho presentes, pero no me importaba sabía que si estaba llorando era por la impotencia que sentía en este momento.

Me miró sin ninguna expresión en su rostro se acercó a la puerta principal con su semblante serio. 

— ¿No te casarás?

— Sabes mi respuesta papá.

— Bien, entonces ahora sí, olvídate de todo lo que te hemos dado, olvídate de que alguna vez tuviste padres, no quiero que llames, no contactes a tu madre. Tu para mí estás muerta, no quiero saber nada de ti, sigue como hasta ahora, olvídate de nosotros que yo ya lo he hecho. Disculpe la molestia Señorita Min Jihu.

— Siempre me dices lo mismo, incluso hasta creo que no soy tu hija biologica.

— Lo eres, pero ahora dejaste de serlo por tu necedad, no nos busques. No quiero saber nada de una hija ingrata.

Salió de la puerta sin decir nada más, caí de rodillas al suelo mientras lloraba.

Ese señor era mi padre, bueno, se hacía llamar mi padre porque nunca recibí un cariño de su parte. Nunca estuvo para mí y ahora lo entiendo, solo era para obtener más dinero.

Hundí mi cabeza en mis rodillas, sentí unos pasos acercarse a mi y rodearme con sus brazos.

Minho me estaba abrazando, y agradecía que no dijera nada. Pero debía buscar un lugar donde vivir, mi padre y su dinero pagaban esta casa y de seguro me lo quitará.

Hundí mi cabeza en el hueco de su cuello sin importarme si lo mojaba un poco con mis lágrimas, solo necesitaba de alguien que me abrazara y me diga que todo estará bien.


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𝑯𝒖𝒈 𝑴𝒆  ; 𝓛𝓮𝓮 𝓜𝓲𝓷𝓱𝓸. Where stories live. Discover now