Cuando Narcissa y Lucius le piden a Annie que ayude a Draco a encontrar el camino hacia el Señor Oscuro, ella tiene dos opciones: Lograrlo o fallar en el intento.
❝Quise tocar el fondo de tu alma a base de mentiras.
No supe que acabaría tan mal hast...
"La grandeza inspira envidia, la envidia engendra rencor y el rencor genera mentiras." —Lord Voldemort
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Los pies de Draco no pausaron su ritmo ni aun así empujando a la gente por el pasillo. La necesidad de salir de la clase y dejar de mirar a Annie era enorme, sobre todo cuando no sabía qué era lo que le estaba pasando con la chica que había conocido en el tren y que tenía esa ligera sensación de que la había visto anteriormente.
Sintió cómo pequeñas gotas de sudor se formaban en su frente mientras giraba una esquina del castillo y luego otra, rodeando lo enorme que éste era y buscando con esperanza algún lugar tranquilo, donde ni alumno ni profesor lo interrumpiese.
— Eh, Malfoy. Mira por dónde vas. —Escucha una voz, pero Draco no se detiene ni a girarse para soltarle una de sus palabras irónicas.
Eso deja bastante confundido a Ronald Weasley, que había sido empujado y casi tirado por la inercia del golpe que le había propinado Draco en el hombro al pasar.
No tenía ganas de discutir con un sucio traidor de la sangre, así que se dirigió directamente a su destino. Cuando los murmullos de los alumnos pasando de una clase a otra y las miradas confundidas de estos mismos cesaron, significó que ya había llegado a la parte mas pacífica del castillo. Se sentó entonces en un gran arco de piedra y respiró hondo, preguntándose si lo mejor era quedarse a solas con su pensamiento y no enfrentarse a los obstáculos que encontraba en su camino.
Desde que se enteró por boca de su padre que se convertiría en Mortífago a principios de verano del año que viene, enloqueció e incluso le suplicó que intentara remediarlo. Fue una vergüenza para él enterarse por el mismo Lucius que la idea de que él se convirtiese en mortífago no era nada más ni nada menos que una venganza de el Señor Oscuro hacia su padre por no haber tenido ni el más mínimo interés en buscarlo y ayudarlo a tener una forma humana como Peter Pettigrew lo consiguió en el cementerio donde murió Cedric Diggory.
Él no quería ser mortífago, y no sabía cómo explicarlo. Por eso era que se había apropiado de una libreta forrada en cuero para escribir lo que pasaba por su cabeza y no dejar que todos esos sentimientos se quedasen dentro de él y lo enloquecieran del todo.
"2 de Septiembre de 1995.
Me está costando más de lo que creía plasmar las simples y estúpidas palabras que pasan por mi cabeza. Lo único que me pregunto es: ¿Por qué a mí?
Tengo ganas de escapar. De correr. De hecho, estuve a punto de hacerlo hasta que leí en El Profeta lo que le pasó a los Bulstrode por intentar huir de su destino.
Estoy asustado. Y no sé cómo ocultarlo y seguir mi vida siendo el mismo de antes si he perdido las ganas de ser yo. Ya no me siento el mismo y eso que todavía no estoy marcado.
¿Qué será de mí cuando se refleje en mi piel de por vida la marca tenebrosa?"
Annie había comido en el gran comedor junto a Blaise y un par más de Slytherin cuando se dio cuenta de la ausencia de Draco en la mesa. Desde que se había marchado de clase de Defensa contra las Artes Oscuras no lo había vuelto a ver más, y sinceramente, le preocupaba.
