TE ENCONTRARÉ

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Demeter

Hacía cinco días que no había rastro de mi pequeña. El momento en que la oí gritar se repetía en mi mente para castigarme por desprotegerla.
Lágrimas caían incesantes por mi rostro. La última vez que lloré había sido al ver a mi preciosa hija abrir los ojos por primera vez. Sus pequeñas manos agarrando con delicadeza mi dedo y su sonrisa eran todo lo que yo necesitaba para ser feliz.
Encargué a docenas de niñas que la cuidasen por siempre, ella era mi razón de existir y me dediqué toda su vida a cuidar de ella. A diferencia de Zeus yo nunca descuidé mi labor como madre. Prefería ver a la humanidad desaparecer antes que desatender a mi dulce niña.

La busqué durante días, lloré desconsolada por cada rincón y ordené a todo ser viviente que la buscara pero no hubo resultado. Habría dado hasta mi vida por ella y Persèfone lo sabía por eso era imposible que se hubiera escapado. Levanté cada árbol y sequé hasta el último río esperando encontrarla. Cada día que pasaba me atormentaba más. Si era obra de un humano me encargaría de arrastrar yo misma su alma hasta el inframundo.
También podía haber sido acto de un dios.
Intenté por todos los medios alejarla del Olimpo pero cuando un dios deseaba algo no se daba por vencido.

Me daba igual que el artífice fuera mortal o no. Descargaría toda mi furia sobre quién fuera.

Pensar en ella sola e indefensa me partía el corazón. Su inocencia y belleza llamaban la atención de todos pero nadie se atrevería a ponerle las manos en cima y menos aún sabiendo de lo que era capaz de hacer por mí hija.

Zeus nunca quiso ser su padre, Hera sentía celos por todos los hijos ilegítimos de su esposo y como se hubiera vengado tocándole un solo pelo a Persèfone la arrastraría hasta el Tartaro.

Los días y las noches seguían pasando y mi dolor también, las cosechas empezaban a escasear y las hojas a caer sin control pero ya nada importaba.
El sufrimiento de una madre es peor que los males de Pandora.
Intenté hablar con Zeus pero no me respondió. Hermes me ayudó a buscar, incluso Iris quiso aportar su tiempo pero no daba resultado.

Mi pecho se hundía tras cada suspiro de desesperación. Necesitaba abrazarla y decirle que todo estaba bien y que no volvería a alejarme nunca más pero no podía, ella no estaba conmigo y la idea de no saber su estado me mataba aún más.

¿ Y si estaba siendo torturada ? ¿ Y si algún dios abusaba de ella ? ¿ Y si algún pueblo la ha secuestrado para pedir una gran cosecha a cambio de ella ?

Todas las ideas me provocan agonía, necesitaba a mi pequeña daba y salva siendo feliz junto a mí.
Imaginarla paseando alegre por el bosque me consolaba durante escasos segundos pero después volvía el remordimiento y la angustia.

Si no volvía pronto todos los humanos morirían, sin ella cerca no quería ni pensar en trabajar. Tarde o temprano Zeus me prestaría ayuda pero hasta entonces me quedaría sentada bajo un árbol mientras notaba como mi corazón disminuida al igual que mi esperanza de encontrarla.

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También quiero aprovechar este espacio para daros las gracias. Ya casi van MIL LECTURAS de esta historia y eso es todo obra vuestra porque sois quienes lo hacéis posible así que os agradezco muchísimo que os toméis tiempo para leer todos los desastres que me pasan por la cabeza.

Dicho eso se que el capítulo se quedó corto pero mañana habrá otro narrado por Persèfone y que será bastante más largo.

💋💋



Hades Y Perséfone Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin