Capítulo 5

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Aunque se niega constantemente a aceptarlo, Harry sabe que, en noches como estas, se vuelve vulnerable. La máscara que lleva a diario se esfuma cuando la luna se apodera del cielo sobre él, las estrellas se vuelven borrosas y él, en silencio, culpa a sus lágrimas.

No tiene idea de la hora que indica el reloj, pero sabe que es suficientemente tarde como para dormir un par de horas y despertar con ojeras, ojos hinchados, y deshidratado. Y en este instante no le importa, honestamente, hoy se atreve a no preocuparse por la apariencia que tendrá cuando el sol vuelva a salir, él está cansado de ser fuerte y merece dejar que su corazón se desinfle al menos una vez.

A estas alturas ni siquiera se molesta en limpiar el desastre de lágrimas y mucosidad en su nariz y mejillas. Luce patético, lo sabe, sus labios están agrietados y el borde de sus ojos pican por todas las lágrimas que han tatuado su piel durante esta noche, y quizá su vida entera.

Cuando sus ojos se cierran, él puede sentir todo su alrededor encogerse, como si se encontrase en una caja que reduce su tamaño cada pocos segundos, siente el aire reducirse y su cuerpo ser apretado, el nudo en su garganta parece perforarle, y es esa sensación tan familiar que hace un par de semanas no volvía a él. Con el pasar de las horas, no nota diferencia cuando sus ojos permanecen abiertos.

Aunque pasa la mayor parte de la noche batallando, termina durmiéndose cuando el reloj está a minutos de marcar las cinco de la mañana, con sus ojo irritados y rojos. Cuando despierta, lo hace solo porque Zayn ha entrado a su habitación y le llama por su nombre más veces de las que sabe.

—Se hace tarde —dice el omega cuando Harry finalmente abre sus ojos tanto como la hinchazón le permite—, Kenai está casi listo, tenemos que desayunar, apresúrate.

Harry tarda unos segundos en reaccionar, ni siquiera recuerda exactamente cuál es la razón por la que debe despertarse, pero cae en cuenta cuando escucha la risa de Kenai en algún lugar del departamento. Suspira cerrando los ojos y no quiere, de verdad no tiene un poco de fuerza para levantarse de la cama, pero lo termina haciendo por pura fuerza de voluntad y talla uno de sus ojos mientras camina hacia el baño.

Cuando ve su reflejo en el espejo, le resulta inevitable no hacer una mueca porque, cielos, él en serio tiene los ojos y su nariz hinchada, las mejillas rosas y unas ojeras espantosas debajo de sus ojos. Le desagrada lo que ve, por supuesto, se arrepiente de haber llorado por tanto tiempo y no haber dormido lo suficiente, pero está bien, supone que fue demasiado necesario.

—¡Mami, es tarde! —Escucha chillar a Kenai mientras golpea la puerta dos veces. Harry suspira y abre la llave del lavabo para humedecer su rostro.

—Ya voy —termina diciendo antes de despojarse de todas las prendas.

En la ducha, no se molesta por regular la temperatura del agua, así que ahoga un gemido cuando las gotas heladas caen sobre su espalda provocándole escalofrío. Cuando termina de asearse, su cuerpo tiembla y se siente tan pesado como si el plomo hubiese reemplazado sus huesos en algún momento durante el baño, y le cuesta más de lo que debería salir de allí para secar su cuerpo e ir hasta su habitación. Después de lograrlo, toma de su armario prendas al azar, sin siquiera preocuparse por eliminar las arrugas de las prendas, Harry entra en la cocina con el cansancio dejando su cuerpo con demasiada lentitud.

—Es muy tarde, mami —Se alarma el cachorro. Harry lo ve beber demasiado rápido el jugo en su vaso para luego dejarlo en la mesa y correr hasta el baño para, supone, lavar sus dientes.

Todo pasa tan rápido que Harry ni siquiera se da cuenta de lo enorme que luce su cachorro con el uniforme escolar.

—No tengo hambre —Le dice a Zayn antes de que comience a preparar su sándwich—. Comeré luego.

Amateur ꩜ abo! larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora